Crítica de Agentes 355, la película de espías que te da lo que esperas, aunque cuente con una endeble dirección

Viendo el cartel de Agentes 355, en el que se subraya la implicación del estudio que alumbró la saga Bourne se pueden sacar varias conclusiones rápidas que no llaman a engaño: estamos ante una producción ambiciosa que recorre distintas localizaciones geográficas, un plantel exquisito liderado por Jessica Chastain (también productora) y una historia de espías con muchos recovecos.

Vamos, que nos enfrentamos a una cinta de espías de manual con momentos de revelaciones, mucha acción, peleas cuerpo a cuerpo, persecuciones y amenazas globales atajadas por un grupo de intrépidas mujeres que se van uniendo a lo largo del metraje, aunque en algunos casos comiencen siendo enemigas. 

Todo lo que promete, lo cumple: en Agentes 355 están los ingredientes para crear un buen thriller de espías en plan "Los ángeles de Chastain". Pero también recala en numerosos lugares comunes como que quien parecía un aliado se convierta en el enemigo o algunos momentos en los que el humor funciona regular, amén de caracterizaciones propias de una fiesta de cosplay.

Esos problemas son más perdonables (al fin y al cabo, es una peli de género al 100%, hecha un poco con escuadra y cartabón) que la insufrible dirección de Simon Kinberg. La cámara no para quieta y hay recursos cinematográficos de los que se abusa.

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Valgan dos ejemplos muy reveladores: "robar" fotogramas en una pelea, le da dinamismo y velocidad a la acción, pero si te pasas las coreografías son confusas, no da tiempo a asimilar dónde están y que pretenden hacer los personajes y hasta da dolor de cabeza seguir sus movimientos.

Por otra, "filetear" una conversación para mostrarla desde cinco puntos de vista distintos puede ser un recurso para aportar información y "darle rollo" a la película, pero es completamente innecesario si no añade nada nuevo y solo sirve para interrumpir el flujo de palabras y dejar por el camino problemas de raccord.

Agentes 355arranca presentando el arma ultrasecreta que tiene la capacidad de poner de rodillas al mundo entero: puede cortar el flujo de electricidad de una ciudad entera o permitir que se controlen a distancia aviones de pasajeros para estrellarlos haciendo cundir el terror. 

Nuestra protagonista principal, Mace Brown, es una resolutiva agente especial que trabaja para la CIA y pronto se ve envuelta en una maraña de intereses cruzados que la obligarán a colaborar con la agente alemana Marie, la especialista informática Khadijah excolaboradora del MI6 y la psicóloga Graciella, de origen colombiano. 

Una misteriosa mujer, Lin Mi Sheng resulta ser además una figura tremendamente reveladora, una vez que se agrega a esta coalición en el tercio final de la película. Y es que juntas deberán resolver sis conflictos personales y valerse de su experiencia para crear un grupo que sea capaz de trabajar en equipo por un bien común.

Decir que el principal reclamo para ver la película es su magnífico reparto, cae de cajón si tenemos en cuenta que Jessica Chastain, Penélope Cruz, Lupita Nyong'o, Diane Kruger y Bingbing Fan son ya grandes estrellas consagradas a las que es un gustazo ver trabajando juntas, pero es que a ellas se unen además Sebastian Stan y Edgar Ramírez, entre otros. 

El casting es explosivo y, en general, rinde como se espera de él, aunque no deje de ser un tanto desesperante que se desaproveche un poco a la actriz española. Eso sí, quien lo da todo es Diane Kruger defendiendo un papel que quizás no es el más lucido, pero al que le saca brillo con una interpretación muy creíble.

En líneas generales, a poco que los espectadores sean amantes de este tipo de producciones, la historia es bastante predecible, aunque también es cierto que no da tregua y, dejándose llevar, se puede disfrutar porque cuenta con un buen diseño de producción y un gran trabajo por parte de los especialistas y dobles de acción.

En resumidas cuentas, puede que Agentes 355 no sea un gran peliculón, pero desde luego tampoco se merece el vapuleo inmisericorde del que ha sido víctima en los medios estadounidenses. El entretenimiento lo procura y es cierto que no reinventa la rueda, pero tampoco lo hacen otros tantos productos genéricos que vemos con asiduidad sin ser víctimas de semejantes dardos envenenados.