Crítica de Last Christmas, la comedia romántica protagonizada por Emilia Clarke

No hay más que ver el cartel de Last Christmas para darse cuenta de que estamos ante una película navideña bienintencionada y que, por tanto, debemos rebajar nuestro nivel de expectativas. En ese sentido, tanto la campaña promocional, como la propia película son honestas y ofrecen justo lo que se espera.

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Emilia Clarke (Juego de tronos) encabeza el elenco de una cinta de superación personal en la que conocemos a su desventurado personaje. Tras haber superado un importante bache médico, Kate vuelve a la carga retomando su empleo en una tienda de artículos navideños.

Su vida sentimental es desastrosa y se podría decir que parece que la mala suerte la persigue. No desea regresar a su hogar familiar, de modo que duerme cada noche en la casa de uno de sus amigos hasta que mete la pata de forma irremediable.

En este contexto, conocerá a Tom (Henry Golding, que ya trabajó a las órdenes de Feig en Un pequeño favor), un hombre muy distinto a los que le atraen. Él tratará de hacer que vea algo más allá de su ombligo, despertando en ella la necesidad de cambiar de vida, cuidarse más a sí misma y ayudar a los demás de forma desinteresada. Un nuevo camino que hará que todo de un giro radical.

Emma Thompson y Greg Wise han escrito la historia que sirve de base para el guión de Last Christmas materializado por la propia actriz y guionista junto a la debutante Bryony Kimmings. El resultado no es irregular, sino más bien al contrario: muy plano, algo común a cualquier comedia romántica que sigue un patrón al pie de la letra. Al punto de que se convierte en predecible.

Ni siquiera cuando se interna en el terreno de la "comedia social" lanzando un mensaje conciliador y arrojándole algún que otro machete al temido Brexit, consigue dejar de lado el estilo relamido y ñoño que acompaña a la historia de principio a fin. Al menos Emma Thompson podría haber escrito para sí misma un papel mejor que el de Petra, que roza el mal gusto... También parece particularmente fuera de lugar Michelle Yeoh (Star Trek: Discovery) cuyo talento no parece encontrar proyectos a su altura en el cine.

Quizás el mayor problema del guión es que confunde la velocidad con el tocino siendo demasiado moralista: el sexo casual no está reñido con una fuerte autoestima y perseguir los sueños, aún cuando no da los resultados deseados, tampoco tiene que ser de forma obligada algo negativo. Al personaje de Kate le habría hecho falta una actriz, quizás, con más registro, para comprender mejor y no con tanta brocha gorda, hasta qué punto necesita ampliar sus miras.

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Last Christmas - Galería de imágenes II (6 imágenes)

Lo que deja claro Last Christmas es que la magia de Wham! y de la preciosa voz de George Michael sigue intacta. Es un verdadero gustazo escuchar sus temas musicales a todo volumen en la sala de cine y de paso ver asociadas las letras de sus canciones a la historia, con la que encaja a la perfección. 

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En el terreno ya de las curiosidades, es emocionante ver en uno de los momentos climáticos de la película al otro integrante del dúo británico: Andrew Ridgeley y, asociado al éxito de la banda, que sea el sencillo "Last Christmas" el tema que sirve como excusa y marco para construir toda la historia, habida cuenta de que allá por el otoño de 1984 George Michael lo lanzó como parte del proyecto Band Aid donando sus beneficios para paliar la hambruna en Etiopía. El guión de la película, de alguna forma, recoge el guante, poniendo la redención de Kate al servicio de una causa justa.

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Last Christmas - Galería de imágenes I (6 imágenes)

En resumidas cuentas, Last Christmas es una película con muchas luces (navideñas) y también abundantes sombras: aunque tiene ideas de base que son interesantes, se vuelve extremadamente empalagosa en varios pasajes y su sentido del humor rara vez funciona como debería, ni siquiera cuando pretende burlarse de lo kitsch que pueden llegar a ser estas fechas, algo que nos sirven en bandeja cada año. Por supuesto, si quien nos lee tiene alma de Grinch, es mejor que se aleje de esta propuesta que te deja al límite de vomitar arco iris de espumillón con purpurina.