Análisis de The Sinking City para PS4, Xbox One y PC

Cualquiera que conozca la obra de H.P. Lovecraft sabe que no es fácil de adaptar a un videojuego. Pero The Sinking City es un buen intento. Resulta muy difícil trasladar los elementos terroríficos de los libros originales: las pequeñas ciudades de los años 20 en el noreste de los Estados Unidos, la presencia de los profundos e innsmouthianos (unas criaturas mitad humanos mitad peces que habitan entre nosotros), los mitos y los personajes extravagantes. 

H.P. Lovecraft también hablaba de monstruos y semidioses, de los traumas que sus protagonistas llevaban dentro y de horrores cósmicos, cuya descripción no quedaba muy clara, y alternaba elementos de la realidad con la imaginación de sus protagonistas. Era un maestro del terror, pero de una forma personal. 

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Por eso, como fervientes adoradores de Cthulhu nos sumergimos en The Sinking City esperando encontrar la adaptación perfecta. Y como muchas obras del autor, comienza con una carta, una que recibe el investigador Charles Reed -antiguo buzo de la marina- y que reclama su presencia en la ciudad de Oakmont (Massachussets) para investigar una serie de visiones y casos de histeria. 

La ciudad maldita

Llegamos a bordo del barco Caronte (menuda premonición) y pronto nos sumergimos en una atmósfera oscura y opresiva. Oakmont es una ciudad decrépita, entre la noche y la luz del crepúsculo, en que se desarrollan los casos más extraños. Todo comienza con una desaparición, y a partir de ahí se van desenvolviendo situaciones cada vez más misteriosas que están relacionadas entre sí.

Nos encontramos ante un juego único en su especie; un "sandbox" de terror. Podemos movernos con libertad por la ciudad, a pie por las calles que aún se mantienen en la superficie y en barca por las que se han hundido, y entrar en unos cuantos edificios para llevar a cabo nuestra labor detectivesca.

Sin embargo este planteamiento tan ambicioso se vuelve en su contra, porque los trayectos por la ciudad resultan "vacíos". Apenas hay elementos jugables, aparte de conseguir suministros en las zonas infestadas, y pronto optamos por usar el viaje rápido, entre las cabinas de teléfono que hay en cada distrito.

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El proceso de resolución de casos es más interesante. Lo primero es registrar cada estancia en busca de pruebas, y después, desde el menú, acceder al Palacio de la mente para emparejarlas y que se conviertan en argumentos. Además de eso, Reed tiene poderes sobrenaturales que le permiten ver lo que ocurrió en el pasado. Gracias a este ojo de la mente "saltamos" a una dimensión paralela, en que debemos enlazar "escenas".  Por si eso fuera poco, podemos interrogar testigos y consultar los archivos del periódico, el hospital, la biblioteca o la comisaría para cruzar referencias, como haría un sabueso de la época.

Es un sistema que funciona bastante bien, aunque la estructura de los casos se repite y es bastante engorroso tener que consultar constantemente nuestro diario y el mapa para ir centrándonos en cada objetivo. Es verdad que esto le dota de mayor realismo, pero estropea el ritmo. Además de una historia principal, a nuestro alrededor surgen misterios secundarios que nos sirven para ganar experiencia y desbloquear nuevos atuendos, y que dotan de mayor profundidad al juego. 

Encuentros y combate

The Sinking City no es el primer juego basado en la obra de Lovecraft que incorpora un sistema de cordura: una barra que se va vaciando a medida que vemos cadáveres, monstruos y eventos sobrenaturales, aunque su implementación no es tan redonda como en Eternal Darkness, por ejemplo. El combate tampoco es gran cosa; para hacer frente a las criaturas del abismo podemos optar por los ataques cuerpo a cuerpo (con un sistema de control un tanto "torpe") o las armas de fuego.  

La munición es un bien escaso -las balas se han convertido en la moneda de cambio en Oakmont- pero podemos construir más mediante un sistema de "crafting" (recogemos pólvora y casquillos para elaborar munición y trampas, y hacemos lo propio con alcohol para los botiquines). Incluso el juego nos recomienda que evitemos la confrontación en la medida de lo posible, y escapemos de los monstruos. 

Misterio bajo el agua

Si hay algo que nos ha sorprendido es que una parte del juego transcurra bajo el agua. El hecho de que Charles Reed sea un buzo retirado le permite ponerse una escafandra y pasear por el fondo marino. Es una zona oscura y misteriosa, por la que rondan criaturas gigantescas y que tiene una gran ambientación. Incluso añade mecánicas propias como el disparo con arpones o mantener la presión en el traje.

Es una lástima que sólo represente una pequeña parte del desarrollo, y que tengamos puntos de inmersión, en lugar de recorrer libremente el lecho del mar. Pero aún así le añade variedad a la investigación, y es algo único que no se encuentra en otros exponentes del género. 

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Técnica de las profundidades

Hasta ahora hemos dejado claro que The Sinking City es un juego fiel a la obra original, con mecánicas muy interesantes y otras que no funcionan tan bien. Pero lo que nos ha decepcionado han sido sus numerosos errores técnicos. Es verdad que está ejecutado con el motor Unreal Engine 4, pero los modelos son simples y están mal animados.

Según avanzamos por las calles de Oakmont, podemos ver cómo personajes y objetos aparecen y desaparecen repentinamente, hay caídas de frame rate, un "tearing" (las bandas horizontales que aparecen en la pantalla) exagerado y la I.A. de enemigos y NPC es muy escasa. 

Además nos encontramos con frecuentes tiempos de carga, lo que resulta especialmente sangrante al tratarse de un juego que nos ofrece libertad para movernos por las calles. Tampoco el apartado sonoro (con voces en inglés subtituladas en castellano y una música ambiental poco elaborada) destaca. Es una lástima, porque el guión tiene algunos momentos muy notables, en particular a partir la impliclación de Ku Klux Klan, que quedan ensombrecidos por estos fallos. 

Mención especial para un guiño a Metal Gear Solid, que tendréis que encontrar por vosotros mismos y que nos ha resultado ingenioso. 

Después de haber visto los anteriores trabajos de Frogwares, en particular Sherlock Holmes: The Devil´s Daughter, esperábamos un trabajo más pulido, con mejor diseño de puzles y capaz de sacarle más partido a la ambientación de terror. Lamentablemente nos quedamos con las ganas de que la obra de Lovecraft se adapte a los videojuegos como merece.