Desde su lanzamiento en noviembre de 2013, PS4 ha recibido cientos y cientos de juegos. De hecho, hay más de 2.500 juegos en la última consola de Sony.
De esos, probablemente hayas jugado o conozcas a varias decenas de ellos. Un montón de títulos exclusivos y multiplataforma que nos han dado muchas alegrías (y algunas penas) en este ciclo generacional que se acerca a su fin.
Por supuesto, cada uno tiene su top particular, pero nosotros sí tenemos una selección de los mejores juegos de la consola (aquí puedes consultar el ránking según la nota que le hemos dado en la revista). Sin embargo, en esta lista no hablaremos de God of War, ni de Red Dead Redemption 2 o de Spider-Man.
En esta lista vamos a recopilar algunas de las mayores marcianadas que han pasado por la consola de Sony. Y no solo raros, porque la rareza puede ser una virtud, una forma de diferenciarte, de captar la atención del jugador y apelar a otros sentidos. No, aquí os hablamos de juegos raros y malos. Agarraos fuerte al DualShock 4.
Catlateral Damage
Los simuladores de animales haciendo trastadas tocaron techo con Untitled Goose Game, una joyita con un delicioso sentido del humor que ha conquistado a miles de jugadores. En el polo opuesto estaría Catlateral Damage, aunque en su defensa hay que decir que es un juego mucho más modesto que no se toma nada en serio a sí mismo (y si no, mirad el tráiler).
En Catlateral Damage controlamos a gatos, y el objetivo es tirar el mayor número de trastos que encontremos en las estanterías de niveles generados proceduralmente. Hay más de 20 gatos jugables, aunque tampoco es que los veamos, pues es en primera persona, lo que quita bastante gracia. Eso sí, hay 230 fotos de gatos reales para desbloquear, lo que para algunos puede ser motivo suficiente para comprar el juego.
Skylight Freerange 2: Gachduine
Cuesta creer que esto pueda ser un juego real de PS4. A duras penas pasaría como juego de PS1. Si los gráficos 3D más básicos que te puedas imaginar no te echan para atrás, lo hará el tedioso y rotísimo sistema de combate de este RPG de "mundo abierto".
Al estudio canadience Dragoon ambición no le falta, ySkylight Freerange 2: Gachduine (hasta su nombre da escalofríos) tiene una compleja historia de ciencia ficción ambientada en una distopía en Nueva Escocia, una región de Canadá, invadida por un culto malvado, o algo así. Si te dan morbo los juegos tan tan malos que son hasta divertido, puede que encuentres algo de placer en Skylight Freerange Gas...gadui...gachda... mira, desistimos.
The Quiet Man
The Quiet Man parecía un juego muy prometedor. ¡Hasta fue publicado por Square Enix y anunciado en un E3! La premisa es interesante cuanto menos; una aventura narrativa con partes rodadas en acción real de una calidad bastante alta y partes con un motor 3D competente, que sin embargo hacen agua ante lo incomprensible de la historia y superfluo de su propuesta.
Y es que el protagonista del juego es sordo, y por tanto el juego no tiene sonido. Una idea intrigante pero que hace que la historia, contada en interminables secuencias sin sonido ni subtítulos sea totalmente incomprensible. De hecho, una vez que buscas resúmenes y explicaciones por Internet, te das cuenta de que la historia sigue siendo incomprensible (y cliché, pretenciosa y ridícula a partes iguales) aunque hubiera tenido diálogos. Por si eso fuera poco, está salpicado por zonas de combate terriblemente ejecutadas, que solo consisten en machacar botones.
My Name is Mayo
Todos los juegos de esta lista, aunque sean absolutamente deleznables, tienen al menos una "intención" detrás. Se puede afirmar conceptualmente que en efecto, son videojuegos. Lamentablemente, no se puede decir lo mismo de My Name is Mayo.
El único objetivo del juego es darle toquecitos a un jarro de mayonesa. Ya está, eso es todo. A veces consigues elementos cosméticos para vestir a tu jarro (¿¿??) y datos "curiosos", como la Coca-Cola Light (Diet Coke) no se inventó hasta 1982. Fascinante, ¿verdad? Un chiste de juego que es imposible tomarse en serio y que cuesta 1,19 €, supongo que pensado para el que quiera invertir su dinero en trofeos, pues es uno de los juegos más fáciles de conseguir el Platino. Lo dicho, absolutamente deleznable.
The Unknown City
Otro juego que pasaría desapercibido como prototipo de juego de lanzamiento de PS2,The Unknown City es un survival horror en primera persona sin ninguna personalidad, con los valores de producción llevados a la mínima expresión: las voces son del text-to-speech de Google y la portada es una captura del juego con texto pegado encima.
Este juego es obra del estudio indio Yash Future Tech, y al menos hay que reconocer el intento de crear un juego de acción para consola en un país en el que el 90% del mercado lo ocupan juegos móviles.
Coffin Dodgers
El nombre de este arcade de carreras a lo Mario Kart ya debería hacer sonar todas las alarmas de la demencia: Coffin Dodgers, o sea, "evasores del ataúd". Cuando la muerte llama a la puerta de un geriátrico (literalmente), siete ancianos deciden burlar a la muerte escapando en sus scooters. También hay armas, claro, y puedes atizar a los rivales con tu bastón o incluso enchufarles con el desfibrilador.
La idea, si te pilla de buenas, igual te hace gracia. Es, al menos, original en su planteamiento, aunque por debajo de la premisa, lo único que queda es un juego de carreras mediocre, limitado y muy cutrillo técnicamente.
Life of Black Tiger
El arte promocional del juego pinta prometedor, ¿verdad? Pues espera a ver el tráiler. Otro anacronismo en la PS Store, que en realidad es un port de un juego de móviles(tampoco es que eso sirva mucho de excusa). Nuestro objetivo es controlar a un tigre por escenarios terriblemente repetitivos y cazar otros animales.
Hay una especie de historia en el que los enemigos se hacen más fuertes según avanzas, pero el sistema está tan roto que tendrás que repetir los mismos niveles una y otra vez para avanzar, pero los controles son tan deficientes que jugarlo es un auténtico dolor. ¡Ni siquiera tiene motor de detecciones, y puedes atravesar cosas como árboles y animales!
Por si fuera poco, si Life of Black Tiger era gratis en móviles, en PS4 cuesta nada menos que 10 euros. ¡Y en muchas zonas no pasa de los 20 fps! A su lado, el juego de los gatos tirando cosas de las estanterías es una obra maestra.
Wander
La premisa de Wander, de primeras, resulta interesante (sobre todo si te vendieron la liebre con la primera versión de No Man's Sky). Wander es un MMO ambientado en un mundo abierto, pero no hay combate, no hay progresión... y tampoco hay interacción con nada. Lo único que puedes hacer, como su nombre indica, es pasear.
Empiezas con un humanoide con forma de árbol, y tras pasear un rato por el bosque, entras a una cueva y te conviertes en una especie de ninfa con alas. Ahora podrás explorar este mundo de fantasía volando, pero sigue sin haber absolutamente nada más que hacer, aparte de encontrar algunas piedras que dan algo de lore. Podría haber sido una experiencia relajante y visualmente atractiva, pero sus paupérrimos gráficos y su macedonia de bugs hacen que la experiencia sea del todo menos atractiva.
Toro
La tauromaquia también tiene su espacio en entre los juegos más raros de PS4, con un producto del estudio madrileño Reco Technology técnicamente deficiente pero decididamente ambicioso: modo carrera, varias plazas reales, muchas formas de personalizar al torero, y hasta minijuegos (en uno controlas al toro y tienes que embestir al torero lo más lejos que puedas).
Probablemente, desde los tiempos del Spectrum, nadie se había atrevido a hacer un videojuegos sobre el toreo. Y por una buena razón. Que cada se forme su propia decisión moral respecto al juego; nosotros no entramos en eso, sino en que... ¿qué potencial jugable puede tener un acción como torear? En efecto, el juego es poco más que una sucesión de quick time events, maquillados con tecnicismos que solo apreciarán los fanáticos.
One Way Trip
Esta novela visual sigue la historia dos hermanos buscando una cura tras anunciarse que las reservas de agua estaban contaminadas y a todo el que la bebiera (prácticamente todo el mundo) le quedan menos de seis horas de vida. Una premisa interesante que se torna en un cóctel de luces, formas y colores, emulando los efectos de un viaje psicotrópico con drogas alucinógenas.
Las decisiones no tienen impacto, la historia es inconsistente y los diálogos no tienen sentido, aunque quizá sea esa la intención. Quizá por su originalidad merezca la pena echarle un vistazo...
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