Análisis de Titan Quest para Nintendo Switch

Atrás queda el éxito que cosechó Titan Quest cuando salió a la venta en 2006. Este clásico ARPG se expone ahora al implacable análisis de jugadores acostumbrados a recibir mil y una remasterizaciones, remakes y similares. Es esta razón la que provocó que, hace unos meses, no saliese muy bien parado en su lanzamiento para PS4 y Xbox One. Sin embargo, Black Forest Games, el estudio encargado de adaptar a la actual generación de consolas la gran obra de Iron Lore, ha querido probar suerte en Nintendo Switch también.

Desarollado por Brian Sullivan, co-creador de la saga Age of Empires, y por Randal Wallace, escritor de Braveheart, el argumento del juego sigue siendo el mismo. Los Titanes han conseguido escapar de la prisión eterna, poniendo en peligro todas las ciudades y pueblos que se encuentran a su paso. El único capaz de pararles los pies es nuestro personaje, un guerrero que, al principio de la partida, podemos elegir si es hombre o mujer, su nombre e incluso el color de la túnica que lleva puesta. De esta manera, comienza nuestra aventura en Titan Quest, que nos sitúa en marcos históricos ambientados en la Antigua Grecia, Egipto y Asia.

El sistema de juego sigue el marcado por otros juegazos de aquellos años como Diablo o Sacred. Tras hablar con diferentes personajes, actualizamos las misiones que tenemos que realizar. Estas nos llevan a zonas nuevas en las que tenemos que acabar con todo tipo de monstruos y bestias mitológicas. A medida que lo hacemos, nos volvemos más fuertes, consiguiendo mejores armas y armaduras, incluso poderes.

Al subir de nivel, podemos conseguir una serie de maestrías que desbloquean habilidades especiales como la capacidad de utilizar magia, invocar animales o adquirir nuevas funciones para armas específicas, entre otras. Esto permite que adaptemos el estilo de combate al que más nos guste o con el que nos sintamos más cómodos.

Con respecto a la consecución de objetos, como hemos mencionado, se pueden obtener tanto armas como armaduras. Estas, o bien se pueden comprar a los mercaderes que podemos encontrar en diferentes ciudades y pueblos, o bien se pueden recoger tanto de cofres como de monstruos tras derrotarlos. 

Como ya os explicamos todo más en detalles en nuestro análisis de Titan Quest para PS4 y Xbox One, terminamos aquí nuestro repaso a las principales características del juego para explicaros qué es lo que nos encontramos en la versión de Nintendo Switch. 

Titan Quest para Switch presenta la gran mayoría de las pegas que ya pudimos encontrar en sus versiones para PS4 y Xbox One. Por un lado, tenemos un sistema de menús poco prácticos e intuitivos. Por otro lado, están los molestos bugs y fallos. Por ejemplo, hemos podido encontrar objetos volando. Sin embargo, cabe destacar que la versión para la consola de Nintendo presenta una jugabilidad mucho más fluida, sobre todo en lo que al movimiento del personaje se refiere, y una experiencia de juego nada frustrante como si hacen las otras versiones.

A pesar de haber sido lanzado meses después, Titan Quest para Switch no ofrece ninguna novedad que lo convierta en un juego más apetecible para esta consola que en las otras. Para empezar, ha sufrido la misma mejora gráfica, que nos permite disfrutar de algunas texturas nuevas y algo más de detalle que en 2006. No obstante, los escenarios siguen siendo igual de pobres, las cinemáticas han quedado anticuadas y los personajes presentan el mismo diseño simplón. Lo mismo ocurre en la parcela sonora, en el que la música y las voces cumplen sin más. Cabe destacar aquí que no hay doblaje en castellano, aunque si que están traducidos los textos. 

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En cuanto a las bondades de la consola, no encontramos que el juego las aproveche de ninguna manera como, por ejemplo, la pantalla táctil. No es posible gestionar Titan Quest a través de ella. En cambio, como cualquier otro título de Switch, puede jugarse de manera portátil, lo que, junto con las opciones multijugador tanto en local como en línea, supone el único aliciente para disfrutar de esta joya del pasado con la consola de Nintendo.