La fantástica máquina de pinball de Stern Pinball es todo lo que un fan de Tiburón podría soñar… y un poco más.
Ha pasado casi medio siglo desde que Steven Spielberg llevó a las salas de cine una de las películas más impactantes de todos los tiempos. Nos referimos, claro, a Tiburón, el clásico al que mira absolutamente toda película de sharksplotation cuando necesita inspiración.
La película de 1975 supuso el empujón final a la carrera de Steven Spielberg en Hollywood y fue precursora de muchas cosas; incluso filmes que parecen guardar poca relación con ella se inspiraron en la esencia de Tiburón para causar impacto, como Alien, el octavo pasajero.
Tiburón también ha sido una de esas películas que enarbolan la bandera de lo retro, siendo una de las ilustres representantes del cine retro de los 70, 80 y 90 y de aquella época en que los videoclubes eran el punto de encuentro de los amantes del Séptimo Arte.
La propia mercadotecnia de Tiburón siempre ha sido muy representativa del estilo retro, y no va a dejar de serlo por el mero hecho de que estemos en 2024.
El pinball de Tiburón, una joyita para amantes de lo retro
Stern Pinball ha llevado el clásico de Steven Spielberg al formato pinball con una serie de máquinas que son todo un capricho para los amantes de la película.
Los jugadores se ponen en la piel de Quint para enfrentarse a bolazos con el escualo más famoso del cine en un tablero fantástico con todo lujo de detalles, algunos sangrientos.
Además, la máquina incluye la banda sonora de John Williams, parte de la cual impulsó el éxito de la película al jugar con el público.
Por supuesto, una máquina de pinball molona como esta no sale barata, y ninguna de las tres ediciones que ha puesto a la venta Stern Pinball deja indiferente al bolsillo. La pro sale por 6.999 dólares, la premium por 9.699 dólares y la edición limitada por 12.999 dólares. Pero, eh... si te la puedes permitir… ¡menuda joyita de pinball para la sala de juegos!
Los años pasan, pero Tiburón se mantiene como un clásico inamovible del cine gracias a todo lo que surgió de las fauces de ese escualo… y lo que se tragó, claro.
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