Tener el hype por las nubes es un arma de doble filo... que se lo digan a Sony Pictures, que tiene entre manos la que será, probablemente, la película más taquillera de estas Navidades con el permiso de Matrix Resurrections: Spider-Man: No Way Home.

La distribuidora tiene que lidiar con un circo de tres pistas en un juego de equilibrios nada sencillo. Corren tanto el riesgo de "pasarse" como de "no llegar".

Por una parte, deben promocionar la película sin desvelar "datos sensibles", por otra parte, tienen que mantener el interés de una audiencia que ya ha demostrado estar entregadísima a la causa y por último satisfacer las elevadas expectativas de cara no solo a cumplir los objetivos de rentabilidad sino a dejar bien abonado el terreno de cara a la continuidad de Tom Holland dando vida a Spider-Man.

¡No es poco! Precisamente este mes de diciembre se caracteriza por un cuello de botella brutal en cuanto a estrenos entre los que no van a faltar títulos ni blockbusters familiares que amenazan con ser una gran competencia.

Pero de largo, lo que ha hecho que nos salte el sentido arácnido es el hecho de que es prácticamente imposible que todo el mundo quede contento con Spider-Man: No Way Home.

En roman paladino: si estamos ante la piedra fundacional de un Spiderverso en acción real mostrando no solo a los villanos más aclamados de todas las sagas de Spidey como son Otto Octavius, el Hombre de Arena, Lagarto, Electro y Duende Verde (y esperamos que alguno más) sino también a todas las versiones conocidas del hombre araña contando con Tobey Maguire y Andrew Garfield, la peli será ÉPICA.

Si no es así, muchos se van a sentir defraudados y viendo el interés que ha despertado Spider-Man: No Way Home, no es descabellado pensar que hasta enfadados.

¿Nos estamos cargando la diversión por esperar tanto de las películas de superhéroes? ¿Tanta anticipación destroza las sorpresas? ¿Os imagináis ir al cine sin tener ni una sola pista de lo que vais a ver y encontraros con tamaño sorpresón? Parece que las redes sociales, las filtraciones y hasta nuestros deseos juegan en nuestra contra...