Crítica de Caronte, la serie policial de Prime Video

A medio camino entre tres géneros distintos, Caronte conjuga el drama familiar con el policiaco y el jurídico a lo largo de los trece episodios de hora y cuarto que componen su primera temporada.

Para ello se vale de una fórmula muy utilizada aunque no por ello poco efectiva: la de unir a dos personajes antitéticos para dar forma a un equipo que guía la acción.

Caronte narra la historia de Samuel Caronte, un visceral expolicía condenado por un crimen que no cometió. Lejos de amedrentarse, aprovecha su estancia en prisión para licenciarse en Derecho. Una vez que sale de la cárcel, se dedica a la abogacía con el fin de representar a personas en dificultades evitando que caigan en el turno de oficio e intentando exculparlos para que no pasen por el mismo calvario que él.

Paralelamente, tratará de investigar los acontecimientos que derivaron en su condena ocho años atrás para encontrar justicia y atrapar a los responsables.

El todavía inexperto abogado tendrá que ganarse una segunda oportunidad y navegar por las complicadas aguas del mundillo de los tribunales.

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Con ayuda de una joven abogada, Marta, que se convertirá su socia, formarán un tándem muy eficiente para encontrar la verdad. Él cuenta con una abultada experiencia como policía mientras que ella tiene muchos contactos y una reputación intachable, además de un carácter mucho más afable que le abre muchas puertas.

Por otra parte, necesita tender nuevos lazos con su familia: desde su anciana madre hasta su hermana, pasando por su expareja que tiene la patria potestad de Guillermo, el hijo que tuvieron en común y que ella terminó adoptando junto a su nuevo marido.

Unas primeras consideraciones a tener en cuenta antes de entrar en detalle a hablar de Caronte es que la serie ha sido creada por Verónica Fernández, la responsable de Hache si bien los episodios han sido dirigidos por Jesús Font (El comisario) y Alberto Ruiz Rojo (Ciega a citas).

Esta serie forma parte del acuerdo de Mediaset con Amazon Prime Video en virtud del cual formará parte del catálogo de la plataforma antes de emitirse en abierto, como ya ha sucedido con El pueblo y sucederá con la segunda temporada de Señoras del (h)AMPA, Madres y las docuseries La familia del baloncesto y De la vida al plato.

Y en ese sentido sí que hay que decir que la duración de los episodios y su carácter algo repetitivo parecen estar al servicio de las futuras transmisiones en Telecinco, ya con sus pausas publicitarias y con la idea de llenar un buen espacio televisivo.

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A su favor rema la naturalidad de los diálogos y de las situaciones que se proponen así como el variado arco de temas que se tratan; en contra la enorme cantidad de inexactitudes respecto a cómo funciona la ley, máxime en los juzgados, y la forma en la que se obtienen las evidencias, por no hablar de los plazos en los que se mueve la justicia... Son licencias narrativas aplicadas para permitir que avancen paralelamente las tres ramas de las que os hemos hablado: la historia personal del protagonista, sus casos (en este sentido es una serie procedimental con un juicio por episodio) y, por supuesto, la acción, que tiene mucho que ver con las razones que llevaron a Caronte a dar con sus huesos en la cárcel.

El reparto de Caronte es muy irregular: hay grandes intérpretes y actuaciones muy creíbles (Carlos Hipólito como villano es un lujo) y, por contra, personajes que mastican en exceso sus frases y carecen de la espontaneidad de otros compañeros de equipo, evidenciando aún más el desnivel entre ellos. Roberto Álamo no puede estar más encasillado, pero el caso es que el rol le va como anillo al dedo. Eso sí, su faceta quijotesca aplaca un poco el carácter arrollador y violento de su personaje.

Sea como fuere, es un ejemplo idóneo de serie policiaca pensada para un público generalista, que seguramente tenga un recorrido más exitoso en abierto, una vez que expire la ventana de Prime Video y se estrene semana a semana permitiendo que las redes sociales se llenen de especulaciones con cada cliffhanger. Por la duración de sus episodios y los resúmenes que anteceden y finalizan cada episodio, está claro que esta es la vía preferente de consumo. No os recomendamos maratonearla para que no se os haga bola... Salvo que queráis acabar como Caronte, pegando puñetazos a todo el mundo...