Crítica de JFK: caso revisado - Stone revive la gran pesadilla estadounidense buceando a fondo en nuevos datos

Una de las películas más celebradas de Oliver Stone es JFK: caso abierto, la película de 1991 protagonizada por Kevin Costner, Gary Oldman y Donald Sutherland que dejaba claras las inconsistencias en la investigación del asesinato de John Fitzgerald Kennedy el 22 de noviembre de 1963.

Ahora, más de tres décadas después y a la vista de la desclasificación de abundantes informes a los que antes la opinión pública no tenía acceso (se preveía que vieran la luz en 2029 en un principio pero se adelantó la fecha), Stone ha compuesto un documental en el que desliza una y otra vez su visión de los hechos: JFK: caso revisado (JFK Revisited: Through the Looking Glass).

Es indiscutible que la labor de documentación es exquisita: JFK: caso revisado cruza datos, busca fuentes, recupera testimonios perdidos y/o tapados y consigue reconstruir con imágenes de archivo un buen puñado de las teorías que apuntan a un complot en torno al magnicidio que van mucho más allá de la tesis sostenida de forma oficial.

También desvela, con hechos demostrables, cómo hay pruebas contaminadas, otras que aparecieron de la nada y mucha información real mezclada con otra recreada. Un buen ejemplo son las fotografías de la autopsia de Kennedy o las explicaciones que se dieron de la aparición de una bala en la camilla del presidente.

Como decimos, todo eso es indiscutible, como lo es el hecho más que probado de que la teoría de la "bala mágica" está por completo desacreditada porque desafía las normas básicas de la física. 

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Sin embargo JFK: caso revisado incurre en lo que podríamos llamar "malas prácticas" a la hora de armar un buen documental.

La primera de ellas es la de presentar una ingente cantidad de información de forma desatada. A pesar de su voluntad didáctica y de tratar de exponer los hechos de forma clara, cuesta mucho seguir el ritmo porque se desarrolla a toda velocidad y a veces cambia de un tema a otro sin motivo aparente. Ni siquiera el "hilo argumental" que lo une todo está claro.

Esto implica que si el espectador no está familiarizado con el tema, se puede perder. Así que de entrada, no es un documental asequible para el espectador medio que hacia la mitad estará exhausto y abrumado por el bombardeo de datos, nombres, fechas, siglas e imágenes.

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El siguiente pecado que comete Stone (y es donde todos lo estábamos esperando, así que poca sorpresa) es el de imponer su punto de vista. Para ello recurre incluso a la autocita, haciendo declaraciones en su propio documental y recuperando algunos significativos cortes de JFK: caso abierto.

Podemos decir que JFK: caso revisado consta de dos partes muy claras: una bastante diáfana, aunque se desarrolle a la velocidad del rayo, y otra que se desliza hacia la hagiografía de Kennedy con pasajes tan surrealistas como la defensa de su popularidad por el número de estatuas, placas conmemorativas y calles que llevan su nombre en todo el mundo. ¿?

Por supuesto, todo nos conduce a lo que pudo ser y no fue, en la opinión del cineasta: JFK iba a cambiar el panorama político y social imponiendo una serie de medidas que no gustaban en ciertos sectores y condujeron a su asesinato en connivencia con una CIA que operaba por libre. Pero de eso no hay pruebas: solo conjeturas en base a encubrimientos, pistas falsas y una explicación oficial absurda.

En pocas palabras, JFK: caso revisado es un documental muy poco satisfactorio porque se arma de razones para desarmarse después a sí mismo imponiendo un sesgo inasumible aunque puede que haya quien considere que desvela entramados que cambiarán su forma de ver el mundo.

La propia elección de los focos de interés ya supone la determinación de un punto de vista de forma forzosa porque harían falta muchas más horas para desesntrañar toda la maraña de documentos, pero la conclusión roza lo vergonzoso por ser más que obvia, impúdica.

Y casi peor, deja que lado muchas facetas del presidente que siguen sin estar del todo claras: o Stone es muy ingenuo o no sabe desligar su opinión de los hechos objetivos.

De esta forma, quedamos a la espera de la "revisión del caso revisado", porque casi nos quedamos con más dudas que certezas al final del documental y un poco con la sensación agridulce de que este tema supo abordarlo de forma mucho más interesante desde la ficción.