Crítica de Héroes de barrio, una película familiar sencilla

Tras ponerse tras la cámara para dirigir un par de episodios de la serie Doctor Mateo y el corto Ready to Talk, Ángeles Reiné saltó al largo con Salir del ropero en 2019. Se trataba, como en este caso, de una comedia, si bien Héroes de barrio tiene como público objetivo las familias, a las que se acerca con mensajes sencillos, humor blanco y una serie de enredos resueltos sin demasiadas sorpresas.

Es una película muy sencilla que no alcanza la hora y media de duración y que habla sobre las dificultades para estar a la altura de las expectativas de los demás y de la importancia de ser sincero con uno mismo.

En ella podemos encontrar también un cierto grado de disconformidad respecto a las trabas que encuentran las personas más humildes. De ahí la alusión al "barrio" del título y la banda sonora rapera que quiere profundizar aún más en ese aspecto callejero, ese sentimiento de que somos urbanitas anónimos luchando por sacar adelante a nuestras familias con todas las dificultades que eso conlleva.

Héroes de barrio nos lleva a conocer a la familia de Luis, un hombre separado que trata de alimentar los sueños de su hija y regentar el bar heredado de su padre.

En todos los aspectos de su vida le va más bien regular: el negocio flojea, es bastante desastroso para cuidar de sí mismo y aunque adora a su hija con locura, la tensa relación con su exmujer y su nueva pareja queda patente desde el principio.

Un buen día, cansado de que se burlen de él, decide tirarse un órdago con los parroquianos del bar y les asegura que conoce a Joaquín, el jugador del Betis. Pronto se extiende el rumor y le llega un encargo: conseguir que la estrella deportiva apadrine el equipo de fútbol femenino infantil en el que entrena su hija, que adora al centrocampista.

El problema obvio es que Luis no solo no lo conoce sino que no tiene manera de contactar con él: se va a ver contra las cuerdas para no defraudar a la pequeña, al equipo y al barrio entero. Entre tanto empezará una cruzada personal para recuperar el amor de su expareja y por hacer remontar el bar que era el orgullo de su padre antaño.

Lo que funciona y lo que chirría

Sin que Héroes de barrio reinvente el género, es cierto que trata de introducir como novedad el fútbol femenino, pero esto es algo a lo que se le saca poco partido quedando como mero telón de fondo.

Al final las protagonistas no son las niñas y sus aspiraciones sino que el foco se traslada al padre, su evolución personal y las relaciones que tiene con los demás: con su padre, con su ex, con su mejor amigo y compañero de fatigas... y por supuesto, con su hija a quien se ve obligado a deslumbrar.

De este modo, se percibe como una oportunidad desaprovechada para desarrollar una historia que apuntaba maneras. La pequeña Luna Fulgencio le saca partido al acento del sur que ensayó y trabaja con mucha más naturalidad que en la exitosa saga Padre no hay más que uno, que está arrasando otra vez con su tercera entrega, pero la película se aleja poco de las pretensiones de aquella.

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Antonio Pagudo, un gran actor que ha rendido de maravilla en La que se avecina pero a quien es un verdadero espectáculo ver trabajando sobre todo en teatro, queda muy desaprovechado en una película que no consigue sacarle demasiada sustancia. Lo vamos a ver muy pronto en Por los pelos, Fenómenas y Bajo terapia, así que su carrera va a seguir muy centrada en el humor.

Destacan también los secundarios Antonio Dechent, Lisi Linder, Jesús Olmedo y Alex O'Dogherty que vienen a terminar de configurar el ecosistema en el que se mueve el protagonista.

Al final estamos ante una comedia dramática muy ligera y quizás algo anticuada en la que entran en colisión las mismas fuerzas de siempre: las dificultades económicas, los talentos aletargados, el amor perdido... En fin, en términos generales, Héroes de barrioes bastante previsible y poco ambiciosa. Correcta, sin más.