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Crítica de Competencia oficial, la irreverente comedia protagonizada por Penélope Cruz y Antonio Banderas

Competencia oficial

Tras su paso por San Sebastián llega a los cines Competencia oficial, la comedia protagonizada por Penélope Cruz, Antonio Banderas y Óscar Martínez de estreno en salas el 25 de febrero.

¿Alguna vez os habéis preguntado qué hace falta para poner en marcha una película? ¿Cuál es el motor económico y cuál el creativo? ¿Cómo se expone un actor cuando decide ponerse frente a la cámara? ¿Qué clase de guerras de egos pueden llegar a aflorar cada vez que se escoge a un elenco?

Todo ello y muchos matices más lo encontraréis en Competencia oficial, la película dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat (El ciudadano ilustre) en cuyo guión ha intervenido también Andrés Duprat.

En clave de comedia negra, la película deconstruye la creación cinematográfica desde sus cimientos al presentarnos a un empresario farmacéutico en la cima de su carrera y con la jubilación a la vista que, un buen día, decide que quiere mejorar su imagen alumbrando algo para la posteridad, el motivo por el que ser recordado más allá de sus obras filantrópicas. 

Así, decide crear una gran película y dotarla de los mejores genios creativos: se hace con los derechos de una galardonada novela titulada "Rivalidad" y recluta a la excéntrica directora Lola Cuevas (Penélope Cruz), un torbellino de ideas que tiene la idea de reunir en pantalla por primera vez a Iván Torres (Óscar Martínez) y Félix Rivero (Antonio Banderas).

Ambos intérpretes tienen personalidades completamente diferentes. El primero es un actor contenido, profesional y austero que dirige una escuela interpretativa, tiene un alto concepto de sí mismo y no es dado a los focos mientras que el segundo es una estrella internacional caprichosa, voluble, materialista y bastante dado al autobombo.

La finalidad de Lola es conseguir que colaboren para sacar adelante la película y satisfacer el encargo del productor cumpliendo así con sus deseos de conseguir trascendencia y prestigio social pero sin dejar de lado su visión creativa, aquella que la ha llevado a la cumbre del éxito.

Premios Oscars

Competencia oficial es una película bastante peculiar en la que hay distintos planos narrativos: la historia y la intrahistoria, con la que hay un diálogo constante. Es decir, la película es un ejercicio de metalenguaje para poner en la picota todos los defectos de la industria del cine desde la primera intención con la que se hace una película hasta su promoción en rueda de prensa.

Pasando, por supuesto, por todos los hitos intermedios: la escritura del guión, los ensayos, las pruebas de sonido, los ejercicios de contención del ego... toda una serie de eslabones en la larga cadena que va desde la primera chispa hasta la repercusión del resultado final y la forma en la que la perciben los medios.

Hasta cierto punto, la premisa resulta subyugadora y divertidísima, porque reproduce de forma bastante malvada muchos de los problemas a los que se enfrenta cualquier producción: la obstinación de la directora y su empeño por ofrecer "su visión", los métodos de los miembros del casting, las motivaciones de cada uno y sus distintos niveles de compromiso personal y hasta la logística.

Competencia oficial
Disney

Resulta especialmente divertida la idea de contar con Penélope Cruz en el rol de directora y con Antonio Banderas en el de estrella internacional. Se entiende que la actriz lidia a menudo con genios histriónicos de todo tipo (sus mejores papeles se los ha dado Pedro Almodóvar pero ha trabajado con Ridley Scott, Woody Allen, Asghar Farhadi, Julio Médem, Fernando León de Aranoa, etc.).

Afronta el reto componiendo un personaje enigmático que va guiando al espectador por los vericuetos de una película muy teatralizada pero también bastante incisiva a la hora de exponer, como decíamos, "las vergüenzas" del mundo del cine... sobre todo ahora que está nominada al Oscar por su trabajo en Madres paralelas (hay aquí todo un bloque dedicado a los premios).

Sin embargo, no todo pueden ser alabanzas: Competencia oficial es también una película algo pasada de metraje y con ciertos titubeos a la hora de poner el foco en el desenlace. Como sucesión de sketches, los hay más ingeniosos que otros, pero sobre todo acusa un bajón importante a mitad de camino, con un giro dramático del que no llega a reponerse del todo.

Como comedia, por tanto, es irregular y termina desgastando la gracia del enfrentamiento de egos, aunque si el espectador pone de su parte, tendrá ocasión de disfrutar de unos cuantos puntazos lanzados con mala leche... y mucha razón.

VALORACIÓN:

Competencia oficial no es una comedia perfecta pero sí bastante curiosa, sobre todo en su tramo inicial, cuando realiza una aguda crítica al mundo del cine de forma metalingüística. El guión termina por escapársele de las manos a sus creadores, pero tiene ideas brillantes.

LO MEJOR:

El arranque de la película es desternillante y, en general, el cinismo que destila a la hora de mostrar el proceso creativo es muy divertido.

LO PEOR:

A partir de un determinado momento, la película da un gran bajón y no llega a reponerse: va perdiendo fuerza de forma paulatina.
Hobby

70

Bueno

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