Comprender para sanar - Crítica de Mass, un drama de los que dejan huella

El cine a veces es capaz de mirar a la realidad a los ojos deshaciéndose de artificios para mostrar de forma tremendamente verosímil los dramas humanos. Mass es una de esas películas intensas, difíciles de olvidar y llenas de capas en la cual hay también más de dos lecciones de vida. 

La primera y más importante de todas ellas es que necesitamos comprendernos los unos a los otros, tender puentes, establecer vías de comunicación y tratar de buscar lo que nos une, sobre todo cuando se produce una tragedia en la que se dinamita la normalidad y se produce una ruptura de la convivencia pacífica que es la tónica de nuestro día a día.

Mass es también una de esas propuestas cinematográficas que mejoran cuanto menos sabe el espectador antes de enfrentarse a ella, de modo que nos vais a permitir que nos pongamos un poco crípticos a la hora de describir lo que sucede.

Solo os daremos unas pinceladas para que sepáis qué os vais a encontrar: una película con una puesta en escena muy austera, pocos personajes, densos silencios y afilados embates dialécticos. No es para menos si tenemos en cuenta que se trata de un encuentro entre dos familias rotas que buscan la forma de dejar atrás el pasado.

Alentados por su terapeuta y acogidos por una iglesia episcopaliana Jay y Gail se reúnen con Richard y Linda para hablar de la tragedia en la que se vieron involucrados sus hijos y para tratar de comprenderse entre ellos, sanando unas heridas que les están destrozando.

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El debut de Fran Kranz como guionista y director da buena cuenta de que tiene a sus espaldas una carrera interesante como actor. Ha sabido darle forma a un libreto desgarrador que se va cocinando a fuego lento y le da a cada uno de los intérpretes principales la ocasión de brillar.

El reparto de Mass es, desde luego, magnífico con Ann Dowd (El cuento de la criada) y Jason Isaacs (The OA) despuntando con actuaciones fantásticas, pero es que además la historia se va desenvolviendo poco a poco por medio de los diálogos que hay entre ellos tras un breve prólogo que nos pone sobre aviso de que lo que les ha sucedido es algo muy grave y que requiere sumo tacto y respeto.

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Mass - Galería de imágenes (5 imágenes)

Al desarrollarse prácticamente en un 80% en un mismo lugar, cabría pensar que la película podría tender a hacerse pesada o plomiza, pero nada más lejos.

En esta ocasión, menos es más: se busca con premeditación que la atención del espectador se focalice en las miradas, en las palabras, en una comunicación difícil y tortuosa pero también necesaria y sanadora.

El tema del que trata a la postre la película, y que tanto nos está costando no desvelar haciendo circunloquios, ha sido tratado ya en muchas otras ocasiones de forma directa, centrándose en otros puntos de vista, mostrándonos el drama en toda su crudeza y extensión o incluso desde una perspectiva más politizada, pero quizás nunca desde una óptica tan humanista.

Kranz le imprime mucho ritmo al montaje cuando se producen in crescendos emocionales, mientras que plantea planos largos y estáticos cuando la narración requiere silencio y cierto grado de reposo, pero deja siempre que sean las palabras de los cuatro las que nos generen las imágenes en nuestras mentes y nos lleven a comprenderles y ver la dificultad de alcanzar un entendimiento entre ellos.

Una vez que te atrapa el vórtice emocional de esta propuesta y empiezan a exponerse las cartas de unos y otros, es sencillamente imposible no implicarse por completo en una historia en la que la dosificación de la información es clave. Mass rezuma verosimilitud y consigue tocar muchos aspectos del conflicto principal de una forma genuina, solemne y muy conmovedora.