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Reseña de Star Wars: La última orden - El fin de la trilogía de Thrawn

Jesús Delgado

Star Wars: La última orden
Star Wars: La última orden pone punto y final a la trilogía de Thrawn, formada por este libro, Heredero del Imperio y El resurgir de la Fuerza Oscura. Concluimos nuestras reseñas sobre la cuna del viejo Universo Extendido de Star Wars.

Concluimos nuestro ciclo de reseñas dedicadas al origen del viejo Universo Expandido de Star Wars. Tras haber empezado con la novela  Heredero del Imperio y con el cómicImperio Oscuro, las dos obras que iniciaron la explotación de La Guerra de las Galaxias más allá de las películas en los años 90, pasamos a cerrar con la novela que finaliza la trilogía de Thrawn: La última orden

Star Wars: La última orden arranca poco después de los eventos de El resurgir de la Fuerza Oscura. La impía alianza del Gran Almirante Thrawn, último gran oficial del Imperio, con el demente Jedi Oscuro Joorus C'baoth ha demostrado ser efectiva. Thrawn ha logrado hacerse con la Flota Katana, un contingente de naves de la época anterior a las Guerras Clon. Con ellas y su ejército de clones, el Gran Almirante chiss pretende lanzar un ataque contra el mismísimo corazón de la República e instaurar la paz y el orden del Imperio.

En tanto, Leia Organa Solo se prepara para ser madre, en medio de un clima de crispación y paranoia en el Palacio del Senado de Coruscant. Luke, con ayuda del pirata Talon Karrde comenzará a investigar el ejército de clones, con la esperanza de encontrar su base principal, destruirla y así privar de su principal herramienta al tenaz Gran Almirante imperial.

Y hasta aquí os contamos, si queréis saber más, tendréis que leeros la novela. Pero antes, una breve reseña.

¿Mitificación e idolatría justificadas?

En primer lugar, hemos de señalar que estamos ante un libro cuya traducción parece maldita. Si bien es cierto que la edición original de Martinez Roca de los noventa dejaba bastante que desear, los actuales traductores de la trilogía tampoco dan pie con bola. Nuevamente, el traductor encargado de la obra no traduce de acuerdo a las interpretaciones realizadas del material de Star Wars en España hasta la fecha, sino que tira de traducción literal. De ahí que su trabajo pierda frescura, calidad y fidelidad de cara al fan. Un poco más de documentación no le hubiera hecho daño, la verdad. 

Sorteado este escollo, ya podemos pasar a la obra propiamente dicha. Entre los detractores y los defensores del Viejo Universo Expandido suele haber una disputa recurrente: la calidad de estos trabajos, ajenos a las películas y sobre los cuales se construyó una inoperable y mastodóntica mitología. Dicho de otro modo, si bien la trilogía de Thrawn e Imperio Oscuro fueron el punto de arranque para desarrollar un universo enorme más allá de los filmes, también deben entenderse como una obra de su tiempo.

En este sentido,  Star Wars: La última orden es una obra escrita en su momento y dentro de un contexto, realizada por un autor muy competente y sobradamente capaz, Timothy Zhan. Su redacción y elaboración se llevó a cabo como proyecto para relanzar Star Wars como franquicia, en el momento en el que Star Trek gozaba de una salud buenísima, gracias a La Nueva Generación y cómics y novelas. 

En este marco, Zhan y los autores de los primeros cómics de Star Wars de Dark Horse hubieron de nadar en unas aguas que no habían sido exploradas. Aunado a esto, tuvieron que sortear un enorme control de calidad en un primer momento, que luego fue rebajado enormemente en aras de rentabilizar cualquier cosa que saliera con la cara de Darth Vader. Esto implica que la brújula que utilizaron y los mapas de los que se valieron fueron bocetos y señales dejadas por George Lucas sobre temas como la naturaleza de los Jedi, qué era los clones o cómo había sido la República, cuyos detalles eran muy vagos pero sometido a un gran escrutinio.

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Debido a ello, hemos de valorar positivamente su labor, construyendo una base funcional, que además es presentada con un villano de primer nivel como es el Gran Almirante Thrawn. Pero, claro, también debido a esa cierta libertad, encontramos inconsistencias de continuidad, que posteriormente se intentarían arreglar con novelas o cómics, explicando el por qué de estas paradojas. Sin embargo, al lector ajeno a esta práctica leguleya y a lo que se cocinaba en Lucasfilm, le parecerá que estamos ante una obra anacrónica y desfasada.

Cierto es que algunos recursos narrativos y el desarrollo de ciertas tramas, la nomenclatura e, incluso, ciertas descripciones no recuerdan a Star Wars, si no a otra cosa cualquiera. Pero, como decimos, hay que entender que esta obra casi partía de cero para desarrollar un universo, expandiendo la historia de las películas y el material de los juegos de rol de los años 80. De ahí que se justifique esta divergencia, entendiendo las circunstancias en las que se dio.

En conjunto, hemos de valorar Star Wars: La última orden como una obra literaria de su momento, con lo mejor que se podía hacer con lo que había y que, sin embargo, fue un excelente cimiento para todo lo que luego vino. Además, se le debe reconocer a Timothy Zhan una narrativa ágil, que no exenta de detalles. En general, la novela sabe como atraparte. Y eso es mucho más de lo que le podemos pedir a otros tantos libros basados en franquicias comerciales. 

Star Wars: La última orden

Star Wars: La última orden concluye la trilogía de Heredero del Imperio, con el Gran Almirante Thrawn como principal antagonista. Actualmente, podéis encontrar la última reedición de este clásico de Star Wars en grandes superficies y librerias especializadas, además de en tiendas on-line. Su precio recomendado es de 22,00 euros. 

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