Crítica de La calle del terror: 1666, un cierre correcto para la trilogía de miedo de Netflix
Crítica de La calle del terror: 1666, un cierre correcto para la trilogía de miedo de Netflix que se estrena el viernes 15 de julio en la plataforma de streaming.
Os hemos hablado del arranque de Fear Street, la adaptación de las novelas de RL Stine en formato de trilogía de terror que arrancó el 2 de julio con el estreno de La calle del terror: 1994 en Netflix. Una semana después, el viernes 9 de julio llegaría La calle del terror: 1978 haciéndonos viajar al pasado para conocer lo sucedido durante el sangriento campamento Nightwing y hoy 16 de julio verá la luz La calle del terror: 1666, la última película de la trilogía dirigida por Leigh Janiak.
Nos trasladamos tres siglos atrás en el tiempo para descubrir la historia real de los colonos que vivían en el asentamiento entre los que se encontraba la famosa Sarah Fier y descubrir qué pecado la condenó sumiendo a Shadyside en una oscura maldición que no deja de generar pesadillas en los habitantes de la localidad permanentemente eclipsada por el éxito de sus vecinos de Sunnyvale y sometida por oleadas de asesinatos macabros.
Esta última película consta en verdad de dos partes bien diferenciadas: un primer segmento ambientado en 1666 que continúa justo donde nos dejó la segunda cinta y un segundo segmento que nos traslada de regreso a 1994 para ver cómo el grupo de adolescentes encabezados por Deena y su hermano Josh tratan de terminar con la maldición y salvar su destino.
Ya os contamos que cada una de las películas quería rendir homenaje a grandes éxitos del slasher: la primera fijaba su atención en Scream y la segunda en Viernes 13, Halloween o Pesadilla en Elm Street. La calle del terror 1666 puede traeros a la mente películas de terror folklórico al estilo de La bruja pero siempre teniendo en cuenta que es menos eficiente a la hora de crear atmósferas además de arrastrar el handicap de contar con menos violencia y sangre que sus predecesoras.
La historia queda bien cerrada con una serie de revelaciones que modifican las expectativas de la audiencia y eso sí, se mantiene fiel al espíritu teen transgresor e irreverente aunque abunden menos las escenas de sexo y los tacos.
Podéis esperar también un fortísimo contraste en lo referente a la fotografía y el tratamiento visual de ambos segmentos: en el primero abundan los ocres y las secuencias desaturadas, con un paulatino oscurecimiento de la historia que se traslada al plano estético y en el segundo volvemos a los neones y las luces negras de la primera película y también a cierta simplificación del argumento.
Si en el primero se denuncia el fanatismo y la sinrazón, en el segundo ya tenemos claro quién es la verdadera figura villanesca y cuáles son sus motivaciones (más relacionadas con lo sobrenatural que con la intolerancia), así que el principal aliciente es batir a un adversario que se antoja bien complicado de superar pero que tampoco es que tenga especial "chicha".
Y es que La calle del terror 1666 no va a conseguir "volaros la cabeza": ya desde la primera entrega había ido dejando sembradas pistas que a los espectadores atentos ya les habrán permitido extraer conclusiones y adelantarse a los giros finales.
Lo que sí consigue Leigh Janiak con esta película y las dos anteriores es crear un grupo de personajes bastante carismáticos encabezados por un joven reparto en el que sobresalen las dotes dramáticas de dos actrices: Kiana Madeira y Olivia Scott Welch (Deena y Sam, respectivamente).
En suma, con La calle del terror: 1666 estamos ante un cierre correcto, aunque no brillante en el que todo queda bastante cerrado y en el que afloran los mismos inconvenientes del primer episodio.
De regalo, como es habitual en el género, una pequeña escena postcréditos acredita que, a pesar de que la trama de esta trilogía ha quedado cerrada, siempre hay posibilidad de que haya algún tipo de regreso a este riquísimo universo ficcional de RL Stine con nuevas historias de corte young adult, que sin lugar a dudas puede dar aún muchas vueltas y aportar más horas de entretenimiento salpicado de sangre.
VALORACIÓN:
La calle del terror concluye de forma razonablemente satisfactoria, aunque queda claro que el segundo episodio es el mejor. Con todo, los amantes del slasher tienen una cita ineludible con el final de la trilogía. Y ojo, que hay una brevísima escena postcréditos que nos deja caer la posibilidad de que en el futuro haya más...LO MEJOR:
El primer segmento funciona muy bien y da pie a importantes revelaciones.LO PEOR:
El pasaje ambientado en 1994 es inferior a los de 1978 y 1666 en todos los sentidos: escenografía, guión e incluso dirección de actores.70
Bueno
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