Análisis de Night in the Woods para Nintendo Switch, PS4, One y PC
Night in the Woods es uno de los juegos independientes más atractivos que llegan a Nintendo Switch en este arranque de 2018 (a finales del año pasado se lanzó en PS4, Xbox One y PC). En un campo donde la creatividad se impone sobre los recursos técnicos (podéis ver nuestros análisis de Furi, The Deer God, Dandara o Celeste, de este mismo año), la personalidad del juego de Infinite Fall nos ha cautivado.
Night in the Woods nos mete en la piel de Mae Borowski, una gata atrapada en su primera crisis existencial. Que no os engañe su estilo visual animado, ni el hecho de que los protagonistas sean animales en un entorno 2D, porque el auténtico valor del juego es su carga narrativa. Con un lenguaje my especial (a través de bocadillos con los que hablan los personajes) el juego es un retrato de una juventud perdida. Cuando Mae abandona la universidad y vuelve a su casa se encuentra con amigos que se han convertido en extraños, con unos adultos que no le entienden y le presionan para que encuentre su lugar, y con una ciudad, Possum Springs, que se desmorona.
Una historia profunda y rejugable
Y eso es sólo lo que encontramos en un primer vistazo, porque cuanto más jugamos (Night in the Woodsse puede terminar en menos de diez horas, pero hay historias alternativas y minijuegos que multiplican esta duración) más detalles descubrimos. Tanto el modo en que van cambiando las calles, como el hecho de que nuestros padres -los de Mae- casi nunca se encuentren juntos o los negocios comiencen a cerrar. El juego ha conseguido que empaticemos con sus personajes y en algún momento nos ha llenado de tristeza, pero de una forma sutil sin recurrir a momentos forzados.
Evidentemente, en la vida de Mae también se cruza un hecho extraordinario; un misterio que se irá desentrañando a través de los cuatro capítulos, y que añade un elemento extraordinario (y tenebroso) a la vida de la veinteañera protagonista. La verdad es que a esta historia le cuesta arrancar, pero poco a poco gana fuerza, y termina siendo clave para el desenlace.
El sistema de juego es tan inusual como este planteamiento. Mae sigue una rutina diaria que consiste en levantarse de la cama y encontrarse con sus amigos (los compañeros de su banda de música) para hacer diferentes planes "comunes". Un día puede tratarse de visitar el centro comercial, ensayar con el grupo o acudir a una fiesta en el bosque y beber para superar las dificultades de Mae "socializando". Pese a que los gráficos tienen un diseño minimalista y colorido y a que no escuchamos ni una voz en todo el juego, resulta sorprendente cómo entramos en este mundo, y nos sentimos protagonistas de Night in the Woods.
Diálogos y minijuegos
La mayor parte del juego consiste en dialogar con Bea -un cococdrilo- o el zorro Gregg (nuestros amigos) e investigar en sencillas localizaciones, pero se incorporan un montón de minijuegos con mecánicas sencillas, que ayudan a que el ritmo de juego cambie. Cuando ensayamos con el grupo, tenemos que seguir un patrón con los botones del joy-con, como si estuviésemos jugando a Guitar Hero. También hay momentos en perspectiva subjetiva, en que simplemente debemos coger una porción de pizza, robar una hebilla de cinturón en una tienda de ropa o montar un robot.
Por encima de todo destacan los sueños de Mae: sencillos niveles de plataformas en que hay que encontrar a cuatro músicos (cuyas piezas se van sumando a la banda sonora) y que tienen un estilo de juego más convencional. Y además, en el ordenador de nuestro cuarto podemos cargar Demontower. Se trata de un "dungeon crawler" realizado en pixelart que resulta bastante entretenido.
Vocación artística
El estilo artístico de Night in the Woods es una de sus grandes virtudes. Personajes y escenarios tienen un regusto a dibujo animado posmoderno, casi como algunas obras de Genndy Tartakovski (El laboratorio de Dexter) pero aún más estilizado. Están bien animados y la banda sonora encaja a la perfección (destacan especialmente las canciones del grupo y los temas instrumentales de los niveles de sueño). Sin embargo, hay un "pero" que puede echar para atrás a muchos jugadores: se trata del hecho de que los interminables (e ingeniosos) diálogos se conserven en inglés.
Un último apunte, que hace que todavía resulte más recomendable este "indie" es que, por menos de 20 euros, entre los extras se encuentren dos juegos adicionales que Infinite Fall (el equipo de desarrollo) preparó durante el periodo de Kickstarter en 2013. Son dos desarrollos pequeños, cuyos conceptos se aprovecharon y se hicieron crecer en Night in the Woods: Longest Night y Lost Constellation. Junto a una galería con los bocetos de producción le dan un valor adicional a esta descarga (en eShop para Nintendo Switch).
VALORACIÓN:
Un estilo visual animado y minimalista nos introduce en una aventura "indie" que trata sobre la pérdida, el conflicto generacional y la primera crisis existencial de nuestras vidas. Tan profundo como divertido.LO MEJOR:
La profundidad de su narrativa. El diseño animado y la banda sonora (especialmente en las fases de sueño y en los minijuegos).LO PEOR:
Completamente en inglés. Numerosos tiempos de carga entre pantallas, y se puede superar en menos de diez horas.Plataformas:
Nintendo Switch,
PC,
PS4
Versión comentada: Nintendo Switch
85
Muy buenoDescubre más sobre David Martínez, autor/a de este artículo.
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