Análisis Final Fantasy VII The First Soldier, un battle royale de espada, brujería... y pistolas

Si hace cosa de dos años nos hubiesen dicho que Square Enix iba a lanzar un battle royale ambientado en el universo de Final Fantasy VII, probablemente habríamos pensando que se trataba de una broma por el Día de los Inocentes.

Y sin embargo aquí estamos, habiéndole dedicado unas cuantas horas a Final Fantasy VII: The First Soldier, el juego que se acaba de lanzar en teléfonos móviles (iOS y Android) y que actúa como precuela para la saga (porque a estas alturas suponemos que ya se puede considerar Final Fantasy VII como una saga en sí mismo).

FFVII The First Soldier se ambienta 30 años antes de los sucesos de Final Fantasy VII y nos pone en el papel de un aspirante a miembro de SOLDADO, la fuerza de élite de la compañía Shinra. Como reclutas, debemos participar en una sesión de entrenamiento que nos enfrenta a otros 74 candidatos con el objetivo de ser los últimos en pie.

Y ya está, esa es la excusa para lanzarse desde un helicóptero, aterrizar en las barriadas de Midgar y dejar un rastro de casquillos y cadáveres sobre las flores de la casa de Aeris. 

Pero, ¿merece la pena? ¿Es una locura sin sentido que trata de subirse al carro del éxito de Final Fantasy VII Remake o un battle royale que sabe aprovechar las bondades de la licencia? En nuestro análisis de Final Fantasy VII The First Soldier, os lo contamos.

Su fiesta le espera en el campo de batalla

De base, The First Soldier sigue a pies juntillas la fórmula battle royale: al empezar la partida saltamos desde un helicóptero con las manos vacías y nuestra prioridad debería ser hacernos cuantos antes con un arma para defendernos del resto de jugadores, todo ello mientras evitamos la dañina niebla que va reduciendo el tamaño del área de juego.

Pero a través del uso de elementos de Final Fantasy VII, The First Soldier logra despuntar dentro de los battle royale. 

Final Fantasy VII Remake Intergrade

Por un lado tenemos la ambientación, claro: en las barriadas de Midgar, el único mapa disponible por ahora (todo apunta a que en las próximas temporadas se sumarán más), podemos visitar lugares como la iglesia de Aeris, el coliseo, la mansión de Don Corneo o incluso el Séptimo Cielo.

Lo mismo sucede con la banda sonora, que reaprovecha temas de Final Fantasy VII Remake como el de las batallas normales o los combates contra jefe. Le echaríamos en cara el no tener más canciones originales, pero cuando tienes una banda sonora tan sumamente buena, ¿cómo no reutilizarla? 

Pero es en lo jugable donde los elementos de la séptima entrega brillan con más fuerza. Para empezar aquí la cosa no va sólo de armas de fuego: los ataques cuerpo a cuerpo también tienen importancia, y tanto el estilo de combate como el arma utilizada cambian en función de la clase escogida (antes de iniciar la partida), a saber: guerrero, hechicero, ninja, monje y explorador.

Cada clase tiene 60 niveles de maestría, con diferentes habilidades y mejoras desbloqueables, lo que nos invita a usarlas todas (o centrarnos en una en concreto para potenciarla cuanto antes). 

Y hablando de niveles, como battle royale basado en un JRPG, en FFVII The First Soldier también obtenemos experiencia y subimos de nivel, mejorando así nuestros parámetros (pero al terminar la partida vuelven a 0).

Para hacerlo, podemos derrotar a otros jugadores, sobrevivir a las diferentes fases de la partida o derrotar a monstruos. Efectivamente, The First Soldier también tiene un componente PvE. Al recorrer las barriadas de Midgar podemos toparnos con enemigos habituales de Final Fantasy que nos otorgan experiencia al derrotarlos (ojo con los Bomb, que pegan fuerte). 

Son una forma perfecta de subir de nivel para contar con algo de ventaja al enfrentarnos al resto de jugadores. Además, en algunas partidas pueden aparecer jefes (el famoso escorpión centinela, el primer jefe de FFVII) que invitan a los jugadores a formar equipo para derrotarlos. 

Además de armas de fuego y cuerpo a cuerpo, en The First Soldier también hay espacio para la magia a través de la Materia. Electro, Piro, Aero, Cura, Toxis... Bien utilizados, estos hechizos pueden salvarnos de situaciones peliagudas. Y si somos afortunados, también es posible conseguir materias de invocación para pedir la ayuda de poderosas criaturas.

Accesorios, posibilidad de mejorar las armas o comprar objetos usando guiles en máquinas dispensadoras, vehículos... ¡Incluso cría de chocobos! Como veis, Final Fantasy VII The First Soldier es un juego de lo más completo. Y, sorprendentemente, integra con bastante acierto los elementos del JRPG dentro de la fórmula battle royale.

Pero ahora viene lo malo, claro. Porque sí, también hay malo: para empezar, The First Soldier se ha lanzado en teléfonos móviles, lo que significa que el control por defecto es la pantalla táctil de nuestros dispositivos.

Y dada la cantidad de acciones diferentes que podemos (y debemos) realizar, es un auténtico infierno jugar de esa manera. No se lo recomendaríamos a nadie. Por suerte, es compatible con mandos, así que si tenéis uno no dudéis en conectarlo para jugar en condiciones. 

Por desgracia, el mayor problema de Final Fantasy VII The First Soldier en estos momentos es la enorme cantidad de problemas técnicos que presenta. Los tirones al jugar son constantes, sin importar la potencia de nuestro dispositivo o la conexión a Internet (hemos jugado en un Xiaomi Mi 9T Pro a través de Wi-Fi). 

Además, nos hemos topado con muchos errores y problemas de control, particularmente que el botón de interactuar deje de responder o que el personaje decida moverse por voluntad propia. Es una pena porque jugablemente es un título sólido, pero estos problemas pueden llegar a arruinar la experiencia.

Es inevitable pensar que una versión para consolas podría solucionar de un plumazo estos problemas, pero no parece que esté en los planes de Square Enix ni de Ateam, el estudio responsable del juego... Al menos por el momento.

Aun así, no podemos obviar que el juego se acaba de lanzar, y que en esta clase de títulos es especialmente importante el apoyo que reciben de ahora en adelante. Muchos de los errores se corregirán y es de esperar que, si hacen bien las cosas, poco a poco veamos más contenido. Mientras tanto, seguiremos gritando "¡allé voy!" mientras nos tiramos desde el helicóptero.