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Crítica de Por trece razones temporada 3, ya en Netflix

Por trece razones 3
¿Quién mató a Bryce Walker? Entramos de lleno en la temporada 3 de Por trece razones (13 Reasons Why), ya disponible en Netflix.

La tercera temporada de Por trece razones ya se ha estrenado en Neftlix sin promoción previa y tras la polémica que rodeó a la censura del final de la primera, que se ofrece ahora con una versión de la que se ha amputado el suicidio de Hannah Baker

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Una de las principales tareas de la serie ha sido justificar sus niveles de crudeza. Ahora la temporada se inicia con un mensaje del elenco principal en el que se dirigen a los espectadores para advertirles que si han sido víctimas de bullying, abusos sexuales o cualquier otra situación extrema, es posible que no sea el mejor momento para ver la serie o que sea necesario verla acompañada de un adulto, amigos o personas que puedan servir de ayuda. Emplazan a la audiencia a hablar y a buscar ayuda e incluso recuerdan que compartir hace que las cosas mejoren... Además tras cada episodio aparece la web 13reasonswhy, donde se puede encontrar consejo y recursos para superar ese tipo de problemas.

El objetivo de Por trece razones ha sido siempre el de visibilizar y crear debate en la sociedad respecto a temas normalmente silenciados como la depresión o el suicidio adolescente, pero en esta temporada se mete en tantos jardines distintos que empieza a dar la sensación de que lo que son casos concretos, son el realidad la norma. Hasta uno de los personajes lo verbaliza: "el juicio de Hannah, el proceso de Bryce, la falsa alarma de la fiesta de primavera y ahora esto. Es demasiado para un solo instituto". Y eso es justo lo que piensa el espectador.

Quiere abarcar tanto en tan poco tiempo que pasa por encima del aborto, de la radicalización violenta, de la terapia de recuperación, de los ciclos de testosterona de los deportistas, de los traumas sexuales, de las vistas judiciales y hasta los encarcelamientos a velocidad de crucero, haciendo que el visionado sea realmente tortuoso y en absoluto recomendable para ser consumido en forma de maratón.

Si en las dos temporadas anteriores eran Hannah y Clay los narradores, ahora le toca el turno a un personaje nuevo: Ani, una joven que se incorpora al Liberty y que tiene, por así decirlo, una "mirada limpia" desde la que ve a los personajes de una manera menos viciada. Por desgracia no es excesivamente carismática y al tener que "ponerse al día", resulta algo cargante cuando no metomentodo.

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La narración discurre en tres planos temporales bien definidos: el pasado, con un tratamiento de fotográfico más luminoso y una relación de aspecto más cuadrada; lo que podríamos calificar como el presente inmediato, más oscuro y apaisado y por último la narración de Ani en un interrogatorio en blanco y negro en el que pronto descubrimos que está mintiendo... ¿Para encubrir a quién o a quiénes? Ese es el meollo de la temporada 3 de Por trece razones, que redefine su fórmula para convertir la serie en un policiaco algo agónico... Es evidente que hasta el último episodio no vamos a saber quién es el o los asesinos de Bryce Walker de modo que llegar hasta allí, pasando por trece episodios de una hora siguiendo pistas falsas, medias verdades y mcguffins es bastante tortuoso e insatisfactorio.

En gran medida, una de las bazas de la serie, que era la credibilidad, se va perdiendo a lo largo de esta temporada en la medida en la que resulta imposible de tragar de Bryce siga relacionándose con las personas a las que tanto daño ha hecho. En otros sentidos sí es más coherente: cuadra que el comportamiento de los líderes del equipo derive en un movimiento activista que los ponga en la picota e incluso que se salde con una batalla campal. También la resiliencia del personaje de Tyler e incluso las reflexiones acerca de la redefinición de los roles de la masculinidad y la feminidad así como del fortalecimiento de la autoestima, la autoimagen y el control para superar una agresión.

Por desgracia, los últimos episodios hacen que la temporada se desinfle y caiga en unos niveles de autoindulgencia inauditos: adiós a la sutileza...

La temporada 3 de Por trece razones es agotadora y, como decíamos, no recomendamos en absoluto consumirla del tirón. Aunque sigue tratando temas interesantes, no profundiza lo suficiente como para dejar poso ni te deja realmente pensando en ellos, ya que el misterio a resolver es quién mató a Bryce Walker y todo el mundo tiene buenos motivos y ocasiones para hacerlo.

Los giros de guión respecto a sus idas y venidas son bastante increíbles y, en suma, la serie muestra unos síntomas de extenuación que hacen pensar que un final definitivo habría sido lo más apropiado. Nada más lejos: el desenlace arroja al menos dos cabos sueltos que se desarrollarán en una cuarta temporada (ya en producción) que será, ya sí, la última. En una entrevista con Express.co.uk, un portavoz de Netflix tiró el anzuelo: "La cuarta temporada contará con la graduación del elenco principal de la escuela secundaria, que será una conclusión natural del espectáculo". 

VALORACIÓN:

Aunque Por trece razones sigue sirviendo nuevos e importantes temas dentro de su narrativa, da la sensación de que se mete en la boca más de lo que es capaz de tragar y no consigue rematar con acierto: el final es tramposo.

LO MEJOR:

Su arrojo a la hora de seguir mostrando realidades incómodas y también complejos procesos de recuperación de personas implicadas en abusos.

LO PEOR:

Los últimos episodios son agotadores y van perdiendo fuerza. Realmente hay que tener una gran paciencia para terminar la temporada.
Hobby

67

Aceptable

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Etiquetas: Netflix