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Crítica de El último duelo: Ridley Scott rescata una pertinente historia del siglo XIV y le saca oro

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El último duelo

Crítica de El último duelo (The Last Duel), la nueva película de Ridley Scott protagonizada por Jodie Comer, Adam Driver, Matt Damon y Ben Affleck. Estreno el 29 de octubre de 2021.

Al César lo que es del César y a Ridley Scott, lo que es de Ridley Scott: con El último duelo, el director vuelve a componer una de las mejores películas de su filmografía, no solo por ser una historia bien armada sino por ser capaz, además, de abordar algunos de los temas más candentes de la actualidad recurriendo a algo ocurrido en el siglo XIV. Pasado y presente se dan la mano.

Vayamos por partes: sirve de base a este relato el libro escrito por Eric Jager en 2004 titulado "El último duelo: una historia real de crimen, escándalo y juicio por combate en la Francia medieval" que narra el último duelo a muerte documentado en Europa.

Sucedió en 1386 en un monasterio de París contando con el rey de Francia Carlos VI, su esposa y un buen número miembros destacados de la corte como espectadores. Los contendientes eran el caballero noble sir Jean de Carrouges y el escudero Jacques Le Gris, mano derecha de su señor, el conde Pierre d'Alençon.

La afrenta, cuya resolución quedaba "en manos de Dios" no era otra que la violación de Marguerite de Thibouville, la esposa de Carrouges, por parte de Le Gris, si bien en verdad de lo que se trataba era de limpiar el honor de los dos hombres, antiguos compañeros de batalla y con intereses cruzados.

La forma de dictar justicia era simple: quien sobreviviera al combate, tendría la razón. La disputa fue uno de los grandes eventos de la época, congregando a multitudes deseosas por conocer el resultado del lance.

Lo primero que hay que señalar es que el material de partida es extraordinario ya que el autor realizó una vasta labor de documentación que se extendió durante una década y le llevó a revisar documentos, registros, crónicas, títulos de propiedad, mapas y planos.

En manos de un director como Ridley Scott, amante de la Historia y con una increíble capacidad para desarrollar un drama humano de este calado, todo ese trabajo ha sabido cobrar vida de una forma verosímil con un diseño de producción despampanante y resonar con fuerza gracias al guión escrito a tres bandas por Nicole Holofcener, Ben Affleck y Matt Damon.

La estructura de la película es circular y se articula en bloques: tenemos una introducción en la que vemos el duelo inminente y a continuación se nos narra la perspectiva de Jean de Carrouges, la de Jacques Le Gris y finalmente la de la propia Marguerite antes de asistir al desenlace, en el que regresamos a esa secuencia inicial para completarla y conocer fu final.

A pesar de la duración de la película, que alcanza las dos horas y media, hay que decir que el relato es absorbente, aunque el primer tercio es el más arduo de sobrellevar en la medida en la que presenta los hitos de la historia. Más allá de ese momento, el espectador ya se sitúa en la cronología para comprender la psicología de los personajes y su valoración de lo sucedido.

Es decir, que la película tiene la valentía de "meterte" en la piel de tres personajes muy distintos y abordar el suceso desde su idiosincrasia. La denuncia de la forma en la que se trataba a la mujer en la época, como un objeto de cambio y cuyo valor se ceñía a la satisfacción de los deseos de su marido (dueño de facto) y la gestación de herederos es patente desde el comienzo.

Pero a medida que nos adentramos en los detalles descubrimos otras muchas realidades que llaman poderosamente nuestra atención por ser aún a día de hoy, en pleno siglo XXI, una cuestión candente: la penalización de la violación, el consentimiento en las relaciones sexuales o la doble victimización, por señalar solo algunas...

El último duelo
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No hay detalle que no esté medido al milímetro: localizaciones, recreaciones de las obras de la época, vestuario, peluquería, iluminación natural, banda sonora... Y unas batallas espeluznantes, rotundas y bárbaras. Pero es que, además, estamos ante una película con unas interpretaciones sensacionales.

Del conjunto destaca especialmente Jodie Comer, una actriz versátil y magnífica a la que hemos visto en La princesa blanca, Killing Eve o más recientemente en Free Guy. Aborda el papel más complicado de El último duelo en el que son muy importantes los matices y cada gesto cuenta.

Pero es que está rodeada de talentos: un adusto Matt Damon, un brutal Adam Driver o un transformado Ben Affleck le dan la réplica de maravilla. Y ojo a la galería de secundarios porque tampoco tiene desperdicio: Harriet Walter, Alex Lawther, Nathaniel Parker... ¡Hay mucho nivel en el reparto!

En resumidas cuentas, El último duelo es de obligatorio visionado. Una película con un fuerte discurso, muy actual y pertinente en los tiempos que vivimos, que recrea además con extremado gusto y detalle los usos y costumbres de una época que parece lejana pero que en ciertos aspectos todavía nos toca más de cerca de lo que nos gustaría.

Reconocernos en lo que nos parece escandaloso y desdeñable nos servirá para abrir debates saludables sobre la sociedad que aspiramos a construir. ¡Qué gusto ver cine del bueno!

VALORACIÓN:

El último duelo no es solo una magnífica adaptación sino una película que sabe apelar al pasado para hablarnos del presente y darle una perspectiva desmitificadora a las prácticas sociales, jurídicas y políticas del medievo.

LO MEJOR:

El magnífico guión, el brutal diseño de producción, las interpretaciones y el mensaje, plenamente actual, de la película.

LO PEOR:

El primer tercio parece algo anodino, pero a medida que la narración se va desarrollando se comprende su importancia para cerrar el círculo.
Hobby

88

Muy bueno

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