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PES 2017 - Análisis del juego de fútbol para PS4, Xbox One y PC

Análisis de PES 2017
Con el análisis de PES 2017, empieza la temporada de fútbol virtual. Resurgida de sus cenizas con el salto a PS4 y Xbox One, la saga de Konami lucha ahora por consolidarse, con la clase y el juego bonito como estiletes. ¿Será suficiente para aspirar al Balón de Oro?

El análisis de PES 2017 abre el telón de una nueva temporada futbolística en PS4, Xbox One y PC. El simulador de Konami le ha cogido la delantera a su gran rival, FIFA 17, y va a debutar el 15 de septiembre, dos semanas antes. Nosotros nos hemos enrolado ya en sus filas y tenemos sensaciones encontradas con su propuesta, que vamos a desgranar párrafo a párrafo, que diría el ‘Cholo’ Simeone. No hay texto pequeño.

Análisis de PES 2017

A lo Florentino Pérez, pero con gira europea

Tras bajar el pistón de forma alarmante y verse arrollada en la etapa de PS3 y Xbox 360, los dos últimos años, coincidentes con el cambio generacional, supusieron un punto de inflexión para Pro Evolution Soccer. Las entregas 2015 y, sobre todo, 2016 marcaron el regreso de la saga a la buena senda. Seguramente tuvo mucho que ver en ello la apertura de una sucursal en Windsor (Inglaterra) para ayudar al estudio principal encargado del desarrollo. Por lo general, y más en ciertos géneros, los desarrolladores japoneses son muy poco permeables: les gusta ir a la suya, sin que les importe demasiado lo que están haciendo otros. Por suerte, si bien está más dedicado a tareas de marketing y relación con los fans, ese equipo occidental, con Adam Bhatti a la cabeza, ha contribuido a que la saga vuelva a tener el fulgor de antaño.

En el otro lado de la balanza, hay que destacar una dicotomía que, muy probablemente, haya influido en el proceso de desarrollo. Es un hecho que Konami está cada vez más desapegada del mercado de las consolas, como denota el aparcamiento de casi todas sus sagas clásicas. En Occidente, sólo perviven la que nos ocupa y Metal Gear, aunque la segunda está en evidente declive, tras la salida de Hideo Kojima y el sorprendente anuncio de un spin-off con zombis. Sin embargo, el género deportivo, con sus entregas anuales, es muy goloso, y más si tienes en cartera propiedades intelectuales con tirón, así que la compañía sigue cultivándolo, y no sólo con PES, sino también con el béisbol de Jikkyou Powerful Pro en Japón.

Análisis de PES 2017

Aun así, tras jugar a PES 2017, y sabiendo el plan de comunicación que se ha seguido a lo largo de los últimos meses, es evidente la influencia de las nuevas estrategias empresariales de Konami. Por avanzarlo ya, estamos ante un juegazo, sí, pero casi idéntico al del año pasado. El foco parece haber estado más puesto en llegar a acuerdos de patrocinio con clubes importantes, como el Barça, el Liverpool y el Borussia Dortmund, con la consiguiente presencia mediática, que a incorporar novedades jugables y técnicas con las que dar otro paso adelante. Esos contratos se reflejan en el juego en forma de fidelidad, lo cual se agradece en el caso del equipo azulgrana, pero son significativos del camino por el que se ha optado.

¡Tiki-taka, Salinas, tiki-taka!

Entrando ya a explicar la jugabilidad, nos encontramos ante un título casi calcado al de hace doce meses, que era soberbio. Se ha optado por la filosofía de no tocar lo que ya funciona, y eso es un acierto, teniendo en cuenta el zigzagueante pasado reciente de la saga. Quizás se podrían haber hecho más cambios, algo para lo que siempre hay margen en el género, pero lo cierto es que el desarrollo de los partidos es digno de una final de la Liga de Campeones.

Análisis de PES 2017

Los mimbres jugables están tremendamente cuidados, con una fórmula muy equilibrada entre simulación y arcade. No hace falta romperse las manos con extrañas combinaciones de botones para que los futbolistas lleven a cabo acciones de lo más plásticas. De hecho, a menudo, sólo por desplazar al jugador de una determinada forma respecto al balón, veremos regates, rabonas, controles o remates acrobáticos con los que nos quedaremos pensando cómo lo hemos podido hacer, mientras nos llevamos las manos a la cabeza con alborozo.

El sistema de pases responde muy bien. Es muy fácil hilvanar jugadas de toque, y se han ajustado las entregas al hueco respecto al año pasado, de modo que ya no es tan fácil cogerle la espalda a la defensa rival. Los pases por alto y los centros al área también resultan realmente satisfactorios. Algunos controles son una maravilla. Por ejemplo, ver cómo un futbolista pincha el balón con la puntera o lo baja con el muslo es un placer para la vista.

En cuanto a los disparos a puerta, la física del balón es tremenda y contribuye a que se vean golazos de todos los colores, aunque se ha rebajado un poco la espectacularidad, para que, por ejemplo, no sea tan habitual ver remates de espuela (las tijeras sí siguen siendo frecuentes). Llama la atención la tensión con la que el esférico sale de la bota en los tiros potentes, pero los chuts con efecto o las vaselinas son también de toma pan y moja. Mención especial merecen los remates de cabeza, sobre los que tenemos total control: una vez ejecutado el centro, es fundamental dirigir la carrera del jugador y medir los tiempos para conectar el mejor testarazo posible y colocarlo donde el portero no pueda llegar. Y hablando de porteros, sus actuaciones han mejorado, si bien siguen teniendo taras, como zamparse algunos tiros centrados o no colocarse bien del todo en los golpes francos. Tanto las faltas como los penaltis cuentan también con un sistema de apuntado muy notable.

La lucha por la posesión también está muy bien implementada. En ataque, la conducción del balón es deliciosa: se pueden hacer regates especiales, pero ya sólo con el joystick, es posible descuajeringar la cadera de un rival en una baldosa, a lo que se une la posibilidad de hacer pisaditas de fútbol sala. A veces, por la pura inercia de la jugada, veremos cómo el balón se eleva quizás unos centímetros y el jugador lo deja en el aire para, inmediatamente después, chutar a bote pronto, lo cual es un gustazo. En defensa, más allá de la presión y las segadas, los robos dependen mucho del posicionamiento. Si al rival se le va un poco el balón, hay que entrar con todo. Las luchas aéreas son también muy físicas y satisfactorias. Lo único que flojea un poco son los balones divididos, en los que el jugador más cercano a la pelota parece imantado a ella y se la lleva casi siempre, en detrimento de cualquier otro que pueda estar ligeramente más alejado, por mucho que éste corra.

La IA cuenta con seis niveles de dificultad: alevín, cadete, juvenil, profesional, estrella y leyenda. Para poder disfrutar del juego, hay que apostar, como poco, por la cuarta de ellas, pues, en las anteriores, los rivales son meras comparsas y las goleadas, escandalosas. No obstante, ya en profesional, cuesta meterle mano. Los árbitros, por su parte, aplican bastante bien la ley de la ventaja y nunca se olvidan de sacar las tarjetas amarillas a posteriori, aunque, más de una vez, los hemos visto convertir un simple forcejeo en una supuesta falta.

Análisis de PES 2017

Posesión en campo propio

PES 2017 es muy continuista en todos sus apartados, innegablemente. En el caso del control, eso no tiene por qué ser malo (de hecho, es muy bueno, como acabamos de desgranar), pero, en otros campos, tal conformismo invita a pensar que se ha reciclado mucho material. Los modos de juego son la vara de medir perfecta, pues el algodón no engaña. Basta con meterse en el modo Entrenamiento y ver sus veintitrés pruebas puntuables para tener un déjà vu que sería la envidia de Denzel Washington.

Todo lo que hay estaba presente ya el año pasado, sin novedades particularmente significativas. Para jugar offline, más allá de partidos rápidos y torneos, tenemos la Liga Master y Ser una leyenda. En el primero, nos ponemos en la piel de un entrenador y debemos gestionar negociaciones de fichajes (con una nueva ventana horaria para el día de cierre del mercado) y contratos, así como definir las habilidades que trabajarán los jugadores en los entrenamientos. Podemos llegar a ser seleccionadores nacionales, y hay primas por ganar muchos partidos seguidos, así como roles de los jugadores que pueden repercutir en el conjunto. En el segundo de esos modos, manejamos a un único jugador, real o creado, y debemos llevarlo hasta lo más alto, ganándonos la confianza del entrenador y mejorando la forma física. Como de costumbre, no es posible pedir el balón a los compañeros, así que hay que buscarse las habichuelas con buenos desmarques para que nos confieran su cuidado.

Análisis de PES 2017

En la vertiente online, destaca el modo MyClub, en el que hay que crearse un equipo a base de conseguir tarjetas de futbolistas, acumulando puntos y pujando en subastas. En el último lustro, esta modalidad se ha hecho imprescindible en todas las sagas deportivas, y Pro Evolution Soccer no es una excepción. Asimismo, está Divisiones en línea, con ascensos y descensos a lo largo de varios niveles, para que compitamos contra gente de nuestro mismo nivel. También hay campeonatos online y un vestíbulo en el que disputar partidos de hasta veintidós jugadores simultáneos. Los servidores funcionan muy bien y, en general, los partidos van muy fluidos. En alguno que otro, hemos sufrido algún pequeño problema de latencia, pero nada grave, pues no hemos notado ralentizaciones continuas, sino que, simplemente, sucede que, de vez en cuando, la imagen se congela durante dos o tres segundos para reestablecerse y ya vuelve a correr con fluidez.

En resumen, la nómina de modos es la de los últimos años. Por sí sola, es más que digna, pero conviene tener en cuenta la evolución que ha sufrido el género deportivo en la última década. Ya no sólo vale con ofrecer partidos divertidos y unos modos estándar, sino que, cada vez más, se busca un plus de inmersión y realismo. Nunca nos cansaremos de poner a NBA 2K como ejemplo modélico de cómo puede una saga deportiva renovarse año a año y ofrecer valores añadidos que justifiquen la compra de cada nueva entrega incluso para quien ya posea la anterior. En ese sentido, los modos cinematográficos son el paradigma de esta generación (en el caso de la saga de Visual Concepts, Mi Carrera es el modo más jugado) y, de hecho, FIFA va a abrazar ese nuevo canon de belleza. Aquí, no hay nada de nada, lo cual es una lástima, porque se está desperdiciando una grandísima oportunidad.

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La cantinela de las licencias, otra vez

Históricamente, Pro Evolution Soccer ha tenido problemas para ofrecer ciertas licencias. Roberto Larcos, Batustita y otros nombres disléxicos forman ya parte del imaginario de los juegos de fútbol. No obstante, desde hace años, los nombres de los jugadores han dejado de ser un problema para Konami, en líneas generales. Los problemas le han venido más de los campeonatos y los equipos.

En ese sentido, si se mira desde el prisma español, la última década ha sido muy buena para la saga, pues siempre hemos tenido nuestro campeonato doméstico perfectamente representado, hasta el punto de que, en PES 2013, se recrearon los veinte estadios. Sin embargo, este año, FIFA se ha quedado la licencia en exclusiva y, como consecuencia, se ha tenido que tirar, como antaño, de denominaciones, camisetas y escudos falsos. Sólo Barça y Atlético están licenciados. El Real Madrid es el MD White; el Sevilla, el AN White Red; el Valencia, el ED White Orange… Lo cierto es que no se han calentado mucho la cabeza para el ejercicio bautismal... ¿Qué fue del Chamartín, el Donosti, el Manzanares o el Guadalquivir?

Análisis de PES 2017

Por concretar, las ligas que están licenciadas son las de Italia, Francia, Holanda, Argentina, Brasil y Chile. Luego, como sucedáneos, están las de España, Inglaterra y Portugal. Hay algunas excepciones, tanto positivas como negativas. Por ejemplo, de la Premier League, sí que están el Liverpool y el Arsenal; en cambio, de la Serie A, la Juventus es el PM Black White, pues el club turinés tiene un acuerdo exclusivo con EA Sports. Eso sí, los jugadores son los reales, gracias al acuerdo que existe con el sindicato FIFPro, salvo en algunas selecciones nacionales. También hay equipos sueltos de Europa, América y Asia, cuya presencia obedece, en buena medida, a los torneos continentales que el juego tiene en exclusiva: la Liga de Campeones, la Europa League y la AFC Champions League. Se ha perdido la Copa Libertadores respecto a las temporadas precedentes. Sin duda, la Liga de Campeones es el torneo estrella, pues se incluye toda su iconografía, como el himno o la Orejona.

Para resolver el tema de las licencias, el juego cuenta con un completísimo editor. Requiere paciencia, pero, con calma y buenos alimentos, se puede hacer un buen guiso. No sólo es posible modificar el nombre de los equipos, sino también su escudo, sus colores o el nombre del entrenador. Así, existe la opción de importar imágenes desde un USB y cargarlas, para hacer los arreglos pertinentes. También es posible editar a los jugadores. Por cierto, las plantillas que vienen en el disco no están actualizadas, por lo que hace falta descargar un parche para ponerlas al día, pero, a diferencia de la temporada pasada, esta vez el parche sí que está disponible desde el primerísimo momento.

Análisis de PES 2017

Por último, hay veintisiete estadios, de los cuales sólo trece son reales, como el Camp Nou, San Siro, el Olímpico de Roma, St. Jakob-Park, Saitama o Maracaná. El feudo del Barça está particularmente bien recreado, tanto por los tifos como por la presencia del himno entre los cánticos de la afición.

Conformismo audiovisual

Hacer un análisis de PES 2017 es, en buena medida, retrotraerse a hace doce meses, y no sólo por la jugabilidad o los modos de juego. El apartado técnico tampoco ha sufrido variaciones significativas. Se mantienen, prácticamente, las mismas virtudes y los mismos defectos.

En líneas generales, el aspecto general, sustentado por el Fox Engine, es muy cumplidor. Los parecidos de los jugadores, sobre todo en el caso de los equipos grandes, están muy logrados, con mención especial para aquellos clubes con los que se tienen acuerdos, como es el caso del Barcelona. Sin embargo, más importante que eso, son las animaciones, que contribuyen enormemente a que el desarrollo de los partidos sea tan fluido como es. Además, los gestos técnicos de las principales estrellas están clavados. Eso sí, las camisetas de los equipos que no están licenciados son horripilantes, en general. En muchos de los equipos españoles, se ha optado por pintar las mangas de otro color, lo que da la sensación de que los jugadores lleven petos.

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El sistema de cámaras es excelente, con diversos parámetros para ajustar la altura, el zoom y el ángulo. La perspectiva por defecto, que se adapta a dónde esté el balón en cada momento, se asemeja mucho a la de una retransmisión televisiva, pero, además, hay otras diez opciones, muchas de ellas igual de válidas. A nosotros nos gusta, particularmente, la llamada ‘de la afición’, que simula cómo se ve el partido desde el gallinero.

Ahora bien, se nota mucho la herencia del año pasado y la falta de progresión. Quizás lo que más echamos en falta es que haya una verdadera sensación de continuidad en los partidos. Por ejemplo, cuando el balón sale de banda, si éste se va muy lejos, toca tragarse un pequeño corte, ya que no hay recogepelotas. Del mismo modo, cuando se produce una falta, vemos un auténtico dislate. Cuando el balón se vuelve a poner en juego, observamos que el árbitro ha marcado la posición de la barrera con spray… pero en ningún momento se ve la supuesta escena en la que lo hace. De hecho, es que no lleva ni el bote de marras colgado en la cintura. Si habéis jugado a las dos entregas anteriores, seguro que recordáis la absurda pancarta de “creo que el compañero”, motivada por una mala traducción del inglés, seguramente (I believe in the teammate). Pues bien, sigue ahí, para desgracia de nuestras retinas. Parece una tontería, pero es significativo el hecho de que Leo Messi siga saliendo con el color de pelo de siempre, pese a que hace ya meses que se tiñó de rubio…

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Tampoco se ha puesto énfasis en mejorar la iluminación o la climatología. Básicamente, podemos elegir entre día-noche y entre despejado-lluvia. No podemos jugar al atardecer o con nieve, por poner dos ejemplos. Todo esto no repercute en el desarrollo de los partidos, por supuesto, pero la saga necesita avanzar en ello, una vez consolidada la jugabilidad, porque los pequeños detalles también pueden marcar la diferencia.

Otra evidencia del anquilosamiento son los comentarios de Carlos Martínez y Julio Maldonado. Llevamos un lustro criticando que no están bien implementados, pero, en lugar de replantearlo todo desde cero, se sigue parcheando la misma base. Es cierto que, esta vez, el montaje no es tan inconexo y que Maldini, especialmente, se prodiga más en ciertos aspectos, como el análisis táctico del jugador que cree que más puede brillar en cada partido. Hay más sensación de diálogo, pero queda trabajo por hacer, pues muchas líneas de la grabación no están bien engarzadas, ya sea gramaticalmente, por la cadencia en la pronunciación o por variaciones repentinas del tono. Valgan un par de ejemplos: “Gol… Barcelona” o “No ha podido librarse de… Koke”. Además, pese a que hablamos de dos de los mejores comentaristas deportivos de España, no se reconoce el estilo sobrio que emplean en la realidad, sobre todo cuando tiran de frases aleatorias que no vienen mucho a cuento. Van otro par de demostraciones: “Patadón y sayonara, baby” o “Mascherano, que vino, vio y venció”. Pero nuestro cliché favorito de los que hemos podido escuchar es éste: “Los hombres no lloran… Bueno, después de eso, tal vez un poquito”. Lo peor es que llueve sobre mojado.

Análisis de PES 2017

El resto del apartado sonoro sí que cumple, con buenos cánticos de las aficiones e himnos como el de la Liga de Campeones, el del Barça o el de muchos combinados nacionales. Como ya es costumbre, la banda sonora, aunque sólo tiene doce temas de artistas alternativos, ameniza los menús de forma genial. Entre las canciones, están Parking Lot (Vant), Keep Together (Hunter Hunted) o Thank You (All Tvvins). Aquí, se nota la mano del estudio de Windsor.

Un equipazo sin fichajes

El planteamiento de PES 2017 recuerda, en cierta medida, a lo que les va a pasar al Real Madrid y al Atlético con la sanción de la FIFA. Su plantilla es descomunal, pero parece como si Konami hubiera tenido prohibido hacer fichajes. Aquí, entra en juego algo que, históricamente, se les ha reprochado a los juegos deportivos: la evolución de un año para otro. Esto era más habitual en el pasado, pues, de un tiempo a esta parte, los estudios han procurado tirar siempre de cambios jugables, nuevos modos y otros factores con los que diferenciar a cada entrega de su predecesora.

Análisis de PES 2017

Aquéllos a los que les pille de nuevas y sólo quieran diversión inmediata encontrarán un simulador de fútbol realmente atractivo, con un control a prueba de cañonazos. Los que sean veteranos de la temporada pasada también lo disfrutarán, pero es innegable que la propuesta táctica es muy conformista en todas sus líneas y hasta ha reducido su pegada.

VALORACIÓN:

PES 2017 es un gran juego de fútbol, aunque peca de amarrategui. El control es fantástico, lo cual equivale a tener al pichichi en tu equipo, pero no se puede pasar por alto la ausencia de fichajes para los modos de juego o el apartado técnico, lo que hace que sea casi igual a la entrega de la temporada pasada.

LO MEJOR:

La jugabilidad: pases, tiros, regates, robos… Todo está engrasado. La licencia de la Liga de Campeones es un gran valor. El editor es muy completo.

LO PEOR:

Podría llamarse PES 2016.5 y no pasaría nada: los modos y el apartado técnico son calcados. La liga española ya no está licenciada. Los comentarios.

Plataformas:

Xbox 360,

PC,

PS4,

PS3,

Xbox One

Versión comentada: PS4

Hobby

85

Muy bueno

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