Crítica de Embaucadores, con Julianne Moore y Sebastian Stan jugando al gato y el ratón

Embaucadores se ha estrenado hoy mismo en Apple TV+ contando con varios avales fabulosos: por una parte la dirección de Benjamin Caron que ha formado parte de proyectos televisivos recientes de la envergadura de The Crown y Andor y por otra un elenco en el que destacan Julianne Moore, Sebastian Stan, Justice Smith, John Lithgow y Briana Middleton.

Se trata de una película de exposición lenta y duración cercana a las dos horas que nos lleva a recorrer distintos escenarios de Nueva York para conocer, uno por uno, a los protagonistas de una historia en la que la estafa es el eje central. A medida que vemos las relaciones que hay entre ellos y los juegos de intereses, los espectadores aumentamos las expectativas respecto al desenlace.

Sin embargo, por desgracia, el tercio final de la película resulta muy artificioso y esa vuelta de tuerca final no termina de llegar. 

Embaucadores nos cuenta la historia de Tom, que regenta una librería ruinosa y acaba de pasar por una depresión severa. Un buen día conoce a Sandra, una joven de su edad que estudia Filología y se considera toda una bibliófila. Juntos viven un romance de película pero, justo cuando Tom le demuestra su confianza, ella desaparece.

Como si de una serie de muñecas matrioshkas se tratara, la narración empieza a indagar en el pasado de todos y cada uno de los personajes que se nos presentan haciendo que dudemos de sus últimas intenciones y de la veracidad de sus acciones. Y haremos bien, porque los abundantes giros del guión nos conducen a un enfrentamiento inesperado.

Hay muchos aspectos interesantes en Embaucadores, empezando por la forma. Cada historia en sí, antes de que empiecen a conectarse, podría tratarse de un cortometraje y la delineación de los personajes resulta cautivadora en la medida en que no conocemos su pasado y tenemos que decidir qué creemos y qué no. 

El título y la definición del concepto principal ya nos deja claro que son todos sospechosos de tratar de engañar a su entorno, así que el ojo clínico ya lo tenemos afilado desde el primer instante.

Por otra parte, en lo que se refiere a la dirección, es una producción elegante, con una buena fotografía y algunas ideas bastante curiosas como mostrarnos momentos de alto impacto emocional desde espejos o reflejos en la ventana. Utilizar imágenes vicarias, un recurso viene a subrayar precisamente su indefinición: ¿estamos vendo su verdadero rostro o lo que quiere que veamos?

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Aquí las apariencias juegan un papel muy importante porque todo el juego de intereses depende de la preparación previa. el libreto se configura como un tablero de ajedrez en el que no sabemos cuándo arrancó la partida, de modo que tampoco sabemos cuántos movimientos nos llevan de ventaja y nos toca dirimir por dónde puede salir la jugada final.

Por desgracia, como ya apuntábamos al principio, la resolución es mucho menos impactante de lo previsto con algunas secuencias que tienen que sobreexplicarse después y que no terminan de resultar tan sorprendentes como pretenden.

Eso sí, Embaucadores consigue mantener el interés del espectador y que se enganche a la galería de personajes y sus dilemas personales, así que a pesar de ser una cinta larguita y no enteramente satisfactoria al final, sí resulta de lo más entretenida.

Julianne Moore, espléndida como siempre, tiene varios momentos de altura reconfigurando a su personaje con un leve gesto según lo exige cada ocasión y ojo, que la película podría haber exprimido su talentazo aún más. 

Es a fin de cuentas un thriller de suspense que roza en lo estético y en algunos leit motiv al noir de manual y que se consume con convencimiento hasta llegar al tercio final. ¡Lástima que no dé en el clavo con el desenlace!