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Crítica de Los guardianes de la justicia, una decepción superheroica de Netflix

Los guardianes de la justicia (Netflix)

Hemos podido ver la serie de televisión de Netflix de Los guardianes de la justicia. Un extraño grupo de superhéroes que no sabemos dónde ubicar.

Superhéroes, superhéroes, superhéroes y más superhéroes. Esta misma semana tenemos el estreno simultáneo de The Batman y The Boys Presents: Diabolical. Warner Bros. Pictures y Amazon Prime Video compiten por un fin de semana que, casi seguramente, se llevará el Caballero Oscuro con una película que nos ha conmovido y maravillado a partes iguales.

Sin embargo, aunque ha pasado desapercibida, Netflix también ha estrenado una serie de superhéroes. Se titula Los guardianes de la justicia y viene a ser una especie de parodia que no sabe si tomarse en serio o en broma. Una extraña aportación al género que, seguramente, no suscite apenas debate ni genera revuelo o impacto mediático en redes sociales.

Los guardianes de la justicia está creada por Adi Shankar y es una mezcla entre animación y acción real. De hecho, nos ha recordado a varios conceptos. Es como si hubieras creado un cóctel con algunas cosillas molonas de la mencionada The Boys y lo hubieras mezclado con Kung Fury. Sí, lo sabemos. Es muy raro. Pero es que la serie de Netflix es muy rara.

Un superhéroe alienígena llamado Marvelous Man, que básicamente es Superman pero asiático, llega a la Tierra ya crecidito y se convierte en un símbolo de esperanza para la humanidad. Consigue frenar una Tercera Guerra Mundial que, desafortunadamente, está demasiado en boca de todos últimamente, aunque deseemos a toda costa darle la espalda para seguir con nuestras vidas.

Durante cuarenta años, Marvelous Man logra mantener la paz en nuestro planeta. Su aparición motiva a otros individuos, mágicos o no, a seguir sus pasos. Y, evidentemente, Los guardianes de la justicia de Netflix son básicamente la Liga de la Justicia de DC Comics. Pero es literalmente descarado cómo han fusilado la Justice League de principio a fin.

Tenemos a un alienígena superpoderoso, una diosa mágica, un tipo que es rey de los océanos, un hombre justiciero que combate el crimen, una velocista, un tipo que dice una palabra y toma el poder de siete dioses, etcétera. Todo esto, mezclando acción y animación y con un tono naif ochentero marcadamente buscado. Que, por cierto, hasta ahí funciona correctamente.

El giro de ciento ochenta grados llega cuando el protagonista, Marvelous Man, decide poner fin a su vida. El superhombre, símbolo de esperanza de la humanidad, se vuela la cabeza con una bala de kryptonita (bueno, se llama de otra forma, pero ya me entendéis). Un suicidio bestial e inesperado que, para colmo, es retransmitido en directo por la televisión.

La humanidad no sabe qué hacer. Ha perdido a su símbolo de esperanza. Marvelous Man se ha suicidado porque no aguanta la responsabilidad, el hecho de no poder salvar a todo el mundo, de escuchar y sentir el sufrimiento de la gente y no llegar a todos los lugares. El poder absoluto no lo ha corrompido absolutamente, pero lo ha matado de ansiedad y depresión.

Marvelous Man en Los guardianes de la justicia (Netflix)

Esto podría ser extraordinariamente interesante desde un punto de vista narrativo. ¿Un superhombre puede soportar todo lo que soporta Superman (o Marvelous Man, en este caso) sólo por el mero hecho de ser un superhombre? ¿No tiene él también derecho al sufrimiento, a la vida tranquila? ¿Por qué lo obligamos a ir siempre un paso más allá para mejor nuestra existencia?

Nada. Todo eso se diluye tan pronto como el interesante suicidio de un personaje protagonista se convierte en un macguffin. El tipo que hace las veces de Batman en Los guardianes de la justicia de Netflix dice que Marvelous Man no se ha suicidado. Ha sido asesinado. Nada de debates morales o planteamientos interesantes. Aventuras, por favor.

Así que allá van todos los superhéroes de Netflix a descubrir quién ha sido el asesino, quién está detrás de semejante complot. Y, mientras tanto, tenemos que soportar unos efectos pobrísimos, unos diseños de producción mediocres, unas caracterizaciones de "serie B" y un ejercicio audiovisual de pésima calidad. Sólo la salva la animación, y a veces ni eso.

Es una lástima que una propuesta tan curiosa e interesante, tan fresca, a la que seguramente hubiéramos perdonado su carácter poco ambicioso y su naturaleza de "serie B"... es una lástima que prefiero dirigir el cotarro hacia una serie de acción y aventuras. Cuando está claro que no tiene los recursos ni el interés por hacer algo así.

Los guardianes de la justicia es un vaivén de conceptos y cosas. Una serie de superhéroes en Netflix que mezcla la animación y la acción real para ofrecernos una especie de parodia que a veces se toma en serio y otras veces, no. Quizás sirva como pasatiempo a alguien, por aquello de ser un programa corto y con capítulos de poca duración.

Desde luego, a nosotros nos ha decepcionado. Podría haber sido mucho más interesante si la autoconciencia de sus limitaciones se hubiera antepuesto a la necesidad de ser otro producto más en la incesante guerra por colocar un producto superheroico en el mercado.

VALORACIÓN:

Los guardianes de la justicia (Netflix) podría haber sido un interesante ejercicio reflexivo y autoparódico sobre el género de los superhéroes. Sin embargo, es un programa con una naturaleza de "serie B" que no le importan sus carencias audiovisuales y se decanta por la acción y la aventura imitando a la Liga de la Justicia de DC Comics.

LO MEJOR:

La animación. Los superhéroes y sus poderes siempre lucen mejor en este formato, aunque aquí se vea a veces un poco pobre.

LO PEOR:

La serie no es consciente de sus debilidades y su naturaleza poco ambiciosa. Se condena a sí misma por apostar por la acción y las aventuras.
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Etiquetas: Netflix