Crítica de El especialista, pura diversión y amor al noble arte de cruzar los límites de lo imposible

¡Hora de gozar con El especialista! David Leitch, el tipo detrás de joyas como Atómica o Bullet Train y que ejerce asimismo de productor en nuestra amada saga John Wick ha vuelto a obrar el milagro de componer una película que es un disfrute absoluto para quienes reverenciamos el cine de acción bien hecho, con ingenio, pasión y toneladas profesionalidad a los que agrega mucho humor.

Su larguísima carrera como especialista primero y coordinador de especialistas después le ha dado siempre un enfoque único a sus trabajos como director, pero también es una voz acreditada para reivindicar al colectivo que sigue sin tener su más que merecida presencia en las categorías de los Óscar y cuya valiosa entrega, jugándose el pellejo de forma literal, sigue relegándose al anonimato.

Algo más de sexy bacon

Colt Seavers es un especialista que padece las vicisitudes de su profesión: es golpeado, lanzado, abatido, quemado... Lo que sea por conseguir el mejor plano. Y está locamente enemaorado de Jody Moreno, una compañera por quien haría cualquier cosa.

Sin embargo, un fatídico día, un accidente en el set le destroza la columna y tiene que apartarse temporalmente, dejando ser el doble de acción preferido de la superestrella Tom Ryder.

Después de muchos meses de entrenamiento para volver a ponerse en forma, apartado de todos, recibe una llamada que no puede rechazar: tiene que viajar a Australia para trabajar a las órdenes de Jody, que ha pedido expresamente su presencia en su primera experiencia como directora de cine.

Pero al llegar al set se encuentra una realidad muy distinta de aquella con la que soñaba: tendrá que encontrar a la estrella de la película, desaparecida, resolver una conspiración y recuperar al amor de su vida, conservando su integridad física.

El guión de Drew Pearce y Glen A. Larson tira de ingenio para componer una historia metalingüística que se desarrolla a varios niveles.

Ojo, que hay momentos que dan ganas de levantarse de la butaca y aplaudir a manos llenas. Por un lado se nos habla del rodaje de una peli, que es una alegoría ficcional de la historia de amor de la pareja protagonista y a un nivel superior, metáfora de la industria del cine actual.

Cuando los gags funcionan son descacharrantes de verdad porque El especialista se viste de comedia de acción pero haciendo el sandwich de esos tres pisos estamos ante algo mejor todavía: una carta de amor al CINE con mayúsculas que es ese que nos lleva a flipar, ya sea batiendo un récord Guinness o simplemente dejando a la audiencia boquiabierta con algo que nunca antes había visto.

¿No vamos a las salas precisamente a eso? ¿A alucinar? ¿A vivir algo inaccesible de otra manera? Cierto es que la acción nunca ha dejado de ser un género denostado (en igual o mayor medida que el terror o la comedia): rara vez obtiene premios y suele desaparecer mágicamente de los tops anuales en favor de dramas y cintas más sesudas.

Con El especialista confirmamos que no es incompatible la diversión con la perspicacia y el disfrute con el talento.

El casting, de lujo: Ryan Gosling vive un momento dulce en su carrera y encadena su papel del sufrido Colt Seavers con el Ken de Barbie que ha triunfado a lo grande. No podríamos decir con cuál se lo ha pasado mejor ni con cuál nos ha hecho reír más, pero lo que está claro es que irradia una energía y un buen rollo desde su vis cómica que contagia.

Está en perfecta sintonía con una impecable Emily Blunt a la que se unen dos secundarios fabulosos como son Aaron Taylor-Johnson y Hannah Waddingham.

Mención especial al reel de los créditos finales mostrando todas las acrobacias, coreografías y trucajes detrás de los especialistas que hay detrás del especialista que protagoniza la película.

¡Qué placer bien un trabajo tan bien hecho! Secuencias como la de la discoteca que saben arriesgar, saltos, atropellos, explosiones, vueltas de campana, colisiones, peleas cuerpo a cuerpo... todo rodado con esmero y amor al arte, además de un trasfondo significativo. ¡Bravo!