Steven Spielberg admite que hay una película que le quitó las ganas de volver a dirigir: “Me sentí hecho añicos por la historia”

No vamos a nombrarte todas las películas que ha dirigido Steven Spielberg, pero a buen seguro que se te vienen a la mente algunas de las más taquilleras de la historia del cine, o aquellas que más te marcaron, sobre todo en tu niñez.

Pero Steven Spielberg no tuvo unos inicios fáciles, como prácticamente cualquier director. No obstante intentó dos veces ingresar a la escuela del cine en los Estados Unidos y ambas fue rechazado.

A pesar de ello, siguió trabajando, hasta que consiguió crear algunas de las licencias cinematográficas más recordadas de todos los tiempos, como por ejemplo Tiburón, película por la que ganó su primer Oscar.

Pero hubo un momento en particular en la vida de Steven Spielberg que le hizo prácticamente replantearse seguir o no como director.

Esto fue cuando Steven Spielberg vio El Padrino, de Francis Ford Coppola, uno de los clásicos que han perdurado en el tiempo, considerada de las películas más rentables y populares de la historia del cine.

“Me sentí hecho añicos por la historia, y por el efecto que tuvo en mí, y también sentí que debía dejarlo. No había ninguna razón para seguir dirigiendo porque nunca alcanzaría ese nivel de confianza en la capacidad de contar una historia como la que acababa de vivir”.

Cabe recordar que El Padrino se estrenó en 1972, y que con un presupuesto de solo 6 millones de dólares, consiguió recaudar casi 270 millones de dólares de la época.

Hoy día la saga de El Padrino es considerada la mayor de gánsteres de todos los tiempos, y no ha podido ser superada por ninguna película posterior, a pesar de todo el tiempo que ha pasado.

De hecho resulta curioso, porque durante el proceso de producción, Francis Ford Coppola no sabía muy bien cómo resultaría la cinta final y, de hecho, estuvo a punto de renunciar a la cinta.

Pero Steven Spielberg tiene mucho que agradecer a El Padrino, porque gracias al éxito de la misma, muchos estudios de cine empezaron a invertir en directores jóvenes, entre los que se encontraban George Lucas, Martin Scorsese o el propio Steven Spielberg.