Crítica de la temporada 5 de The Crown - Los escándalos de los 90 y vientos de cambio en la monarquía

La quinta temporada de The Crown llega a Netflix mañana mismo, 9 de noviembre, con diez nuevos episodios de cerca de una hora de duración que nos van a llevar a bucear por los peores años de la monarquía inglesa liderada por Isabel II. Al punto de que, de forma inaudita, llegó a exponer su desencanto de forma pública tildando el año 1992 como un annus horribilis en uno de sus discursos.

A pesar de que se cumplían 40 años de su coronación, un incendio destruyó buena parte del ala norte del castillo de Windsor, algo que la dejaría devastada y que serviría de metáfora para la situación interna de su familia, también en llamas por distintos motivos.

De forma concatenada, la reina viviría la separación del príncipe Andrés de su esposa Sarah Ferguson, el divorcio de la princesa Ana y su marido Mark Phillips y la difícil situación de Carlos y Diana, ya separados, que se agravaría con la publicación de "Diana, su verdadera historia", la biografía autorizada, firmada por Andrew Morton repleta de detalles sobre su fallido matrimonio.

The Crown 5 pivota sobre tres ejes fundamentales: el matrimonio como clave de la institución monárquica, como deber y como unión; la tensa relación de la corona con la prensa y la delineación de dos vertientes muy claras definidas por la reina y su hijo, de mente más aperturista pero con el gran rechazo de la opinión pública y una inmadurez manifiesta para asumir el cargo de Carlos III.

El hecho de que Isabel II falleciera a la edad de 96 años recientemente, apenas hace dos meses, hace que todos los arcos argumentales que recoge la serie sobre su persona resulten aún más interesantes, en la medida en la que nos permiten poner en perspectiva su vida.

Eso sí, hay que tener cuidado a la hora de valorar la veracidad de lo que se nos cuenta porque tiene su parte de recreación libre, como ha puesto de manifiesto la queja de Judi Dench, ante la cual Netflix ha reaccionado puntualizando que es una "dramatización ficticia inspirada en eventos reales".

Era de esperar que las sensibilidades, sobre todo las del público británico, estuvieran a flor de piel después de despedir a la mujer que ha servido a su país durante 70 años y más aún desde que los eventos de la serie han empezado a entrar en temas más recientes y cargados de polémicas.

Dicho esto, a Peter Morgan, el creador de la serie, no le falta arrojo: recoge en esta temporada momentos tan incómodos como la infidelidad de Sarah Ferguson, la conversación íntima del príncipe Carlos y Camilla Parker Bowles filtrada a la prensa, las memorias de Diana o su entrevista en la BBC, a la que acudió engañada y por la que la cadena ha emitido una disculpa formal.

Tras una investigación interna además, se ha anunciado que no volverá a emitirse, tal y como había solicitado el príncipe Guillermo dado que la princesa fue manipulada sobre su entorno inmediato generando un clima aún más enrarecido en entre la casa real y Diana y alimentando una paranoia constante sobre las escuchas, filtraciones y supuestas amenazas a su integridad.

La autopsia de un matrimonio

A veces se confunde al mensajero con el mensaje que porta: una de las críticas más escuchadas a esta temporada de The Crown es que resulta sensacionalista, cuando en verdad lo que muestra es el sensacionalismo de la prensa respecto a las relaciones de los miembros de esta disfuncional familia atrapada en la paradoja del inmovilismo característico de la corona y su reticencia al cambio.

Por más que las relaciones fallidas y la discordia acaparen minutos de la serie, no se dejan de abordar cuestiones de calado internacional, como la primera visita de Boris Yeltsin a Reino Unido; el entierro de la familia Romanov, ejecutada por los bolcheviques; la transferencia de la soberanía de Hong Kong o la renuncia de la reina al buque Britannia, considerado una extensión de su propia persona.

Al mismo tiempo, se presenta a la familia Al-Fayed, encabezada por el empresario millonario egipcio Mohamed, padre de Dodi, que con el paso del tiempo se convertiría en la pareja de Diana de Gales y con quien fallecería en un aparatoso accidente de coche en París que también le costaría la vida a Henri Paul, el chófer al volante del vehículo.

Este hecho, que no se abordará directamente, formará parte de la sexta temporada de The Crownque servirá de cierre definitivo y no llegará a la actualidad.

Hay que subrayar, de nuevo, el acierto en el cambio del cast principal: Imelda Staunton toma el relevo de Claire Foy y Olivia Colman como la reina madre; Jonathan Pryce asume el rol del duque Felipe de Edimburgo en sustitución de sus antecesores, Matt Smith y Tobias Menzies y la nueva princesa Margarita es la gran Leslie Manville, a la que precedieron Vanessa Kirby y Helena Bonham Carter.

Respecto a la princesa Ana, tenemos a Claudia Harrison; Dominic West asume el papel del príncipe de Gales; Olivia Williams el de Camilla Parker Bowles y Elizabeth Debickida un recital dando vida a Lady Di no solo calcando sus gestos, sino mimetizándose con el rol que con tanto acierto desarrolló Emma Corrin en las dos temporadas anteriores. Dijo que se trataría su historia con sensibilidad y no mentía.

A estas alturas alabar el diseño de producción y los departamentos de los que dependen las caracterizaciones (vestuario, maquillaje, peluquería), parecerá redundante, pero es que es para quitarse el sombrero la magia que consiguen hacer. Y un buen ejemplo es la transformación de Johnny Lee Miller en el primer ministro John Major.

El magnífico reparto hace de The Crown T5 una cita indispensable para los amantes de esta serie que encara una temporada más taciturna y triste de lo habitual, pero que no perdona a la hora de extendernos un cheque de emociones muy generoso. ¡A disfrutarla!