Desde el éxito de Scream, el género slasher se ha convertido en uno de los más queridos por los amantes del terror. Especialmente, el público mainstream. De hecho, hubo una explosión o ‘boom’ del género en cuestión, e incluso se creó un derivado humorístico representado por Scary Movie y expandido posteriormente.

Hay algo verdaderamente intenso y magnético en tener a un grupo de adolescentes huyendo de un asesino en serie que ha jurado acabar con sus vidas y va a hacer todo lo posible por intentar cumplir con dicho juramento. Nos cuesta retirar la mirada de la pantalla. ¿Quién de todos terminará salvándose?

Es cuestión de psicólogos y psicoanalistas explicar por qué esta premisa estimula tanto al público de masas, pero es una realidad que gusta. Solo hay que ver datos, cifras y estadísticas de audiencia para darse cuenta de ello. Y no parece que el slasher sea una moda pasajera con fecha de caducidad.

Precisamente, cuando parecía que este subgénero del terror había llegado a su fin y que el terror psicológico de filmes como It Follows, Babadook y Hereditary se imponía en términos de público… ¡Entonces llegaron las plataformas streaming! Y las estadísticas se revirtieron en beneficio de un contenido ecléctico.

Si algo caracteriza a las plataformas streaming, eso es la necesidad de crear contenido original y de todo tipo para alimentar sus catálogos y justificar el precio de sus suscripciones. A fin de cuentas, hablamos de servicios streaming. Cuanta mayor oferta posea un servicio, mayor demanda terminará teniendo.

En ese sentido, el terror (y ahí se incluye el slasher) ha destacado con innumerables de series y películas originales de toda índole. Y es por ello que toca hablar hoy de El club de los lectores criminales, un slasher español en Netflix que acaba de llegar a la plataforma streaming para oxigenar tanto ‘hype’ por One Piece.

La propuesta española de slasher que aterriza en Netflix

Dirigida por Carlos Alonso, escrita por Carlos García Miranda a partir de su propia novela y protagonizada por Veki G. Velilla, Iván Pellicer, Álvaro Mel, Priscilla Delgado y Daniel Grao, entre muchos otros, El club de los lectores criminales es una película española de Netflix que refleja su propia visión de los slashers.

¿La premisa? Un poco lo de siempre. Una fiesta de disfraces. Una broma. Un accidente. Una muerte. Un pacto de silencio. Sin embargo, los jóvenes que prometieron cerrar la boca y enterrar su secreto tendrán que enfrentarse a un extraño y singular escritor anónimo que amenaza su realidad y que puede desvelar su secreto.

El escritor les dice que va a publicar en las redes sociales una sangrienta novela de terror protagonizada por el grupo de jóvenes. Sin embargo, en cada capítulo morirá uno de ellos. Así que su historia se convierte en una yincana por la supervivencia en medio de un campus universitario que parece ajeno al horror.

Como veis, estamos delante de un slasher en Netflix de corte muy clásico. Una universidad. Un grupo de adolescentes. Un misterioso asesino en serie. Y un secreto que está por ver la luz y que podría desenterrar un oscuro pasado que acabará con todos y cada uno de los protagonistas de golpe y porrazo.

De la misma forma que sucede con otros slashers, El club de los lectores criminales en Netflix mantiene en vilo a los espectadores a través de un montaje rítmico y veloz de apenas 89 minutos de duración (que se pasan en un suspiro). Un montaje que, sin embargo, trata de ocultar sus carencias mediante las referencias.

La película de terror en Netflix está llena de referencias y homenajes a otros grandes productos del género. Alguien podría acusar al filme de tener “un exceso de guiños”, pero lo cierto es que su historia no se diluye en términos narrativos en beneficio del easter egg fácil. Todo lo contrario: el easter egg fácil lo hace avanzar.

Sin embargo, El club de los lectores criminales pierde potencia conforme avanza hacia su clímax. Tiene una gran premisa y un gran punto de partida, pero pierde fuerza mientras el metraje avanza. Afortunadamente, dura poco. De hecho, si llega a durar un poco más, el largometraje se haría insoportable.

Ese es, sin lugar a dudas, el mayor hándicap de la película de terror española en Netflix a la hora de afrontar su visionado. Uno lo coge con ganas y curiosidad al principio, incluso con cierta perplejidad y sorpresa; pero pronto coge sitio en el sofá, estira las piernas y bosteza, porque esto lo ha visto decenas de veces antes.

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El club de los lectores criminales parece querer esforzarse, al mismo tiempo, en alejarse de los slashers clásicos y en referenciarlos y seguirlos sin ambages. Y esa incertidumbre creativa se traslada al espectador, quien no sabe cómo sentirse y termina por tirar la toalla para dejarse llevar por una trama previsible y sencilla.

¿Qué le pasa al cine español con el terror?

El cine de terror español es muy interesante. A pesar del titubeante estreno de El club de los lectores criminales en Netflix, el género del horror en nuestro país ha logrado abrirse paso en los últimos años y entregarnos piezas muy interesantes gracias a cineastas y artesanos con una gran mirada artística detrás.

No debería sorprendernos si, de aquí a los próximos años, tenemos nuevas películas y series de terror españolas que siguen los pasos de pioneros de la talla de Álex de la Iglesia. A fin de cuentas, este género ha demostrado que tiene el potencial de narrar una buena historia, profundizar en emociones humanas y divertir al público.

Es más, esa coctelera de sensibilidad artística es lo que probablemente está estimulando a escritores y directores a posar su vista en el género del terror. No solo porque es una mina de oro en términos económicos, sino porque permite explorar narrativas diversas y llenas de grandes giros y sorpresas.

En definitiva, El club de los lectores criminales es una película de terror en Netflix sencilla y correcta. No da muchas vueltas sobre sí misma ni necesita grandes virtuosismos para brillar. No huye de las referencias ni esconde su amor hacia el género slasher en homenajes constantes y fáciles de cazar.

Una lástima que la película de Carlos Alonso no haya conseguido materializar una historia diferente y haya preferido caer en el cliché fácil y sencillo del género. Hace creer por un momento que va a ser diferente y relevante, pero termina siendo más de lo mismo, aunque tampoco sienta vergüenza por ello.