Análisis de FORM VR para PS4 con PSVR y PC con Oculus, Valve Index y HTC Vive

FORM no es un juego nuevo. De hecho, el desarrollo de Charm Games se llevó un buen puñado de premios como mejor juego de realidad virtual cuando llegó a PC, en 2017. Tres años después nos embarcamos en el análisis de FORM para celebrar que el juego llega a PS4 con PSVR y que se puede disfrutar también con el dispositivo Valve Index (estaba disponible en Oculus y HTC Vive). Se trata de un desarrollo de puzles "surrealista" según sus creadores. ¿A qué se refieren?

Pues a que, aunque físicamente nuestro personaje se encuentra sentado en un escritorio, en unas instalaciones científicas en Alaska, la mayor parte de FORM transcurre en el interior de su mente.

Un poco en la línea de 2001 Una Odisea del espacio, lo que nos permite acceder a nuestro subconsciente es un misterioso artefacto; un "monolito" que se convierte en la puerta para descubrir quiénes somos. 

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Viaje al centro de la mente

Todo esto suena muy metafísico, pero tiene sentido. Porque nuestros recuerdos están "encerrados" detrás de una serie de rompecabezas muy ingeniosos. Cada uno de los puzles requiere nuestra interacción física a través de los sensores de movimiento (se juega necesariamente con PS Move) y pone a prueba nuestra intuición.

No hay instrucciones; tenemos que descubrir qué hacer y cómo hacerlo. A veces se trata de mover las partes de un cubo, presionar botones y palancas, rotar y encajar piezas que flotan el el aire o mirar a través de esferas transparentes... y cuando encontramos la solución de cada una de estas pruebas, resulta muy satisfactorio. 

Una de las grandes virtudes de FORM es que la dificultad está bien ajustada. A veces hay que darle unas cuantas vueltas a la respuesta, pero no nos quedamos atascados en ningún momento. Y a medida que vamos avanzando, tenemos la sensación de "dominar" este desarrollo. 

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La lástima es que en el momento en que tenemos la idea de control absoluto, el juego se acaba. Como los primeros lanzamientos en VR, FORM se queda en una experiencia de apenas una hora, que nos deja con la miel en los labios (sobre todo en el plano argumental). 

Un puzle virtual

Sobre el papel, un juego de puzles no es lo que mejor aprovecha la inmersión propia de los juegos en VR, ¿verdad? Sin embargo, las ventajas son evidentes. En primer lugar, siempre tenemos la sensación de resolver los rompecabezas en estancias "grandiosas" que sobrecogen al jugador. La dirección artística es muy acertada, tanto en lo que respecta a las propias "piezas" como a los escenarios, y el trabajo con la iluminación es estupendo. 

Además el juego no requiere desplazamientos; los puzles se despliegan frente a nosotros, así que no hay rastro de mareos, ni otros problemas que algunos usuarios sufren con los juegos en VR. La manipulación es bastante sencilla, y el juego con PS Move nos ha resultado muy preciso (gracias también a que no requiere movimientos bruscos).

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Pero esto también juega en su contra, porque las sensaciones no son tan "espectaculares" como en otros títulos en que exploramos (como en Resident Evil 7 Biohazard o el propio Skyrim VR). Mención especial para la banda sonora, que sí construye a nuestro alrededor un ambiente tridimensional, y que podemos disfrutar por separado desde el menú. 

En general, el juego nos ha gustado, pero nos deja sensaciones que habíamos tenido con los primeros lanzamientos de PSVR; es una gran experiencia a la que le falta más profundidad y duración. FORM se queda corto en el plano argumental (y eso que la idea nos parece apasionante) y nos deja con ganas de más puzles. Una vez que sabemos cómo se resuelve cada rompecabezas, tampoco es rejugable. 

También es cierto que el juego se ha lanzado a un precio muy reducido (14,99 euros en PSN Store) y que ofrece una experiencia única, que no se parece a otros juegos de VR. Si disponemos de un headset, sin duda, merece la pena darle una oportunidad.