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Qué hace a Joker más irresistible que otros villanos

Joker
Es un asesino de masas, un psicópata lunático y un auténtico villano. Y, aún así, ¡nos encanta El Joker! Pero ¿por qué? ¿Por qué nos gusta tanto? ¿Qué tiene que lo hace un personaje tan especial?

Decía William Shakespeare que el infierno se había quedado vacío y que todos los demonios estaban aquí, en nuestro mundo, caminando entre nosotros, esperando el momento de actuar. No creemos que Shakespeare, quien lo dijo varios siglos atrás, fuera tan desencaminado. Sólo hace falta encender la televisión, poner las noticias y darnos cuenta de que hay algo que no funciona. Hay algo que no estamos haciendo bien. La ficción, como buena ficción, bebe directamente de la realidad para inspirarse. Incluso trata de explicarla. O de justificarla, de alguna manera.

Joker (2019) de Joaquin Phoenix, película que ya hemos visto y de la que ya tenéis una crítica en nuestra web, tiene precisamente ese punto de partida. Es más, trata de dejar de lado la ficción del Universo Batman y de DC Comics para acercarnos a un personaje tan simbólico como él desde un prisma verdaderamente realista. Ya lo hizo Christopher Nolan, a su manera, hace unos años, con aquella caracterización tan aclamada de Heath Ledger como Príncipe Payaso del Crimen en El Caballero Oscuro (2008). Pero, antes de eso, mucho antes de que el cine encumbrara definitivamente a un personaje que ya era todo un icono en las viñetas, El Joker era especial. Era el villano definitivo, la gran némesis del Hombre Murciélago.

Pero ¿qué lo hace tan especial? ¿Por qué nos gusta tanto El Joker? ¿Por qué él y no otros villanos? ¿Qué clase de magnetismo proyecta sobre nosotros para aceptar que tengamos avatares con su imagen, si en realidad es un asesino, un psicópata, un terrorista de proporciones bíblicas? Es difícil no caer en la subjetividad a la hora de explicarlo, puesto que cada uno entiende al Joker de una manera diferente, pero lo vamos a intentar. Vamos a intentar explicar y justificar por qué el Príncipe Payaso del Crimen está considerado como uno de los mejores villanos de todos los tiempos y por qué tenemos esa debilidad por él.

El triunfo de los villanos es hacernos dudar de los héroes

La primera perspectiva que quiero abordar es la de considerar a Joker como antagonista de Batman. Batman es, para muchos, el héroe definitivo. Un hombre que se alza a sí mismo a partir del trauma y dedica su vida y su legado a luchar contra aquello que lo dejó solo y roto en este mundo. Pero, como todos los héroes, Batman también tiene debilidades, aunque las esconda. Uno de los grandes preceptos autoimpuestos del Caballero Oscuro es el de no matar. Sí, es muy debatible porque lo hemos visto hacer cosas un tanto extrañas durante sus ochenta años de vida. Pero es una de sus grandes características, al mismo tiempo que una verdadera debilidad.

Joker

Precisamente, uno de los mayores atractivos del Joker es cómo consigue hacer que Batman tiemble moralmente. ¿Cuántas veces hemos leído o visto al Hombre Murciélago plantearse a sí mismo acabar con la vida del villano? Todas esas nimiedades morales en las que Bruce Wayne sostiene su ética heroica se tambalean por el mero hecho de plantearse acabar con la vida del payaso. El triunfo de los villanos, en última instancia, es hacernos dudar de los héroes. Hacernos ver que toda esa moralidad, esa ética, es una bella mentira. Como el propio psicópata dice en El Caballero Oscuro, sólo somos tan buenos como el mundo nos permite ser.

El Joker de El Caballero Oscuro

El Joker, en esto, es especialista. Ese atractivo, que ha hecho del Príncipe Payaso del Crimen lo que es, es que no es un villano al uso. No como te imaginas al villano clásico, un mero antagonista que saca a la luz las virtudes del héroe y lo engrandece. Este psicópata va un paso más allá, logrando que las virtudes del héroe se conviertan en defectos, presionándolo para romperlo, jugando con él hasta que Batman llegue a plantearse romper la única ley que ha jurado respetar. Y esto nos hace a nosotros, los que estamos en la cuarta pared, dudar del héroe. Es la gran victoria del Joker: provocar un cisma entre espectador y protagonista, darnos la posibilidad de llegar a pensar por un instante que el villano tiene la razón, que no hemos acertado en la elección de a quien admirar, olvidándonos de todo el mal que representa. En última instancia, no son las malas personas las que destruyen las cosas buenas, sino aquellas que permiten que el mal triunfe.

La maldad absoluta es un mérito

Desde el punto de vista de la ficción, tender a la maldad absoluta es prácticamente una utopía y alcanzarla es, por tanto, un mérito. Los creadores de historias siempre tienden a rebajar a los villanos al final de sus relatos. No hablamos de redimirlos, como el caso de Darth Vader, sino de crear la sensación de ligereza, de que hay una posibilidad para ellos. Sus motivaciones son perversas, pero explicables. No son el mal por el mal. Incluso un villano tan inolvidable y complejo como el Yago de Otelo acaba representando la sublimación de la verdad, mientras que El Joker sí representa la maldad absoluta.

Star Wars - Duelo entre Obi Wan y Darth Vader

Su gran historia de origen, La Broma Asesina de Alan Moore, da explicación al hombre que estaba detrás del demonio. Pero ese hombre se pierde en el momento en el que cae al ácido, convertido en algo diferente, algo terrorífico y monstruoso. Nada de él queda en aquello que sale del corazón del distrito industrial de Gotham City, de Ace Chemicals. La famosa frase de aquel cómic, ese "sólo necesitas un mal día", parece ser el único recuerdo que guarda El Joker de su vida pasada. Él sabe de donde viene, pero también sabe dónde está. Y, como el propio Baudelaire reconoció en su día, jamás es excusable ser malvado, pero hay cierto mérito en ser consciente de que uno lo es.

Joker de Jack Nicholson

En ese sentido, El Joker tiene dos atractivos simultáneos a la hora de ser un villano. En primer lugar, representa la maldad absoluta; y, en segundo lugar, él mismo es consciente de que lo hace y no tiembla en seguir haciéndolo. Es muy interesante que esa perspectiva no se haya perdido con el paso de los años. La historia de origen de La Broma Asesina o incluso la película del Joker de Joaquin Phoenix podrían haber humanizado al personaje de alguna manera. En cierto sentido, lo hacen. Pero lo que nos gusta del villano de Batman es que, a pesar de donde viene, a pesar de ser consciente de lo que es, de lo que hace, no deja en ningún momento de serlo ni de hacerlo. Y eso nos encanta.

El drama y la comedia

Siempre se ha dicho que el drama y la comedia van casi siempre de la mano. Hay muy pocos personajes que representen tan bien esa estrecha dualidad como El Joker. Y creemos firmemente que esa base es uno de los aspectos que más nos gustan de él. La mayoría de nosotros, cuando perdemos la inocencia de la niñez y la frenética locura de la adolescencia y nos hacemos adultos, nos damos cuenta de que el mundo no era exactamente como creíamos. Las responsabilidades laborales y económicas, la toma de decisiones que marcarán tu futuro para siempre, las dudas, la incertidumbre, el miedo al fracaso, el terror a mirar el calendario y ver cómo se pasa el tiempo sin poder hacer nada para frenarlo, el amor, la muerte...

Joker (2019) - Joaquin Phoenix

Ese abismo que te sostiene la mirada es un auténtico drama, pero siempre tendemos a la comedia. El hombre busca la felicidad siempre, sea cual sea el medio para alcanzarla. Cada generación afronta la edad adulta de una manera y ve el vaso medio lleno o medio vacío, pero siempre tendemos a buscar la felicidad. Es nuestra verdadera meta. ¿Cuántas veces habéis reaccionado a una situación dramática con un puntito de comedia? ¿Cuántas veces habéis optado por la sonrisa a cualquier precio? El origen del Joker es verdaderamente dramático y sus actos, todavía más. Pero el Príncipe Payaso del Crimen siempre dibuja el envoltorio que lo recubre con humor. Humor macabro, en el cien por cien de sus acciones; pero humor, al fin y al cabo.

En ese sentido, entender a Joker es fácil porque nos sentimos aliviados con el humor a pesar de lo que acompaña. Frente a Batman, que es la oscuridad y la sombra, la tristeza por definición, la aceptación del dolor y del drama como forma de vida para salir adelante (es impensable un Bruce Wayne feliz, no sería lo mismo), El Joker sale adelante con humor y violencia. Batman no sonríe y no toma vidas, Joker hace todo lo contrario. ¿Nos gusta que sea un asesino? No. ¿Nos reímos con él? Por supuesto. Lo hacemos porque es ficción y somos capaces de identificar lo que es válido en las viñetas o en las series y películas y lo que no lo es en la vida real. Pero también lo hacemos porque estamos más cerca de él habiendo tomado su vida como una comedia en lugar de haber abrazado la tragedia.

El infierno que llevamos dentro

Y, para acabar de intentar explicar por qué El Joker es más irresistible que otros villanos, vamos a volver al punto de partida. A la frase de William Shakespeare. "El infierno está vacío y todos los demonios están aquí". La superficialidad de esta frase es evidente, ya que hace referencia a toda la maldad que habita en el mundo y que estamos viendo año tras año en actos delictivos, asesinatos, violaciones, terrorismo, guerras. Sin embargo, la profundidad de esta frase contiene un pensamiento que es difícil de aceptar: hay algo malo dentro de nosotros que está esperando salir a la luz. Nuestro infierno está dentro de nosotros mismos y somos exclusivamente nosotros los que tomamos la decisión de liberar a los demonios o no. Hablamos del Bien y del Mal.

joker

Por eso El Joker nos gusta tanto. El Joker activa una parte de nosotros que sólo queremos ver activada a través de la ficción. No dudamos como sociedad en condenar todos esos actos tan terribles comentados en el párrafo anterior, pero caemos rendidos ante la presencia de un villano vestido de payaso que hace todo eso y más. ¿Por qué? ¿Es sólo porque es ficción? No. Es porque El Joker actúa como una especie de campo magnético para una parte de nosotros que está ahí, dormitando. El Joker nos manipula con sus incisiones verbales, por eso nos manipuló con El Caballero Oscuro con frases que hacían pensar que era un agente del caos, cuando realmente no lo era.

En la película de Christopher Nolan, por poner un ejemplo, se presenta de una manera que no es. Intenta hacerte entender que no tiene planes, cuando es evidente que los tiene. Y muchos. El Príncipe Payaso del Crimen de Heath Ledger quería mandar un mensaje y lo mandó. Y venció. Pero es todo luz de gas. Caímos rendidos ante él no sólo por la increíble interpretación del actor australiano, sino porque jugó con nosotros como quiso. Derrotó a Batman, hizo sus trucos de magia, se burló de la sociedad gothamita y nos humilló, de la misma manera que consiguió con La Broma Asesina hacernos olvidar que había dejado paralítica e incluso violado a Barbara Gordon y que había torturado casi hasta la locura a su padre, el Comisario Gordon. Lo hizo cuando, al final de la historia, se planta delante de Batman y le cuenta un chiste.

"Hay dos locos en un manicomio..."

El Hombre Murciélago ríe. Nosotros, también. Fin de la historia. Eso es El Joker.

Y a ti, ¿por qué te gusta El Joker?

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