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Crítica de 20.000 especies de abejas: respeto a la identidad de género desde la infancia

20.000 especies de abejas

Crítica de 20.000 especies de abejas, la ópera prima de Estibaliz Urresola Solaguren con unas excepcionales Patricia López Arnaiz y Sofía Otero, también debutante. Estreno el 21 de abril.

La cineasta vasca Estibaliz Urresola Solaguren se abre paso en el mundillo con una película inaugural en la que destaca por su talento a la hora de dirigir a las actrices del reparto, excepcionales en sus respectivos roles. 20.000 especies de abejas es una película sobre la identidad propia y colectiva que consigue retratar una comunidad concreta y su reacción ante la inevitable diversidad.

Ojo, que ya venía con una cartera de cortometrajes bien interesantes entre los que destacan Adri, 1001 formas de tomar café, Polvo somos o Cuerdas.

La película además cuenta con el respaldo de importantes premios tras triunfar en los festivales de Berlín y Málaga, donde ganó la Biznaga de Oro, la Biznaga de Plata a la Mejor Interpretación para Patricia López Arnaiz y el Premio Feroz Puerta Oscura.

20.000 especies de abejas nos traslada al País Vasco, donde Ane, sumida en una crisis sentimental con su marido y profesional, tiene sus raíces familiares.

Su idea es aprovechar las vacaciones para estar con sus tres hijos en la casa de su madre Lita y su tía Lourdes quien se dedica a la explotación de las colmenas para la producción de miel y cera. Y de paso, reabrir el taller de su padre para poder realizar nuevas esculturas con las que presentarse a un puesto de trabajo.

Cocó, de ocho años, no termina de encajar en el rol de género que se le ha asignado. Odia que se refieran a ella como Aitor y no comprende por qué generan rechazo sus decisiones. El verano cambiará la vida de esta familia compuesta por tres generaciones de mujeres muy distintas entre sí pero abocadas a ser honestas consigo mismas a fin de cuentas.

 

La mirada comprensiva

"Hay muchos tipos de abejas y todas son buenas", viene a decir en un momento dado la pequeña protagonista de esta historia, que rápidamente comprende que su familia. como cualquier otro núcleo social,  es como una colmena y qué papel juega cada miembro en ella.

20.000 especies de abejas es una película que se abstiene de entrar en dilemas religiosos o políticos para mostrar la realidad tal cual es, desde alguien que se siente diferente y que consigue verbalizarlo y expresarlo como buenamente puede, con una inocencia infantil que caracteriza la edad del autodescubrimiento y la creación de la propia conciencia.

A nivel formal es tremendamente sencilla, algo que seducirá y producirá rechazo a partes iguales: las únicas músicas que se escuchan son diegéticas e impera el naturalismo y el ritmo pausado en la narración.

Lo que es indiscutible es la sensibilidad con la que se muestran las relaciones entre los niños y las niñas, y entre ellos y los adultos con las barreras sociales impuestas que tan difícil se lo ponen a las personas que no se adscriben a la dicotomía de género al uso (uso de baños y vestuarios, vestimenta, apariencia física, gustos y aficiones, etc.).

20.000 especies de abejas reflexiona acerca de cómo algo tan íntimo como saber quiénes somos, desde cuándo lo sabemos y qué implica está tan ligado a uno mismo como a lo que esperan los demás de nosotros.

La película llega después de un año excepcional para el cine español y en concreto para una nueva hornada de mujeres directoras como Carla Simón (Alcarràs), Pilar Palomero (Las niñas, La maternal), Elena López Riera (El agua) o Alauda Ruiz de Azúa (Cinco lobitos). Con ellas Estibaliz Urresola comparte intereses argumentales y recursos estilísticos, aunque quiera alejarse de las etiquetas.

Es una película que requiere su tiempo, se extiende hasta los 125 minutos en los que son tan importantes los diálogos como los subtextos y los gestos. Es por ello que resulta tan minuciosa y satisfactoria la labor de dirección del cuerpo interpretativo: Patricia López Arnaiz, Ane Gabarain y la pequeña Sofía Otero conforman un tridente actoral magnífico digno de aplausos.

VALORACIÓN:

Aunque el tema de 20.000 especies de abejas no sea del todo original, sí que lo es la forma en la que se muestra este viaje hacia la aceptación de madre e hija. Sin ser ñoña ni cargar las tintas, consigue generar empatía y comprensión hacia todos los personajes.

LO MEJOR:

La naturalidad de las interpretaciones, el subtexto de los diálogos y el viaje de revelación que supone para la protagonista reafirmarse.

LO PEOR:

La duración de la película, algo pasada de metraje.
Hobby

80

Muy bueno

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