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Carmageddon: Max Damage - Análisis sangriento para PS4 y Xbox One

José Luis Ortega

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Carmageddon: Max Damage es el regreso de una de las sagas de videojuegos más polémicas. Atropellos y mucha sangre vuelven a las calles para estar en boca de todos.

El regreso de Carmageddon: Max Damage sonó como música para los oídos de los más nostálgicos. Hace veinte años, la primera entrega de la saga destacaba por su irreverencia y, sobre todo por lo polémico de su concepto, que nos ponía en la piel de un conductor temerario al que se le bonificaba por atropellar gente. Pese a sus fallos, consiguió marcar época y estar en boca de todos.

Tras un tiempo con el motor gripado, la saga regresó el año pasado con Carmageddon: Reincarnation para PC, que no estuvo a la altura del original debido a un montón de fallos de diseño. Pero desde Stainless Games decidieron darse una segunda oportunidad con Carmageddon: Max Damage para PS4 y Xbox One. ¿Habrán arreglado el desaguisado en este tiempo? La respuesta es fácil, sencilla y para toda la familia: No.

Es cierto que a una propuesta como la que ofrece Carmageddon: Max Damage no se le puede pedir demasiado. No mucho más allá de pasar un buen rato a los mandos haciendo el cafre al volante y dejando como a un principiante al mismísimo Farruquito. Pero no consigue ni siquiera eso, haciéndonos sentir tan incómodos en el coche como Fernando Alonso en cualquiera de los que haya pilotado durante los últimos años. Y es una verdadera lástima.

Da la sensación de que desde Stainless Games se han conformado, pensando que les bastaba con el nombre de la licencia para obtener el éxito, y esforzándose bastante poco en ofrecer al público un trabajo divertido y llamativo. Carmageddon: Max Damage está repleto de innumerables fallos técnicos que empañan la experiencia y sin demasiada mordiente para entretener o divertir más allá de la impresión inicial.

En primer lugar, llegar hasta el momento de competir resulta bastante tedioso debido a los extensísimos e inexplicables tiempos de carga que ofrece el juego, en los que casi nos da tiempo a cazar las 150 criaturas de Pokémon Go. A la hora de pisar el acelerador, la cosa no mejora. Control deplorable, uso impreciso de la cámara, físicas ilógicas, nula IA de los adversarios, bugs absurdos y constantes... Errores de programación que ni siquiera son propios de hace dos décadas, cuando todos quedábamos deslumbrados ante la obra original. Da la sensación de que el port se ha realizado con prisas y que, como decimos, sus creadores se han pensado que con tener en el título el nombre Carmageddon lo tenían todo hecho.

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Además de estos fallos que nos acompañan de forma constante, la mecánica de las carreras son bastante poco óptimas. Es cierto que podemos plantear varias estratagemas, como simplemente tratar de ir a obtener la primera posición, algo para lo que no está diseñado el juego y que lo convierte en algo todavía más tedioso. Aparentemente, lo divertido se encuentra en tratar de reventar a nuestros cinco competidores hasta dejarlos en el chasis, y nunca mejor dicho.

Para ello contamos con diversas opciones por el camino. Una de ellas, es la seña de identidad de la franquicia. Efectivamente, hablamos de atropellar a peatones, lo que nos proporciona un tiempo extra o una mejor puntuación en función de a cuántos de ellos destrocemos, obteniendo una mejor puntuación si son abuelitas o van en silla de ruedas. Además, el título nos insta a encadenar combos para que nuestro multiplicador de puntuación aumente, como por ejemplo entrar en un estadio de fútbol americano y masacrar sin compasión a los jugadores y animadoras que se encuentran por el lugar. Una oda a la sangre y a la violencia gratuita que es donde se supone que reside el principal fundamento de Carmageddon: Max Damage.

Así pues, además de atropellar a los pobres viandantes, el principal recurso del juego es el de chocarnos ante nuestros contrincantes. Algo que sería mejor si la IA de los vehículos enemigos actuara con coherencia, y no pasearan sin ningún tipo de sentido por el asfalto. Esto, junto con la posibilidad de reparar nuestro bólido con la simple pulsación de un botón, facilita demasiado la tarea, lo que la convierte en anodina. Es cierto que de vez en cuándo conseguiremos reirnos a carcajadas con algunos choques, que convierten el escenario en todo un espectáculo pirotécnico, pero la mediocridad de las físicas debido al propio sistema de colisiones hacen que las situaciones surrealistas nos queden absortos, y no de forma positiva. El juego cuenta con un Modo Repetición en el que poder editar nuestros propios vídeos y poder recrearnos con nuestras fechorías automovilísticas, pero dudamos que nadie pase demasiado tiempo utilizándolo.

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A lo largo de los diez circuitos que están disponibles en el juego encontramos un montón de lugares en los que poder 'hacer el cafre', realizando acrobacias o saltos imposibles que aportan cierto dinamismo la primera vez que nos topamos con ellos, pero que pierden la sustancia en llegadas posteriores. También encontramos una serie de power-ups que nos permiten realizar auténticas locuras, como absorber peatones o incluso a nuestros enemigos. Ideas que están bien planteadas, pero que se echan a perder por la variada cantidad de despropósitos con los que nos topamos en cada carrera, liderados por un control desastroso, cuando precisamente debería ser el aspecto más cuidado en un título de conducción.

Si lográis pasar por encima de esta serie de catastróficas desdichas, Carmageddon: Max Damage ofrece diversos modos de juego que se van desbloqueando de forma progresiva, gracias a los que hay juego para rato. Como su Modo Carrera que consta de dieciséis capítulos y que nos permite desbloquear los treinta variados vehículos disponibles en el juego, a los que además podremos mejorar sus prestaciones. Por supuesto, también tenemos a nuestra disposición tanto un Modo Libre como un apartado online, donde por lo menos podremos 'sufrir' en compañía, lo que paradójicamente consigue que se incremente la diversión.

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Por último, queda hablar de un apartado técnico que tampoco ha sabido adaptarse a los tiempos que corren, con texturas de hace varias generaciones y elementos técnicos bastante pobres. Hecho que pasaría desapercibido si la diversión acompañase, pero como ya hemos dicho, no es así. Por su parte, la música pasa de puntillas y los textos están perfectamente subtitulados al castellano.

VALORACIÓN:

Carmageddon Max Damage es una propuesta bastante mejorable que no ha sabido adaptarse como debería a los nuevos tiempos y borra de sopetón el recuerdo que teníamos de las entregas de antaño de la saga. Su locura resulta anodina tras el impacto inicial.

LO MEJOR:

Agradará a los más nostálgicos. Tiene muchas pruebas diferentes.

LO PEOR:

Técnicamente es mediocre. La cámara, a veces, causa estragos. Control poco intuitivo. No tiene la chispa de antaño.

Plataformas:

PS4,

Xbox One

Versión comentada: PS4

Hobby

60

Aceptable

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