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Crítica de El embarcadero, de los creadores de La casa de papel

El embarcadero
Crítica de El embarcadero, la nueva serie de los creadores de La casa de papel que cuenta con Verónica Sánchez, Irene Arcos y Álvaro Morte como protagonistas principales. Disponible bajo demanda en Movistar + desde el 18 de enero de 2019.

Movistar arranca el año con una serie bastante más endeble de lo que nos tiene acostumbrados. Al calor del enorme exitazo dentro y fuera de nuestro país de La casa de papel, es un poderoso reclamo comercial contar con sus creadores (Álex Pina Esther Martínez Lobato) para lanzar El embarcadero, un drama sentimental con pinceladas de thriller de ocho episodios de entre 45 y 60 minutos de duración que se desarrolla en Valencia.

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Sin embargo, la serie acusa la precipitación: guiones poco pulidos, un casting muy mejorable, un ritmo desigual con muchísimo relleno y constantes y reiterativos flashbacks entorpecen la narración de una historia que no precisa de casi ocho horas para ser contada.

El embarcadero es fruto de la colaboración de Movistar con Atresmedia Studios y cierto es que el marchamo de calidad de Vancouver Media, encargada de las labores de creación, diseño y producción no se ve afectado. En otras palabras: es una serie bien acabada a nivel técnico que apuesta por una ambiciosa fotografía para retratar la zona de la Albufera de Valencia con verdadero gusto estético y cuyo montaje está muy bien calculado y realizado. El problema está en las interpretaciones y en lo rocambolesco del guión que da muchos bandazos.

La excusa argumental para dar arranque a la serie, hacía pensar que se le daría más protagonismo al misterio y menos al erotismo, pero por desgracia no es así. El embarcadero comienza cuando Álex, una brillante arquitecta, y su socia consiguen vender un proyecto millonario. Cuando están a punto de salir a celebrarlo, habla por teléfono con Óscar, su marido, que se supone que se encuentra de viaje de negocios en Frankfurt.

Todo parece ir sobre ruedas pero, a lo largo de la noche, Álex recibe una llamada de la Guardia Civil para informarla de que el cadáver de Óscar ha sido hallado en su coche y que hay indicios de que podría haberse suicidado.

A medida que Álex comienza a indagar por su cuenta, descubre que Óscar tenía una doble vida y que convivía con su amante Verónica, una mujer completamente diferente a ella. Es salvaje, creativa, impulsiva y visceral y se embarca en la aventura de comprender a su ya difunto marido y los motivos que le llevaron a quedarse completamente prendado de esta mujer y su forma de vivir al margen de las reglas que ella ha seguido de forma estricta. Esto tendrá fuertes repercusiones no solo en su forma de relacionarse con su familia sino en su propio trabajo e incluso en su identidad sexual.

Siguiendo las huellas de un fantasma

El embarcadero cuenta con ingredientes interesantes como el interés que suscita de forma inmediata todo el enigma que rodea a la muerte de Óscar. Pero pronto se guarda esa carta en el bolsillo para jugarla demasiado tarde, ya en la recta final. Todo el corazón de la serie se dedica a desmenuzar y volver una y otra vez a su intensa relación con Verónica, de modo tal que el erotismo y el morbo cobran un protagonismo excesivo.

Respecto a las relaciones entre los personajes, se pierde cualquier viso de verosimilitud. Verónica Sánchez demuestra muy pronto no estar capacitada para soportar el peso dramático de un rol protagonista de este calibre y Álvaro Morte, que tan bien funcionaba como "el profesor" de La casa de papel, también parece fuera de su área de confort. Hay otros secundarios que no terminan de encajar: desde Cecilia Roth hasta la extraña pareja que forman Marta Milans y Antonio Garrido, pero quizás lo que más llama la atención es el descaro con el que se introducen tramas secundarias que no aportan absolutamente nada salvo una excusa para mostrar en pantalla genitales y cuerpos desnudos. 

En suma, El embarcadero es una decepción: le falta ritmo y contenido y para colmo de males fuerza una trama irresoluta a la espera de una segunda temporada. Se demuestra, una vez más, que tener talento no es suficiente sino que lo primordial es tener algo que contar que merezca la pena. Una cosa es desarrollar un triángulo amoroso de una forma original y otra muy distinta vagar sin rumbo de escena de sexo en escena de sexo hasta un clímax predecible y morboso y dejarlo todo abierto a la espera de pensar cuál será el próximo conejo que sacar de la chistera para entretener al personal.

VALORACIÓN:

Los artífices del éxito internacional de La casa de papel nos traen ahora un drama sentimental con pinceladas de thriller de ocho episodios bastante insustancial que se estira demasiado para no llegar a ninguna parte.

LO MEJOR:

La realización, la fotografía y el montaje: salvo algún problema con el sonido directo puntual, poco se le puede reprochar en el apartado técnico.

LO PEOR:

El guión y las interpretaciones: la historia es repetitiva, abusa del morbo gratuito y da vueltas en círculo hasta llegar a un titubeante final.
Hobby

60

Aceptable

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