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Análisis de Wolfenstein: Youngblood para PS4, Xbox One, Nintendo Switch y PC

Wolfenstein: Youngblood
Análisis de Wolfenstein: Youngblood para PS4, Xbox One, Nintendo Switch y PC. La saga de acción mata-nazis de MachineGames regresa con una entrega que apuesta por la acción cooperativa de la mano de Jessie y Zofia Blazkowicz, las hijas gemelas de Terror Billy.

Tras demostrar con los brillantes Wolfenstein: The New Order y Wolfenstein II: The New Colossus (y en menor medida, también Wolfenstein: The Old Blood) que el viejo arte de matar nazis nunca pasa de moda, MachineGames vuelve a llevarnos a esta versión alternativa de la historia en la que los alemanes ganaron la 2ª Guerra Mundial. Pero B.J. Blazkowicz, Blazko para los amigos y Terror Billy para los enemigos, está mayor. Está cansado. Y lo que es peor: ha desaparecido. 

En esta TV puedes matar nazis a 4K

Así que en esta ocasión la historia la protagonizan sus hijas gemelas, Jessie y Zofia Blazkowicz, quienes no dudan en salir en busca de su viejo con la ayuda de Abby Walker, hija de Grace Walker. Desde el primer momento, en MachineGames dejaron claro que Wolfenstein: Youngblood es un spin-off que reutiliza muchos assets de The New Colossus y ha contado con menos tiempo de desarrollo, de ahí que se lance a un precio reducido.

Y quizás también por eso han aprovechado para experimentar, haciendo que la matanza de nazis sea ahora cosa de dos. En nuestro análisis de Wolfenstein: Youngblood os contamos qué tal le ha sentado el salto a la acción cooperativa, repasamos todas las novedades de esta nueva entrega y os contamos brevemente cómo luce la versión de Nintendo Switch.

Wolfenstein: Youngblood

Las gemelas golpean dos veces

Lo primero que hacemos en Wolfenstein: Youngblood es elegir a la gemela que vamos a controlar. Se trata de un detalle sin demasiada importancia, puesto que ambas tienen acceso a las mismas armas y habilidades, y recorren el mismo camino en la historia. Eso sí, una vez seleccionada no podremos cambiar a la otra (a menos que empecemos una nueva partida). También, al empezar, debemos elegir entre un par de apariencias y habilidades. Aquí empiezan las novedades.

En lo que al gunplay se refiere, Wolfenstein: Youngblood es idéntico a The New Colossus. Es decir, que los tiroteos son frenéticos y tremendamente satisfactorios, con el añadido de que reventar cabezas de nazis siempre sabe mejor. Pero aquí ya encontramos unos cuantos cambios en la fórmula Wolfenstein: las ejecuciones cuerpo a cuerpo muestran nuevas (y brutales) animaciones en las que nuestro personaje le quitar el arma al enemigo y la usa en su contra. Estas ejecuciones sólo son posibles cuando destruimos su armadura.

Wolfenstein: Youngblood

Y es que otra de las novedades es que algunos enemigos cuentan con un tipo de armadura, representada por una barra de color blanco sobre la barra de salud. Dependiendo del icono que se muestre, la armadura será débil a un tipo distinto de arma. De esta forma, Wolfenstein Youngblood nos invita a alternar, evitando que usemos la misma ametralladora durante toda la partida.

Otro aspecto importante es el nivel de personaje: Wolfenstein: Youngblood se ha convertido en un pseudo-RPG, ese estilo que tantos juegos han adoptado en los últimos años, lo que quiere decir que nuestras heroínas suben de nivel, obteniendo así mejoras de daño y puntos para comprar nuevas habilidades. Los enemigos también tienen niveles para indicarnos su fuerza, y si son de uno muy superior (representado por una calavera) quizás sea mejor salir por patas. Aunque todo esto funciona bastante bien dentro de una fórmula que es pura acción, han pecado de un error muy habitual: es prácticamente obligatorio cumplir misiones secundarias para subir de nivel y poder tener una oportunidad en las principales; no basta con ser hábiles. 

Wolfenstein: Youngblood

Un momento, ¿misiones? efectivamente, Wolfenstein: Youngblood abandona el estilo lineal y por capítulos de anteriores entregas para ofrecernos una aventura abierta, tanto a la hora de completar misiones como en el diseño de su mundo. Superados los primeros compases, podemos explorar la París tomada por los nazis con cierta libertad. No es un mundo abierto como tal, sino que está dividido en secciones relativamente grandes (separadas con tiempos de carga), pero podemos ir de una a otra cuando queramos. 

Como en The New Colossus, contamos con un HUB (en las catacumbas parisinas) al que podemos volver para aprovisionarnos, charlar con el resto de personajes, aceptar nuevas misiones o echar unas partidas al Wolfenstein original. Todas las zonas cuentan con un diseño bastante competente, a veces incluso sobresaliente. Hay localizaciones muy trabajadas con interiores, distintas alturas... Esto se traduce en una interesante verticalidad en el diseño y en alguna que otra fase de plataformeo. Se nota la mano de Arkane (responsables de la saga Dishonored y del magnífico Prey), quienes han colaborado con MachineGames en esta entrega. 

Wolfenstein: Youngblood

Sin embargo, esto también presenta algunos problemas. El primero es que al ser un juego abierto y dividido en misiones, vamos a revisitar localizaciones muy a menudo. Y aunque el diseño y la variedad sea buena, es fácil cansarse tras pasar tres veces por la misma calle. El otro problema es que, por algún motivo que no alcanzamos a comprender, los checkpoints tienen lugar única y exclusivamente tras los tiempos de carga (es decir, cuando cambiamos de zona). ¿Qué significa esto? Que si intentamos una misión y caemos contra el jefe final, tendremos que volver a empezar desde el punto donde cambiamos de zona. Puede parecer una tontería, pero en las misiones más elaboradas, tener que recorrer de nuevo todo el escenario (y matar a los enemigos que nos salgan al paso) no tiene ninguna gracia.

Lo bueno de la apertura en de lo niveles es que sirve para sacar mucho mejor partido de las habilidades de las gemelas. Si habéis jugado a The New Colossus, recordaréis que tras cierto punto de la historia capaz de volarnos la cabeza, conseguíamos nuevas habilidades que alteraban la jugabilidad. En Wolfenstein Youngblood disponemos de esas habilidades desde el principio, aunque en la pantalla de selección debemos elegir con cuál empezamos la partida: placajes o invisibilidad. A medida que subimos de nivel y obtenemos puntos podemos adquirir nuevas, como aumentos de salud y/o armadura, posibilidad de usar armas a dos manos, mayor velocidad de desplazamiento al estar agachados... Hay bastante entre lo que elegir, y cumplen su cometido a la hora de personalizar la experiencia de juego.

Wolfenstein: Youngblood

Además de experiencia, al derrotar enemigos o explorar el escenario podemos encontrar monedas de plata con las que personalizar las armas. Cada una cuenta con cinco partes en las que es posible acoplar una de tres mejoras: precisión, velocidad o daño. Además, si dentro de una misma arma acoplamos tres mejoras del mismo tipo, obtenemos una ventaja adicional. En definitiva, que hay personalización para rato.

Pero la cosa no acaba ahí, y es que tanto con los puntos de experiencia como con las monedas de plata es posible adquirir un buen número de objetos cosméticos para la armadura de las gemelas, las armas cuerpo a cuerpo y de fuego... Es un intento por darle a Wolfenstein Youngblood un post-juego que nos invite a seguir machacando nazis (como si hiciese falta una excusa).

Wolfenstein: Youngblood

Llegados a este punto, os estaréis preguntando cómo encaja todo esto con el hecho de que sea un título cooperativo... Y la verdad es que bastante bien. La acción tiene lugar en todo momento con ambas hermanas presentes, y hay ciertas situaciones en las que deben colaborar, por ejemplo, para abrir algunas cajas o para obtener el código de acceso de una puerta. No son especialmente numerosas y eso es bueno, porque de lo contrario el ritmo de juego frenético podría verse perjudicado.

Ahora bien, esto no quiere decir que podamos desentendernos de nuestra hermana: tenemos tres vidas compartidas y si la salud de una llega a 0, disponemos de un breve período de tiempo para acercarnos y ayudarle a levantarse, evitando así perder una de las vidas. Se han añadido además habilidades que ofrecen una mejora temporal para ambas, como mayor salud o armadura durante un tiempo.

Wolfenstein: Youngblood

Probablemente ahora os estaréis preguntando: ¿se puede jugar a Wolfenstein Youngblood en solitario? La respuesta es un rotundo sí. La IA es bastante competente, especialmente a la hora de revivirnos cuando caemos, y en ciertos casos es incluso más efectiva que al depender de otro jugador. Pero quizás lo más importante es que jugando en solitario, no tenemos la sensación de que sea un juego obligatoriamente cooperativo. Wolfenstein: Youngblood se disfruta como cualquier otro Wolfenstein.

Sin embargo, hay un aspecto que ha salido perjudicado en todo esto, y es el argumento. Wolfenstein: Youngblood trata de imitar la presentación de The New Colossus, con escenas de vídeo largas y muchos diálogos, pero en ningún momento logra volar tan alto. El tono "tarantiniano" que nos mantuvo pegados a la pantalla en la anterior entrega ha dado paso a conversaciones bastante tontas y una historia simplona. La inocencia mezclada con salvajismo de las Gemelas Terror es lo único que lo salva de la quema.

Wolfenstein: Youngblood

En lo que no hay quejas es en todo lo relativo al apartado gráfico. Wolfenstein: Youngblood luce de fábula y se mueve a 60fps en PS4, Xbox One y PC. En consolas, tenemos la posibilidad de trastear con algunas opciones gráficas, pudiendo elegir entre resolución variable o agresiva.

¿Y qué hay de Wolfenstein: Youngblood para Nintendo Switch? Como suele ser habitual, esta versión ha sido obra de los chicos de Panic Button (responsables de las adaptaciones de Doom y The New Colossus para la híbrida), y los resultados son muy similares: es una versión inferior a nivel técnico, borrosa y con un framerate que está lejos de ser perfecto... Pero que se juega y disfruta de la misma manera. Sigue siendo milagroso que hayan logrado "encajar" un juego semejante en el hardware de Switch.

Wolfenstein: Youngblood (Nintendo Switch)

Terminamos con todo lo relativo al audio. Como es habitual, Wolfenstein: Youngblood llega doblado al castellano (excepto en el caso de los nazis, que hablan en alemán). Todas las voces están a un buen nivel, aunque seguimos pensando que la de Blazko no termina de casar con el personaje. Por su parte, la banda sonora de Wolfenstein: Youngblood cumple su cometido. No es que esté mal, pero no pueden mostrar tráilers con Carpenter Brut de fondo y esperar que en el juego nos conformemos con cualquier otra cosa.

VALORACIÓN:

Wolfenstein: Youngblood se queda un paso por detrás de los anteriores... Lo cual no quiere decir que sea malo, ni mucho menos. La fórmula es tan efectiva como siempre y los cambios le sientan sorprendentemente bien. Además, puedes matar nazis con un amigo; matar nazis con un amigo es la caña.

LO MEJOR:

Gunplay frenético y divertidísimo. Se disfruta mucho también en solitario. Las novedades le sientan muy bien, en especial el diseño abierto.

LO PEOR:

La calidad narrativa ha pegado un bajón importante. El sistema de checkpoints es muy frustrante. No le vendría mal una banda sonora más potente.

Versión comentada: PS4

Hobby

80

Muy bueno

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