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Francis Ford Coppola, David Lynch y John Waters no pueden continuar sus carreras: ¿Ha muerto el cine de autor?

Francis Ford Coppola

Tres de los cineastas más destacados de las últimas décadas regresan con nuevas ideas, pero se encuentran con obstáculos para poder llevarlas a cabo: ¿Por qué rechazan sus proyectos? 

Este mes de abril han pasado tres cosas extrañas: Francis Ford Coppola no ha conseguido encontrar una distribuidora que quisiera lanzar su nueva película, Megalópolis, David Lynch no ha logrado financiación para su proyecto inédito de animación, Snootworld, y John Waters tampoco ha podido encontrar alguien que invirtiera en su siguiente trabajo, Liarmouth.

¿Qué está pasando? ¿Cómo es que cineastas de tanto renombre se han topado con obstáculos tan grandes para sacar adelante sus proyectos? Lanzo estas preguntas al aire para dejarme sorprender tanto como cuando leíste los titulares de las noticias correspondientes.

Coyote vs. Acme
Coyote vs. Acme

Que le nieguen la distribución a una película ya terminada de Coppola suena casi tan surrealista como que cintas acabadas como Coyote vs. Acme sean borradas de la faz de la tierra. 

Es un ejemplo que siempre termina viniendo a mi cabeza cuando algo de esta industria se me escapa, para hacerme recordar que, por incongruente que parezca, tendrá sentido si para una productora eso supone beneficios.

“¿Que cancelando el estreno de Coyote vs. Acme tenemos una deducción fiscal? Perfecto, no hay más que hablar”, debió decir Warner frotándose las manos, del mismo modo que ya había ocurrido un tiempo atrás con otras producciones como Batgirl.

¿Qué está pasando con Francis Ford Coppola, David Lynch y John Waters?

Warner, al igual que otras distribuidoras entre las que también se encontraban Netflix o Paramount, se ha convertido una vez más en enemiga del cine. 

Diversas fuentes afirmaban que Megalópolis sería difícil de promocionar, señalando como uno de sus defectos que no quedaba claro a qué bando pertenecían sus personajes, algo que provocaría un aumento en los costes de márquetin para una cinta que había sido muy costosa: 

Francis Ford Coppola tuvo que invertir 120 millones de dólares, sus bodegas y varios años de trabajo para sacarla adelante, y lo que recibió de la sala en la que se proyectó su película fue “un llamativo silencio al final de la misma”.

netflix

David Lynch se encontró con una oposición similar por parte de Netflix, que rechazó su largo de animación Snootworld, una cinta co-escrita con Caroline Thompson -quien de la misma manera cuenta con una sólida carrera en el medio, habiendo puesto su firma en trabajos como Pesadilla antes de Navidad (1993)-.

Según Lynch, Netflix no quería apostar por “una historia anticuada” como aquella, porque “los cuentos de hadas a la antigua usanza” ya no se llevan, y la gente cuando ve cine de animación espera “chistes superficiales”.

John Waters, en cambio, parece que sí acertó con la propuesta de Liarmouth, basada en su propia novela y que contaría con Aubrey Plaza como protagonista, pero a pesar de todo sigue sin contar con el dinero para hacerla.

¿Se estrenarán Megalópolis, Snootworld y Liarmouth?

Megalópolis

El ambiente hostil que se respira me lleva a pensar mal una vez más, en cómo cintas tan criticadas como Sonic, la película (2020) después de la aberración que aparecía en su primer tráiler, acabaron en boca de todo el mundo generando una expectación y un interés creciente por ir a verla.

¿Y si toda esta mala prensa no es más que eso?, publicidad negativa que aliente al público para que haga ruido en redes sociales y genere un feedback inmediato con una respuesta en masa, es decir, una promoción gratuita que ya habría hecho la mitad del trabajo que no quiere pagar la distribuidora. Tampoco me cuesta imaginar a Warner frotándose las manos ante este panorama.

1899

¿O es en realidad un miedo por apostar por grandes cineastas que lo fueron hace tiempo, con un puñado de títulos reseñables datados el siglo pasado, pero que no han vuelto a realizar ningún largometraje desde hace años a pesar de haberse involucrado en otros proyectos?

Aunque eso me conduce a una hipótesis todavía más peligrosa: ¿Se prescinde de ellos por dar paso a nuevas ideas de cineastas jóvenes que reinventen la industria, en quienes poder invertir sin riesgos?, ¿significa eso que hay una edad de caducidad para hacer películas?, ¿un tiempo óptimo entre la última que saques y la siguiente?

David Lynch

Ahora es un mundo diferente y es más fácil decir que no que decir que sí", aseguraba David Lynch resignado ante el rechazo de su película. Supongo que al final sí, que todo se acaba reduciendo a eso, a que con un Excel en la mano esa decisión se toma sola.

¿Veremos algún día Megalópolis de Francis Ford Coppola, Snootworld de David Lynch y Liarmouth de John Waters? Yo confío en que así sea, más pronto que tarde, pero no será gracias a las productoras y distribuidoras, sino a sus creadores, mientras sigan mostrando cariño hacia sus propios proyectos.

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