Monta tu propio salón recreativo en Arcade Paradise - Análisis del juego de gestión retro

Lo de tener nuestro propio salón recreativo es una vieja fantasía. Y después de lanzamientos como Capcom Arcade Stadium 2nd, puede sonar hasta pasado de moda. Pero cualquiera que haya vivido la edad dorada de las máquinas arcade (desde principios de los 80 a mediados de los 90) seguro que guarda en su corazoncito este "deseo inconfesable".

En nuestro análisis de Arcade Paradise lo hemos convertido en realidad. Tenemos nuestro propio salón, aunque no podemos dedicar todo el tiempo a jugar, que es lo que nos habíamos imaginado de pequeños. 

Más adelante os iremos contando todas las mecánicas que encierra el juego de Nosebleed Interactive (Vostok Inc) y que flirtea con los juegos de gestión. 

Pero antes queremos aprovechar que habéis llegado hasta aquí -y seguramente atesoráis un montón de recuerdos relacionados con las recreativas- para recomendaros nuestros reportajes con las 30 mejores máquinas arcade según los usuarios de Hobbyconsolas. 

Y tampoco queremos dejar pasar la oportunidad de que le echéis un vistazo a El templo del arcade, la sala de máquinas que muy pronto abrirá sus puertas en la comunidad de Madrid, y en que revivir estos momentos. 

Ahora llega el momento de tomar las riendas del negocio familiar (que comienza siendo una lavandería al estilo de los años 90) y convertirlo en la sala de juegos definitiva. Y si podemos, hacer un buen dinero en el proceso.

Así que ¿qué desarrollo esconde Arcade Paradise? Coged un buen puñado de monedas de 25 pesetas y acompañadnos a descubrirlo. 

Gestión en primera persona

La verdad es que Arcade Paradise es muy especial en su planteamiento. El objetivo es que Ashley, la protagonista, siente la cabeza, y para ello debe hacerse cargo de la vieja lavandería de su padre. Pero nuestros planes son más ambiciosos. ¿Y si la convertimos en un salón recreativo?

Para ello hay que conseguir dinero, y eso pasa por el trabajo diario: lavar y secar la ropa, limpiar la basura, desatascar los baños... parece que no tiene demasiado glamour. Todo se desarrolla en primera persona, y la verdad es que consigue transmitir esa sensación de trabajo mecánico y frustrante. 

Pero cada chicle que quitamos de los asientos, cada cesta que pasamos de la lavadora a la secadora,  y cada cliente satisfecho que sale de nuestro local, nos deja unos dólares, con los que podemos adquirir máquinas arcade para instalarlas en la trastienda. 

Poco a poco, crecen nuestro inventario (son juegos ficticios inspirados en arcades clásicos) y se van introduciendo nuevas mecánicas: ajustar la dificultad y el precio de las recreativas, ampliar el local, o recoger la recaudación y guardarla en una caja fuerte. Cuanto más juguemos, más populares serán las máquinas.

Después de unos días, también podremos cumplir tareas diarias con que ganar libras (una segunda divisa que nos sirve para comprar mejoras en una especie de "ebay" y que potencian nuestras habilidades).

Cuanto más jugamos, Arcade Paradise va transformándose más en un juego de gestión (sin volverse demasiado ambicioso en ningún momento). Y la verdad es que ver crecer nuestro local es bastante satisfactorio.

Un montón de minijuegos de estilo retro

Todas las actividades que emprendemos se convierten en minijuegos. Desde tirar la basura (en que hay que conseguir la máxima potencia de lanzamiento para obtener más recompensas) a abrir la caja fuerte. 

Pero, por supuesto, lo que destaca es la posibilidad de echar una partida en cualquier momento a las más de 35 máquinas disponibles. Arcade Paradise rinde homenaje a toda una época, y los desarrollos de estas máquinas "inventadas" tienen una inspiración muy clara. 

Racer Chaser viene a ser una versión de Rally X con detalles tomados de GTA, Video Air Hockey es similar a PONG, Woodgal´s Adventure es un puzle como Columns, Strike Gold recuerda a Mr Driller... y no faltan juegos de carreras o "beat´em up". Supongo que ya os hacéis una idea. 

Lo mejor es que todos estos juegos están bien replicados, son divertidos de jugar, bastante profundos, y además cada uno cuenta con sus correspondientes logros, con que ganar unos dólares extra. 

La clave del juego está en mantener un equilibrio entre las actividades más aburridas (en la lavandería), los retos diarios que nos encarga nuestro padre y pasar el rato jugando a las máquinas. Como la vida misma.  

Jugando como en los años 80

La ambientación no puede ser más "ochentera" y eso nos encanta. Desde esa intro en blanco y negro con reminiscencias al vídeo de Take On Me, pasando por una banda sonora electrónica. El diseño de la lavandería (y después salón recreativo) es muy convincente. 

Pero lo que nos ha conquistado son detalles que podrían pasar desapercibidos, y son geniales. Aquel salvapantallas de los muros de ladrillo en 3D corriendo en nuestro PC, una parodia de la pantalla de los arcades "Winners Don´t Use Drugs" o la forma de vestir de los clientes, con sus chándal de tactel. 

Hasta el menú de gestión es una PDA con su stylus en que también podemos disfrutar de una versión del juego del dinosaurio, que aparece cuando no tenemos conexión a internet. Como veis, se nota que es un juego realizado con cariño. 

De hecho, si leemos con atención los correos electrónicos que recibe Ashley en su viejo PC, iremos descubriendo también la historia de Arcade Paradise. 

El juego también es notable en los aspectos técnicos, tanto a la hora de replicar los escenarios del mundo real, como en cada una de las recreativas, que, como es lógico, cuentan con su propio estilo artístico. 

El principal problema está en su ritmo. En las primeras etapas, casi no tendremos máquinas a las que jugar, y después, el trabajo en la lavandería nos quitará el tiempo que nos hubiera gustado pasar "enganchados" a una recreativa.

Si queremos pasarnos un juego del tirón, veremos cómo el resto del negocio se va a pique: la ropa se arruga en la lavadora, los lavabos se atascan, se nos echa encima la hora de cierre...

Como juego de gestión, Arcade Paradise se queda un poco corto. No hay demasiadas opciones de ampliación del local y tiene elementos desequilibrados, como la dificultad de algunos retos o la recaudación; ya que podemos sacar más dinero quitando chicles que con algunas máquinas. Además su desarrollo se vuelve repetitivo tras los primeros días.

Y como conjunto de minijuegos tampoco puede competir con las recopilaciones de clásicos "reales". Sin embargo, la combinación de ambos desarrollos funciona bastante bien. 

Como ya hemos dicho, la clave está en encontrar el equilibrio entre ocio y trabajo. Y es una gozada ver crecer nuestro "imperio arcade" mientras mejoramos puntuaciones en cada máquina.

Si como nosotros, siempre habéis deseado tener un salón, y además habéis crecido entre los ochenta y noventa, seguro que lo vais a disfrutar, y su ambientación os traerá grandes recuerdos.