ATENCIÓN: Este artículo de opinión contiene spoilers de la temporada 4 de Stranger Things. Joseph Quinn y los hermanos Duffer han convertido un estereotipo trillado en un personaje al que tienes que amar si tienes sangre en las venas.
Cada temporada de Stranger Things tiene su personaje estrella: la primera fue Dustin, la segunda ¿Max?, la tercera fue Robin y la cuarta... la cuarta ha sido Eddie Munson sin atisbo de dudas.
Joseph Quinn se unía a la serie de los hermanos Duffer para dar vida a un personaje que, en cierto modo, es un cliché: el metalero, "rarito", aficionado a los juegos frikis de fantasía medieval como Dragones y Mazmorras.
Dicho de otro modo, lo raro (y triste) es que no hayamos conocido a Eddie antes en la serie. Bueno, nunca es tarde, si la dicha es buena.
El cabecilla del Club del Fuego Infernal es todo un figura que se ha ganado el corazón de los fans de Stranger Things de manera irremediable. Pero ¿qué hace tan especial al personaje de Eddie Munson?
Si optamos por la respuesta fácil, podríamos ceñirnos a ese momentazo metalero al ritmo del Master of Puppets de Metallica que ha hecho que hasta la banda californiana se deshiciera en elogios hacia la serie de Netflix.
Sin embargo, hay mucho más en este personaje de Stranger Things con lo que podemos empatizar. Más allá del momento Metallica, Eddie evoca ese gusto musical por el rock y el metal de los 80 que muchos tenemos interiorizado. Ese grupo de "esto es música" sosteniendo el casete de Iron Maiden también se ha convertido en meme.
Irónicamente, aunque su pasión mientras hace de master en Dragones y Mazmorras es tremendamente contagiosa (y todos nos hemos encontrado con algún GM así), es el hecho de que esa pasión es parte fundamental en su vida lo que nos hace empatizar de forma continuada con él.
La conversación del principio de temporada con su antítesis, Chrissy, la "animadora perfecta", denotó una química magnífica que, por exigencias argumentales, duró menos que un caramelo en la puerta de un colegio. Hasta los hermanos Duffer se lamentaron después.
Por último, y sin ánimo de querer extenderme más, Eddie encarna el papel de víctima en una trama que, desgraciadamente, es muy real: la histeria colectiva y el "fervor religioso" que muchos jugadores de Dragones y Mazmorras y juegos similares sufrieron por considerarse "satánicos".
Este estigma sigue presente en ciertos círculos en la actualidad, aunque la "normalización" de lo friki gracias al cine, la televisión e internet, ha contribuido a que sea menos intenso que hace décadas.
Obviamente, la clave principal en todo esto ha sido un entregadísimo Joseph Quinn, que ha bordado un personaje soberbio al que es muy fácil coger cariño.
Desgraciadamente, parece que el destino de Eddie Munson quedó sellado en el final de Stranger Things 4, aunque ya hay peticiones de firmas para que el personaje de Joseph Quinn resucite.
¿Qué os pareció a vosotros Eddie Munson? ¿Conectasteis con el personaje a lo largo de la temporada 4 de Stranger Things?
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