Ghostwire Tokyo Análisis del juego de fantasmas japoneses para PS5 y PC

Nunca has jugado un juego como Ghostwire Tokyo. Así de sencillo. Tango Gameworks, el estudio dirigido por Shinji Mikami, y responsable de las dos entregas de The Evil Within, nos ofrece una visión rompedora de las historias de fantasmas.

Es un juego atrevido en muchos sentidos. En primer lugar porque no se desarrolla en un castillo, ni en una vieja mansión, sino en los barrios más modernos de Tokio; Shibuya y Daimon (donde se encuentra la famosa torre de comunicaciones). 

También es sorprendente porque no trata de perseguir un fantasma. En este caso, Akito, el protagonista, es la única persona viva que queda en la ciudad. Por las calles vagan cientos de espíritus, algunos son sólo almas en pena y otros son monstruos aterradores. 

Pero no es exactamente un juego de terror. El estudio ya ha manifestado en unas cuantas ocasiones que Ghostwire Tokyo no tiene mecánicas de "survival horror", aunque nos podemos llevar unos cuantos sustos. 

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Por último, no es menos curioso que se trate de un juego exclusivo de PS5 en consolas desarrollado por un equipo de Bethesda, que pertenece a Microsoft. 

A lo mejor esta introducción despierta un montón de dudas. De eso se trata, de explicaros todo lo que encierra el juego en nuestro análisis de Ghostwire Tokyo. 

• Una ciudad abierta
• Cómo se juega a Ghostwire Tokyo
• El sistema de combate
• Misiones secundarias de Ghostwire Tokyo
• Homenaje a la cultura japonesa
• Apartado técnico y duración
• Merece la pena Ghostwire Tokyo

Una ciudad abierta

El juego comienza con el cuerpo de Akito en el suelo, mientras una procesión de espíritus recorre Shibuya. En un instante, recupera la consciencia y descubre que ha sido poseído por el alma de KK, un viejo exorcista. 

Las dos personalidades, el joven asustadizo y el veterano, comparten el desarrollo y forman un estupendo tándem. El primero sólo quiere rescatar a su hermana, mientras que su acompañante tiene una misión más complicada: pararle los pies a Hannya.  

Este personaje misterioso, que se oculta tras una máscara de teatro noh, ha aniquilado a los habitantes de la ciudad para llevarse sus almas y crear un portal que conecte nuestra realidad con el inframundo. 

Para este análisis, basta con que os contemos esto. Pero os adelantamos que el argumento mantiene nuestro interés, y que los personajes son profundos y están bien retratados. En especial KK y el propio Hannya son mucho más que un arquetipo.  

Y como las mejoras historias de fantasmas, además de unas gotas de miedo, Ghostwire Tokyo tiene una parte de melancolía, de recuerdos atrapados... y claro, una reflexión sobre el significado de la muerte. 

Ahora volvamos a la casilla de salida, Akito en el famoso cruce de calles de Shibuya, que se encuentra desierto. Los montones de ropa, las maletas abandonadas o los coches en medio de la calzada son lo único que queda de la multitud que solía recorrer estas calles. 

Al comienzo del juego, la niebla nos impide alejarnos de un camino prefijado, pero pronto descubrimos una de las mecánicas principales, purificar las puertas tori con un sello espiritual, y así hacer que la niebla se vaya retirando, hasta revelar un mapa abierto. 

Es un mapa que recuerda a los juegos de la saga Yakuza en cuanto a su aspecto realista y el detalle de los interiores, pero cuyas dimensiones son mucho mayores y también es más vertical.

Cómo se juega a Ghostwire Tokyo

Todo el juego se desarrolla en primera persona y evoluciona a medida que crecen las habilidades de Akito. Hay un montón de mecánicas que nos abruman en los primeros compases, pero que poco a poco vamos dominando. 

Al principio nos limitemos a explorar a pie, destruyendo objetos flotantes, como anomalías, con que recuperar energía espiritual. Recogemos las almas cautivas con la ayuda de katashiro (figuras de papel que se usan en rituales shinto) y ejecutamos sellos con las manos para purificar puertas tori y ampliar el mapa, como ya hemos adelantado.  

Podemos seguir los consejos de KK, que nos guía por la aventura principal, o entretenernos con un montón de misiones secundarias, que transcurren en algunos interiores como una vieja casa de baños, el hospital o un hotel del amor.

Y por supuesto, también aprendemos los fundamentos básicos del  combate, sobre el que hablaremos más adelante. 

Pero uno de los aspectos que más nos gusta de Ghostwire Tokyo es el modo en que crece a medida que lo dominamos (y mejoramos el árbol de habilidades). 

Después de unas horas, aprenderemos a trepar a las azoteas con la ayuda de demonios tengu, a planear enormes distancias, detectar presencias con ayuda de la visión espectral y eliminar árboles de corrupción. 

El combate espiritual 

Podemos resumir los combates de Ghoswire Tokyo como si fuese un "shooter" en primera persona, con la salvedad de que Akito no utiliza armas de fuego.

En su lugar es capaz de disparar tres tipos de energía con sus manos: la de viento, rápida y precisa pero que causa poco daño, la de agua, que cubre mayor área pero con menos alcance, y la de fuego, más poderosa (y también más escasa).

Estos tres tipos de proyectil son el pilar de los enfrentamientos, y se animan con la posibilidad de lanzar disparos cargados, realizar paradas perfectas o arrancar los núcleos de los enemigos debilitados. También podemos lanzar talismanes que causan efectos en los enemigos (como ralentizarlos o distraerlos con un señuelo) y activar la conexión con KK que nos otorga un poder adicional. 

Si en algún momento del juego no contamos con la ayuda de KK, perderemos los poderes, y estaremos obligados a recurrir a un arco o bien, a usar el sigilo para acercarnos a ellos por la espalda y eliminarlos instantáneamente.

En general se trata de un sistema de combate bien diseñado, pero flaquea por culpa de los enemigos. Salvando a los jefes finales, la mayor parte de los monstruos a los que nos enfrentamos tienen una IA limitada, y se limitan a abalanzarse sobre nosotros. 

Si contamos con munición, a partir de cierto momento las colegialas sin cabeza, los hombres del paraguas o las marionetas son más un estorbo que un riesgo. Eso sí, las kuchisake (la mujer de las grandes tijeras) y shiromoku, monstruos vestidos de novia, son temibles.  

Un montón de misiones secundarias

La historia principal del juego nos ha gustado, pero el alma de Ghostwire Tokyo son las secundarias. 

Cada misión secundaria es una pequeña historia de fantasmas. A veces se trata del espíritu de un niño que sólo quiere jugar con nosotros al escondite. Otras veces, la historia tiene un tono más triste, y se trata personas que murieron encerradas en sus casas, o consumidos por la avaricia. 

Y en ocasiones se trata de algo más terrorífico, con espíritus que se han vuelto rencorosos y que nos obligan a combatir. La variedad de estas misiones es enorme, y lo mismo pueden trasladarnos a una mansión de la era samurai por unos minutos que obligarnos a buscar papel higiénico en los baños públicos de un parque. 

Además de estas misiones clásicas, el juego también nos impone tareas, que sustituyen a los típicos coleccionables. En este caso se trata de encontrar a los tanuki (mapaches disfrazados de objetos cotidianos) o recuperar objetos tradicionales para los nekomata (gatos de dos colas) coleccionistas.

Os hemos mencionado dos yokai, pero en el juego hay mucho más, y Akito debe cazarlos para conseguir objetos muy importantes, los magatama. Son talismanes que nos permiten desbloquear habilidades, y están en manos de kappa, kodama, nurikabe, rokurokubi y otras de estas criaturas. 

Si no los conocéis, Ghostwire Tokyo es un perfecto pasaje de entrada al mundo de los espíritus japoneses, pero si ya estáis familiarizados con ellos, es cuando el juego os va a volar la cabeza, por el modo en que ha representado a estos entes del mundo sobrenatural. 

Un baño de cultura japonesa

Una cosa es que el juego se desarrolle en Tokio o sea de un estudio japonés, pero es que en este caso, nos encontramos con todo un homenaje a la cultura nipona. Dejando a un lado su estupenda recreación de la ciudad, que incluye estaciones de metro, tiendas y casas, el juego nos ofrece mucho por descubrir.

Ya hemos hablado de la genial visión de los yokai y los ritos religiosos, como rezar en los altares (haciendo un donativo y dando una palmada) y en las estatuas jizo. En cuanto a los coleccionables, hay desde juguetes  como el kendama, a estatuas de daruma, maneki neko o los tres monos sabios. 

Si sois amantes del terror japonés, a lo mejor os suenan una cinta de vídeo maldita y un pozo, como en The Ring, la importancia de las acumulaciones de agua, como en Dark Water, un piano al estilo de Audition o las casas al estilo Ju-On.

Hasta los comestibles que nos sirven para rellenar vida son platos "autóctonos" como dorayaki o dango. Puede que todos estos detalles os den igual o que os resulte más atractivo, dependiendo de lo "metidos" que estéis en la cultura japonesa, pero demuestran el mimo con que se ha tratado el lore del juego. 

Experimentos visuales

En cuanto al apartado técnico, Ghostwire Tokyo es un juego muy sólido. El motor Unreal Engine 4 permite una recreación muy realista de las calles de Shibuya, bajo una luna roja y lluvias intermitentes. Los diseños de los monstruos son escalofriantes, y están bien animados, pero no tenemos la sensación de que haya nada verdaderamente "next gen" en este apartado. 

Lo que si nos parece excepcional es el modo en que el juego experimenta con escenarios en que los edificios se colocan del revés, como en Inception, pasillos interminables, paredes que se transforman frente a nuestros ojos... realmente tenemos la sensación de una ciudad encantada.

El apartado sonoro también nos ha parecido brillante. En un juego que flirtea con el terror como Ghostwire Tokyo el sonido se encarga de ponernos los pelos de punta: nos avisa de la presencia de fantasmas, del aleteo de los tengu, o los sollozos de las almas inocentes. 

También sirve como un refuerzo de la ambientación, con la música ambiental de las tiendas vacías, como un macabro recuerdo de lo que ha ocurrido. La banda sonora está compuesta con elementos tradicionales, incluyendo un tema de piano que interpreta el propio Shinji Mikami, y a todo esto le ponen la guinda las constantes conversaciones en castellano entre Akito y KK. 

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Gran parte de estas conversaciones, y de los sonidos fantasmales, se escuchan también a través del altavoz del Dualsense, que utiliza los gatillos adaptativos y la vibración háptica para conseguir un estupendo nivel de inmersión. 

Y en cuanto a los modos gráficos, ofrece 6 opciones: los habituales calidad (4K a 30 FPS) y rendimiento (60 FPS con resolución reescalada) además de cuatro modos extra, sin límite de FPS, en calidad y rendimiento, aplicando V-Sync.

Si os preguntáis por la duración de Ghostwire Tokyo, nosotros lo hemos terminado en unas 18 horas, con la mayor parte de las misiones secundarias completas, pero aún nos quedaban habilidades por desbloquear y un montón de coleccionables.

Según el estudio, completar todos los objetivos rondará las 30 horas. Y será el modo de conseguir todos los atuendos y complementos para Akito.

Una experiencia única

Llegados hasta aquí, esperamos que haya quedado muy claro todo lo que ofrece Ghostwire Tokyo. Un juego muy original, que nos ha atrapado por su ambientación, por lo cuidado de las misiones secundarias y por sus experimentos visuales. 

Si tenemos curiosidad por las tradiciones japonesas, sobre todo por las criaturas sobrenaturales y el sintoísmo, el juego de Tango Gameworks nos atrapa sin remisión, y no deja de sorprender por la cantidad de referencias que esconde. 

Y aunque no sea un "survival horror" hay momentos en que es capaz de dar miedo, como corresponde a las mejores historias de fantasmas. 

Sin embargo, si esta ambientación no os resulta tan atractiva, el desarrollo pierde parte de su gracia, y quedan más claros sus problemas; la simplicidad de los combates por culpa de una IA básica de los enemigos y un apartado visual notable, pero que no explota todas las posibilidades del hardware.

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Es un mundo abierto, o mejor dicho, una ciudad abierta. Pero su desarrollo es más contenido que en los últimos ejemplos que hemos disfrutado, como Dying Light 2 o los gigantescos Horizon II Forbidden West y Elden Ring. 

Si tenéis todo esto claro, y os atrevéis a sumergiros en este mundo espiritual, os aguarda una experiencia única.