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Las Nuevas Aventuras de Aladino - Crítica de la comedia francesa

Las nuevas aventuras de Aladino
Analizamos Las nuevas aventuras de Aladino, una parodia francesa de la clásica historia del personaje en Las mil y una noches, dirigida por Arthur Benzquen y protagonizada por Kev Adams, Jean-Paul Rouve, Vanessa Guide o William Lebghil, entre otros.

Un joven de clase baja de una ciudad del Medio Oriente, conocido como Aladino, es reclutado por un malvado brujo que quiere recuperar una lámpara mágica con la que invocar un poderoso genio que concederá sus deseos. Aladino se queda con ella, consigue convertirse en un hombre rico y se casa con la princesa Badrulbudur. 

Es probable que la base de la historia os suene familiar, sobretodo si la asociamos con Disney y Aladdin, su clásico de animación de 1992, pero este relato original tiene algunos años más de bagaje. "Las mil y una noches" recopilaba historias antiguas en lengua árabe entre las que destacaba la que encabeza este análisis y que ha dado pie a infinitas adaptaciones en la literatura y el cine. Y a este punto quería yo llegar: Las nuevas aventuras de Aladino es una de ellas, además de ser la ópera prima del director Arthur Benzaquen, que en clave de comedia consiguió convertirse en la película patria más taquillera de Francia en todo el 2015.

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Las mil y una parodias

La cinta arranca en lo que podríamos llamar el modus operandi habitual de cualquier título navideño que reúne a la familia frente al televisor cualquier tarde de diciembre. En plena Nochebuena, Sam y su amigo Khalid se dirigen a un centro comercial en plena nevada y vestidos como Papá Noel. Aquí es donde se tuerce la tónica común, y es que su objetivo es robar todo lo que quepa en sus bolsillos de las mismísimas Galería Lafayette, en París, pero pronto Sam se ve rodeado de niños y narrando su particular visión del cuento.

Estamos ante una parodia del clásico relato árabe, profundamente alejada de la película de animación que mencionaba unas líneas atrás. Hay varias cosas que he de reconocer respecto a su arranque: me costó, en primer lugar, comprender la subtrama inicial de los protagonistas y, en segundo lugar, relajarme para disfrutar de su humor sencillo e infantil. Por momentos pensaba que el target objetivo era el del mismo público que atendía a Sam, los niños, pero las subidas de tono pronto me sacaron de la duda y me obligaron a buscar el primer parche para un descosido que se hará más grande a lo largo del metraje.

Las nuevas aventuras de Aladino

Como me ha sucedido en incontables ocasiones cuando he tenido la oportunidad de ver este y otro tipo de parodias, me ha resultado imposible no recuperar la imagen de los gloriosos Monty Python con sus clásicos Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores oLa vida de Brian, que hacen un flaco favor a cualquier rival que se compare con ellos. El humor de Las nuevas aventuras de Aladino trata de jugar en esa línea de lo absurdo, pero con un estilo que se estampa en lo pueril e insustancial. Hablando en plata, y como si de las estadísticas de tiro de un jugador de fútbol se tratase, su porcentaje de tiros entre los tres palos deja mucho que desear, por lo que se sucederán unas cuantas muecas de desconcierto entre intentos de carcajadas.

Gran parte de la culpa, eximiendo en este caso a su elenco actoral, la tiene estas dos íes: innovación e imaginación. No podemos esperar, a estas alturas del partido, que una mujer con un pecho fuera del vestido o que la reiteración de apodar a uno de sus protagonistas "picha floja" consigan colar. Sí espero, sin embargo, más parodias como el divertido rap del "Yallah, yallah" con el que hacen su guiño a la canción del Príncipe Ali de Disney o la divertida idea de hacer un puente a una alfombra mágica como si de un coche se tratara. Ese sí es el camino.

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Una de las grandes críticas que ha recibido Las nuevas aventuras de Aladino se debe a su procedencia. Estamos ante una cinta francesa, con humor francés, dirigida a un público mayoritariamente francés. Es el mismo caso que hace unas semanas os contaba en la crítica de Mindhorn: el humor local vive en una dicotomía de amor/odio, y de ahí la razón por la que ha gozado de tanta repercusión en Francia y de tanto desaire en el extranjero. Ya sabéis, para gustos, colores, pero en este caso me desentiendo del uso tan abusivo y pueril del sexo como única herramienta que me recuerda a una de las tantas escenas de Pajares y Esteso.

Siguiendo la misma base del original, Aladino se adentrará en una mazmorra en la que deberá superar numerosos obstáculos hasta encontrar la Lámpara Mágica que encierra al Genio, interpretado con solvencia por Eric Judor, pero completamente desaprovechado. Disney y mi querido Robbin Williams realizaron un trabajo encomiable a la hora de dotar de personalidad al Genio, convirtiéndose en la clave cómica de la película y al contrario que en estas nuevas aventuras. "Le Génie", que dirían en el original, tiene las infinitas posibilidades que le permite su magia y, a pesar de que era una intención más que evidente la de alejarse del corte de la casa del ratón, podría haber sido ese parche que buscaba desde la apertura.

Las nuevas aventuras de Aladino

El clímax de la cinta llega a trompicones, entre cortes que concatenan la realidad de Sam y los niños a los que cuenta la historia y la propia diégesis de Aladino, lo que resta efecto a la resolución y nos deja con esa sensación de: "¿Y ya?". Sorprendentemente, la cinta cierra con un mensaje más propio para un público infantil que su, a priori, objetivo adulto, lo que devuelve las dudas del comienzo y sin más oportunidades.

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La estrella francesa Kev Adams encarna a Sam en la realidad y al protagonista Aladino en el relato, y es, sin lugar a dudas, uno de los grandes fuertes cómicos de película. No es de extrañar que la infinita mayoría de los chistes recaigan en su figura, así como en su enfrentamiento con el visir interpretado por Jean-Paul Rouve y su mal aliento. Adams se ha convertido en una de las caras que auguran éxito en la taquilla local francesa y este caso no iba a ser para menos, siendo su base de fans uno de los pilares sobre los que se erigió su recaudación en taquilla y que tiene la suficiente fuerza como para disimular las muchas dudas que genera.

Las nuevas aventuras de Aladino

La princesa Shallia Sofia, de Vanessa Guide, y más concretamente su sirvienta Rababa (el nombre ya se las trae), bajo el trabajo de Audrey Lamy, encajan en sus respectivos papeles, a pesar de que esperaba una Princesa con un papel que viva más allá de los mundos de Yupi. Incluso el mismísimo Arthur Benzaquen, director de la película, tiene su papel como el malvado brujo homosexual y con un extraño gusto por hurgar en orejas ajenas (no esperéis comprenderlo sin ver la escena, de la que poco más puedo decir sin saltarme la calificación por edades) que resulta de lo más acertado.

En el otro lado de la balanza, sin embargo, nos encontramos al fútil Sultán, interpretado por Michel Blanc, y al amiguísimo Khalid, de la mano de William Lebghil, que a excepción de dos escenas contadas pasa sin pena ni gloria.

Conclusión

Las nuevas aventuras de Aladino hace uso de una estética visual muy colorida y llamativa, amén de unos efectos especiales que hacen valer sus 15 millones de euros de presupuesto, de fácil digestión y que puede resultar ligeramente divertida sin mayores pretensiones.

No se nos quitará de la boca ese regusto a serie B que se encuentra con Bollywood (aunque sin serlo), así como la constante búsqueda de un resquicio de aire en el que podamos soltar en una carcajada toda la tensión de la semana. Es una comedia que se queda corta, en un intento de querer y no llegar a ser, pero en la que más de uno encontrará suficiente entretenimiento como película de uso rápido si se ha quedado corto de opciones.

Eso sí: recomendado su visionado con algunos amigos que estén dispuestos a soportar un humor poco efectivo y en el que su propio desconcierto ayude a superar las inevitables pérdidas de atención. Activad el piloto automático, amigos.

VALORACIÓN:

Las nuevas aventuras de Aladino es una comedia francesa que se presenta como una suerte de Bollywood y serie B, en la que la infinita mayoría de sus chistes rebotan contra un bostezo, a pesar de la corrección de algunas de sus actuaciones.

LO MEJOR:

Trataremos de salvar a Kev Adams y su archienemigo Jean-Paul Rouve.

LO PEOR:

Su humor pueril y poco imaginativo y el abuso del sexo como único recurso cómico.
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