Xbox Series X y xCloud, como los Spartans, no dejarán a nadie atrás
2020 es el año de nuevas consolas, y eso ha supuesto, tradicionalmente, una ruptura con la generación anterior. Llega algo nuevo para “matar” a lo viejo, que enseguida pierde interés por la menor potencia, los gráficos menos espectaculares y los juegos exclusivos de los nuevos sistemas.
Sin embargo, cada vez más las consolas han dejado de ser “consolas” para convertirse en centros de entretenimiento, una evolución natural que prácticamente están experimentando todos los dispositivos. Un móvil no sirve solo para llamar, por poner un ejemplo.
Lo bueno de las consolas, al menos lo que más me gusta, no es su facilidad para jugar, el no tener que pensar en componentes y actualizaciones (de hardware, porque las de software... en fin), sino el hecho de que cada compañía suele tener una estrategia de juegos, servicios y posibilidades.
PS4 y Xbox One, pese a pequeñas diferencias de software y exclusivos, son máquinas que nos permiten hacer básicamente lo mismo y nos decidimos por una u otra por sus exclusivos y por la consola en la que están nuestros amigos. Sin embargo, eso es algo que no tendremos que plantear en una consola como Xbox Series X.
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Y es que, se ha hablado largo y tendido sobre eso de que no tendrá exclusivos y los juegos intergeneracionales, pero lo realmente interesante, para mi (esto es un texto de opinión pura y dura), es que cuando encienda mi Xbox Series X el día del lanzamiento, tendré mis amigos que están en Xbox One y PC, podré jugar con ellos a los multiplataformas cross-play, pero también a Halo Infinite, por poner un ejemplo.
Microsoft, estos últimos años, ha dado tumbos en algunas cosas, decisiones inexplicables que, de hecho, consiguieron arruinar la reputación de los últimos años de Xbox 360 y los primeros compases de Xbox One. Sin embargo, desde la llegada de Spencer y Nadella (sobre todo), los de Redmond tienen las ideas mucho más claras.
Están apostando por los servicios y, aunque el hardware es una parte importante de su negocio (Xbox, Surface, vuelven a los móviles...), los servicios son la clave. Cada vez hay mejores números en Game Pass, más jugadores en Xbox Live y un crecimiento en las cuenta de Microsoft que, desde fuera, me da exactamente igual porque es una multinacional que ni me va, ni me viene, pero que demuestra que algo están haciendo bien.
Hablando de servicios, además de los mencionados, está xCloud, la propuesta de streaming en la que podremos disfrutar en cualquier dispositivo de los juegos de Game Pass por la cuota de Game Pass, sin pagar más al mes ni por juegos ni por el servicio en sí.
Me voy por las ramas y no hablo de lo que quiero hablar, de los exclusivos de Xbox Series X. Microsoft y Sony parece que van a seguir estrategias diferentes en la generación que se avecina. PS5 romperá con PS4 y los exclusivos de Sony servirán para potenciar su nueva máquina.
Es la estrategia clásica, una que, a ver, entiendo a la perfección ya que quieres aprovechar al máximo los circuitos de la nueva máquina a la vez que te llevas usuarios a la nueva consola arrastrados por sagas buenísimas, pero es que también entiendo la decisión de Microsoft de, durante los primeros meses, no lanzar sus exclusivos solo para Xbox Series X. Y me encanta la idea.
La facilidad a la hora de programar, ahí está la clave
En la presentación de Xbox One X, Microsoft dijo que iban a borrar las barreras de las generaciones. Muchos se echaron las manos a la cabeza y jugaron a ser insiders de la industria.
Que si iba a ser la última consola de Microsoft, que si la próxima Xbox sería una actualización de One X con xCloud y demás argumentos que en las cabezas de algunos sonaban espectaculares.
Al final, nada de eso, nueva consola, con hardware a la última (por lo que se ha filtrado), y nuevos juegos físicos. Xbox Series X va a tener lector de Blu-Ray y vamos a poder meter un juego de cualquier Xbox anterior y jugar (siempre que el de Xbox y Xbox 360 sea compatible y esté en la retro compatibilidad, claro).
Además, los exclusivos como Halo Infinite, un Forza o un nuevo Gears, que estaría dentro del marco de los dos primeros años de no-ruptura con el pasado, se podrán jugar tanto en Series X como en One y One X, aunque con mejoras exclusivas en Series X, claro.
Cuando se realizó el anuncio se me vinieron a la cabeza juegos como Rise of the Tomb Raider o Titanfall, pero también como Ryse. Ryse es un juego que ejemplifica lo que significa cambiar de generación, un producto posible en One, pero imposible en Xbox 360.
Sin embargo, en los primeros años tuvimos un juego como Rise of the Tomb Raider o Shadow of Mordor que se veían genial en Xbox One y que también estaban disponibles, con una calidad visual mediocre, en Xbox 360.
¿Serán los juegos de Xbox One y Series X así? Respuesta corta: no (creo). Rise of the Tomb Raider en Xbox One fue desarrollado por Crystal Dynamics, mientras que la versión de Xbox 360 corrió a cargo de Nixxes Software. Lo mismo pasa con el Sombras de Mordor de Xbox One por Monolith y el de Xbox 360 desarrollado por Behaviour Interactive.
Son dos juegos diferentes, dos plataformas diferentes y dos estudios diferentes. La idea de Series X y la compatibilidad con One es que mi disco de Halo Infinite se pueda meter en cualquiera de las consolas y que funcione a la perfección en ambas haya parche de por medio o no.
Xbox One y Series X, aunque haya una evidente diferencia en potencia, son máquinas que compartirán arquitectura. La de Xbox 360 y Xbox One era radicalmente diferente (memoria unificada GDDR3 en 360 vs memoria DDR3 en One; procesadores con arquitecturas diferentes; CPU+GPU en 360 va APU en Xbox One, amén de otras diferencias).
La nueva generación será como la actual, pero más potente y, supuestamente, sería como escalar un juego de ordenador que en One tenga unos settings, en One X otros y en Series X los más “pepino”. No debería ser difícil de programar y es algo que se lleva haciendo toda la vida en PC, y aunque el juego no cambia (enemigos en pantalla, inteligencia artificial, físicas...) sí se ve más bonito. Un ejemplo es la diferencia entre un The Witcher 3 en Bajo y en Ultra con Hairworks. Algo así, precisamente, espero para los primeros exclusivos de Series X.
Xbox tendrá exclusivos, y mucha más gente podrá acceder a ellos haciendo que la transición sea más sencilla
Y es que, la consola claro que tendrá exclusivos, aunque los usuarios de Xbox hemos dejado de ver la palabra “exclusivo” como algo limitado por el hardware. Es “exclusivo de Microsoft”, y eso permite que empiece una partida a Gears 5 en One X, siga en PC y vuelva a la consola sin que se note nada.
La unificación con PC es una auténtica maravilla, e igual que el motivo para cambiar Xbox One por una One X o un PC son los gráficos, veremos gente que cambia su actual consola por una Series X para ver el juego que le gusta más bonito. Punto.
El nuevo Forza se podrá jugar en One, PC y Series X, y sigue siendo un juego exclusivo no de un sistema, sino de un ecosistema que no obliga al usuario de One a cambiar en el día de lanzamiento de un sistema. Y, claro, eso me parece muy positivo.
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Además, hay quien se ha echado las manos a la cabeza con esto de los exclusivos y, al final, los juegos más vendidos son los de terceros, que evidentemente sí llegarán a las nuevas consolas con mejoras muy evidentes, siendo casos parecidos a los mencionados Rise of the Tomb Raider o Sombras de Mordor, por lo que no tendremos que esperar a que Microsoft saque desarrollos para Series X para ver el potencial de la máquina.
Eso sí, tengo dudas de hasta dónde podrán llegar con parches
Ahora bien, tengo dudas sobre hasta dónde podrán llegar estirando el chicle. Y es que, la resolución, sombras y las texturas se pueden parchear para que se vean más bonitas en la nueva gen, pero hay elementos de diseño que se verán lastrados por las consolas de esta generación.
Halo Infinite, en mi cabeza, no es mucho más grande que cualquier otro Halo. Los enemigos, los escenarios y la IA ya es la adecuada y en Series X lo veremos con mejores gráficos y menos tiempos de carga. Es un ejemplo perfecto de juego en un PC de 500 euros vas el mismo juego en un PC de 1.000.
Y es que, hay decisiones de diseño que se toman al comienzo del desarrollo que sí estarán influenciadas por esa política de no dejar a nadie atrás. Por ejemplo, si un estudio interno de Microsoft quiere usar el SSD para que no haya ni un tiempo de carga y eliminar las transiciones, o crear memoria virtual con ese SSD ultrarrápido, no tienen forma de “parchear” la decisión para que funcione en One, ya que la arquitectura de esta generación no lo permite.
El propio Spencer ha reconocido que incluso One X está lastrada por un procesador desfasado. ¿Qué pasará cuando un equipo tenga una idea que necesita un procesador más potente y sacará partido del de Series X, pero no pueda escalar hacia abajo para aprovechar la paupérrima CPU de One X?
Ahí es donde vamos a ver las limitaciones, pero al final pienso que los mayores portentos gráficos no llegan durante el primer año de un sistema y los empezaremos a ver más tarde, algo que no quita que esos primeros compases del sistema estén protagonizados por juegos con resolución 4K, 60 fps y assets mejores que los que pueden utilizarse en Xbox One, aunque el juego funcione en las dos consolas.
¿Lo que yo haría? Dejar atrás a los jugadores con la One de 2013 y One S, pero apoyar con xCloud
Microsoft quiere que el usuario de Xbox One no se sienta abandonado, y es una decisión empresarial tan buena como la contraria, el romper para lanzar la artillería en una sola consola, que es lo que va a hacer Sony.
Sin embargo, One es un lastre, y lo va a ser más en cuanto salga Series X. Si Microsoft hubiera desarrollado Gears 5 en exclusiva para One X, el juego habría marcado, seguramente, un mini salto generacional, pero al tener que funcionar también en una One “normal”, hay que hacer concesiones. Y son evidentes en algunos aspectos.
El primer año de Xbox Series X, lanzaría juegos como Halo Infinite para todas las consolas de la familia, pero en el segundo (2022) diría “ok, la consola de 2013 debe morir tras 9 añazos”, haciendo que los exclusivos de ese año funcionen en PC, One X y Series X, exclusivamente.
En algún momento hay que dejar morir el pasado, y a One ya le toca, no así a una One X que puede dar mucho juego. Otra opción es que el juego exclusivo de 2022 con el que no puedan One u One S salga solo para estas consolas en xCloud. Total, como se ejecuta en la nube...
De hecho, xCloud puede ser un gran aliado en este sentido. Imaginad un juego como Halo 7 que se saldría del margen para lanzar exclusivos en Xbox One, pero al que podemos jugar en una máquina de 2013 gracias a xCloud.
Creo que me he ido un poco por las ramas, pero al final la idea que tengo al terminar este artículo es la misma que cuando lo empecé. El futuro de los videojuegos pinta apasionante, me gusta que las compañías tengan estrategias diferentes y, sobre todo, me entusiasma que nadie quede atrás de manera “física” como gracias al juego por streaming.
Descubre más sobre Alejandro Alcolea Huertos, autor/a de este artículo.
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