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Crítica de Si yo fuera rico, la comedia de Fernández Armero

Si yo fuera rico
¡Llueven los billetes! Crítica de Si yo fuera rico, la comedia de Fernández Armero protagonizada por Álex García, Alexandra Jiménez, Adrián Lastra y Diego Martín. Estreno el 15 de noviembre de 2019.

"No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita", eso nos enseñaron a muchos que no nacimos con los bolsillos precisamente llenos y que, en principio, estamos llamados a sentirnos identificados con lo que se narra en Si yo fuera rico, y sobre todo con su protagonista Santi, un tipo en proceso de separación que malvive en su furgoneta mientras alterna trabajos precarios.

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Su vida está en proceso de descomposición hasta que descubre que es el único acertante de la lotería y que, por tanto, cuenta con un buen pico de dinero en el banco. El problema es que, a la vista de su situación sentimental y dado que está casado en régimen de gananciales, anunciarlo antes de formalizar el divorcio conllevaría renunciar a la mitad de su fortuna.

Esto le lleva a vivir una auténtica doble vida: trajes, suites, drones y mariscadas unas veces y una fingida austeridad otras, portando su habitual sudadera desgastada y rellenando las botellas de vino peleón con grandes reservas y sus envases de jamón serrano con un cinco jotas.

Aunque, de largo, lo que peor lleva es no poder compartir su dinero con sus amigos, dos niños dentro del cuerpo de hombres a los que decidirá hacerles ingresos inesperados para poder disfrutar de su suerte.

Sería estupendo poder decir que Si yo fuera rico es una comedia divertida y despreocupada para pasar el rato, con la que nos resulta fácil hacernos coprotagonistas pensando asimismo qué haríamos nosotros en la misma situación que Santi, pero lo cierto es que tiene muchos ingredientes que destrozan la receta. Para empezar los topicazos asociados al género. 

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Alejado ya del humor extremo de Vergüenza, Álvaro Fernández Armero se arroja en manos de la mayor de las vulgaridades reproduciendo sketches en los que abunda el body shaming, las obscenidades, los prejuicios y malentendidos en los que el humor, sencillamente, no funciona.

Tenemos en pantalla una obscena manera de gastar el dinero sin que se produzca ni la más mínima voluntad de introducir un mensaje de crítica social, algo que no se le puede reprochar a una propuesta ligera como ésta, pero es que encima toda la historia es, además de irrelevante, irritante.

El personaje femenino en cuestión, interpretado por una siempre correcta Alejandra Jiménez (que la pobre ya salvó los muebles en Superlópez, por no ir más lejos), parece al final una moneda de cambio más entre egos masculinos en liza. La camarilla de amigos del protagonista de Si yo fuera rico se comporta como una recua de niños sin responsabilidades y al final, la película se convierte en una historia de amor recompuesta a base de talonario.

Se le puede añadir a esto algún chiste ofensivo para los gays, la clásica bromita que incluye ventosidades y demasiada testosterona. Una aberración, vamos, comparable a la de Villaviciosa de al lado, pero con menos humoristas implicados en el reparto. Isabel Ordaz, Antonio Resines y Jordi Sánchez son los portadores de la antorcha de la comedia y los que procuran los mejores ratos, aunque no lleguen a ser demasiados.

Si yo fuera rico
Si yo fuera rico

Álex García y Alexandra Jiménez ya habían trabajado juntos en las películas Kiki, el amor se hace, Gente que viene y bah y en la serie El Continental, así que al menos se puede decir en positivo que tienen cierta química que brota de esas experiencias compartidas.

Si yo fuera rico no es ni mucho menos la mejor comedia del año. Reportará una cierta satisfacción a los amantes del surf, que podrán disfrutar de unas cuantas secuencias bien rodadas en el mar (ya, imagino que os preguntaréis si vienen a cuento y... la verdad es que no demasiado, pero bueno) y poco más. Como decíamos al comienzo: "No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita", pero no vayáis a creer que la película tira por refrendar esta tesis, más bien aboga por encontrar en el dinero la solución a todo. Así que deja de leer esto y vete a echar la primitiva, estás tardando.

VALORACIÓN:

Si yo fuera rico entra en el terreno de lo esperable: una comedia que funciona a medio gas y que cuenta con más medios que buenas ideas.

LO MEJOR:

Alexandra Jiménez y las colaboraciones especiales de Isabel Ordaz y Antonio Resines y la factura técnica de la cinta.

LO PEOR:

Todos los clichés sociales habituales, muy poco ritmo y el disfuncional humor. Paula Echevarría sigue necesitando clases de interpretación.
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50

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