Crítica de Detention temporada 1, la serie de terror de Netflix basada en el videojuego

El estilo del J-horror está de vuelta en Netflix con el estreno de la primera temporada de Detention, la serie original de Taiwán basada en el videojuego homónimo de Red Candle Games que está disponible para casi todas las plataformas. Esta historia que mezcla drama, adolescencia y terror sobrenatural con el tinte característico del género en Asia ya nos dejó una primera película estrenada en 2019 y hoy vuelve a la carga con una serie en la gigante del streaming de contenidos.

Detention nos introduce en su primera temporada en la historia del instituto Greenwood en el Taiwán de la década de los 60 y, posteriormente, en los 90, donde la libertad, los sueños y la muerte se cruzan en el camino de sus estudiantes ocultando una venganza por cumplir. La nueva serie de Netflix ha estrenado recientemente sus dos últimos capítulos después de un mes de lanzamientos semanales; una decisión que puede reducir su impacto a corto plazo, pero que funciona con sentido en base al desarrollo narrativo de sus capítulos.

Una tragedia salpicada de terror asiático

Con ocho capítulos en su primera temporada de unos 50 minutos de duración, estamos ante una serie de ritmo cocinado a fuego lento que enfatiza con profusión en los silencios, las emociones de sus protagonistas y sus reacciones en los diálogos. Un aviso para navegantes: la serie se encuentra disponible únicamente en su idioma original, lo que va en detrimento de su exposición para aquellos que prefieran otras opciones. Sea como fuere, Detention es más drama que terror, una serie que presenta conflictos morales escabrosos salpicados por elementos clásicos del J-horror.

Durante la serie tendremos que ir resolviendo las piezas de un puzle que se reparte en dos rangos temporales: los años 60 y los 90. Para hacerlo, seguiremos la vida de Yunxiang Liu, una estudiante recién llegada a Greenwood que irá descubriendo los macabros secretos detrás del suicidio y el tormento de Ruixing Fang, el fantasma de una antigua estudiante que aterroriza al instituto y a la ciudad. 30 años de sufrimiento que la despertarán una vez más para culminar su venganza y destapar la realidad del instituto.

En Detention encontraremos influencias de los mayores clásicos del J-horror: Ju-On, The Ring, Onibaba... Éxitos de los que la propia obra de origen también bebió para su construcción y a los que era inevitable evocar en la representación para la pequeña pantalla. Pero si hay un punto en el que incide de forma excepcional es en los diálogos. La historia evoluciona a través de la conversaciones entre personajes y las reflexiones en off de sus protagonistas para envolver la trama con el trasfondo psicológico sobre el que descansa su leitmotiv. Recurre a reflexiones morales con métodos que pueden rayar en lo naif para el público de occidente, pero también emplea la política y la filosofía social de la sociedad taiwanesa para observar su propio contexto histórico.

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¿Quieres pasar miedo?

Si algo podemos agradecerle a la primera temporada es que escape de convertirse en la típica producción de sustos envasados al vacío, algo que ya pudimos disfrutar en el videojuego original. Su objetivo es plantear una historia interesante con un ambiente de terror psicológico asfixiante, dejando como mensaje subrepticio un grito contra la censura y la opresión del totalitarismo y su anacronismo. Pero... ¿lo consigue?

En este sentido se desarrolla el videojuego, sí, aunque nos faltan puñados de esas intenciones en la serie de Netflix. Los diálogos se funden delicadamente con el tempo de la historia y conseguimos ver interpretaciones que funcionan perfectamente para los personajes y el ritmo que necesitan marcar en la evolución de sus respectivas tramas, pero dentro de la infinita oferta del género que tenemos al alcance de un botón, Detention sólo raspa la superficie de lo que se plantea. No consigue construir un vínculo lo suficientemente fuerte con la historia principal; no somos, probablemente, el público objetivo perfecto para comprender las motivaciones emocionales de sus personajes.

Esto no quita que la serie tenga momentos verdaderamente poderosos a mitad de temporada en los que seremos incapaces de despegar los ojos de la pantalla. El nivel de la producción es aceptable, con ciertas limitaciones en la selección de escenarios y, sobre todo, un uso algo esperpéntico del CGI para según qué casos.

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El foklore asiático tiene su presencia, tanto narrativa como visualmente, por lo que podemos ponerle la medallita de cumplir con la expansión cultural que tanto enriquece a los más extraños de su cine. Sin embargo, como decíamos, falta ese terror que recorra nuestra espina dorsal y que sí vemos en el trabajo actoral. Falta esa chispa, ese salto a través de la pantalla en la que nuestro aliento no se pare sólo por comprender la terrorífica realidad de la protagonista, sino también porque la explicación se cruce con nuestros terrores internos. Un poco de lo que ya explicamos que ocurre en nuestro cerebro cuando vemos una película de terror.

Detention es una serie que disfrutarán los amantes del drama asiático con ligeros tintes de terror. Es para aquellos que quieran disfrutar de la tempestad en mitad de la calma, para quienes disfruten de un melodrama juvenil con una representación insoportablemente naif. No es un slasher, no es un batiburrillo de efectos de sonido que atacarán directamente a tu corazón; es una tragedia mayúscula en la que el terror se diluye con el paso de los capítulos dejando el peso en el romance, la familia, el egoísmo y la empatía.