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Crítica de La monja, el spin-off de Expediente Warren que arrasa en Netflix

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La monja
Crítica de La monja (The Nun), el nuevo spin-off de Expediente Warren centrado en Valak, el espíritu que nos presentaron en El caso de Enfield en 2016. Ahora, la película ha llegado a Netflix y está entre los contenidos más vistos.

Ya está en Netflix La monja (The Nun), el tercer spin-off de la saga Expediente Warren que arrancó su andadura cinematográfica en 2013 y hay que decirlo: los fans acérrimos del terror tienen motivos para llevarse un buen par de sustos. Han pasado siete años y hemos visto dos episodios de la serie madre, tres spin-offs centrados en la terrible muñeca que presentaron en el prólogo de The Conjuring (Annabelle, Annabelle: Creation y Annabelle vuelve a casa), después tuvimos La Llorona y nos queda aún mucho más por ver... En El caso Enfield, sin ir más lejos, ya nos dejaron apuntado a otro personaje que tendrá su película propia: The Crooked Man.

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Estamos ante el spin-off que mejor funciona como película de terror individual, con todos sus hallazgos y todos sus excesos. Si no has visto las películas anteriores, no hay problema, ya que La monja arranca con la presentación de Valak en Expediente Warren: El caso Enfield, por lo que si no conoces aún a este espíritu maligno, ente sobrenatural, demonio del infierno... tendrás ocasión de que te presente sus credenciales antes de que la cinta se meta en harina.

No obstante, la película tiene el grandísimo acierto de no centrarse únicamente en la susodicha monja sino que crea un buen puñado de secuencias imaginativas e inquietantes, abrazando también descaradamente en otros momentos, que son los puntos álgidos, un histrionismo brutal.

El epílogo, además, dialoga con The Conjuring, de modo tal que hace que encajen bien todas las piezas. Pero no por ello se pone los grilletes asumiendo los códigos de la saga sino que, por el contrario, se desarrolla con un estilo propio apuntando más bien a otras referencias cinematográficas más clásicas que comentaremos más adelante.

En la película de La monja, Taissa Farmiga, (la hermana de Vera Farmiga, la protagonista de la franquicia original que da vida a Lorraine Warren) interpreta a una novicia que está cerca de pronunciar sus votos y convertirse definitivamente en monja. Justo en ese momento, por orden del Vaticano, debe viajar junto al padre Burke (Demian Bichir) a un convento de clausura de Rumanía para investigar el suicidio de una devota monja. Por cierto, si sois fanáticos del terror, esta actriz os sonará. Es Zoe en American Horror Story, que aquí volvió a la carga.

Volviendo a esta película, con la ayuda de un joven de origen francés, ambos tendrán que enfrentarse a fuerzas cuyo alcance desconocen y tratar de destruir el sello demoniaco que ha convertido un lugar sagrado en un campo de batalla entre los vivos y la encarnación del mal.

Si os hablamos de Rumanía, de un duque aficionado al esoterismo que funda una abadía maldita (que más bien parece un castillo encantado) y de nuestros protagonistas viajando entre la niebla en un coche de caballos, las miguitas de pan os conducen de lleno a Drácula, ¿cierto? El segundo largo de Corin Hardy tras su debut en The Hallow, remite directamente a las horror movies de la Hammer pero, por supuesto, tiene también muy presente a la película de Coppola en la puesta en escena de no pocas secuencias. En ellas, la insinuación es la clave: saca un partido brutal a los hábitos de las religiosas, a las sombras, a los reflejos y a los sonidos (preparaos para muchos jump scares de esos que te dejan atronado).

La monja
Warner Bros.

Del productor y engendrador de esta criatura cinematográfica, James Wan hay también muchas lecciones bien aprendidas, sobre todo respecto a los tiempos de espera para hacer desesperar al espectador antes de acelerarle el pulso. Esos sustazos llegan cuando tienen que llegar y, puede que más de dos se sorprendan al darse cuenta de que lo que menos miedo da es Valak y lo que más el no tener ni idea de por dónde te va a salir la narración. En líneas generales, la trama de esta película de miedo nunca sigue la senda que resultaría más predecible, así que si te dejas llevar por sus manierismos, es una montaña rusa de lo más eficiente.

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La monja también tiene sus defectos y, el mayor de todos ellos, es la introducción de un CGI que sobra totalmente. Hay secuencias que dependen de los efectos especiales por ordenador, así que su uso es irreprochable, pero hay otras en las que se convierte en un elemento molesto porque te saca de la película.

Cuando la artesanía toma el relevo, es cuando la película resulta más interesante (y más remite a esas referencias tan disfrutables dentro del cine de terror): algo tan simple como iluminar de forma muy tenue un rostro bajo un manto negro o juguetear con la cámara para evitar mostrarte el rostro que se oculta tras una cofia es muchísimo más estremecedor que ver a Valak encarnado en una monja bramando con la boca abierta y sanguinolienta. Nos arriesgamos a decir que evitando todo esto, la película sería menos loca y nos habría quitado el sueño obligados a descifrar qué se oculta detrás de cada sombra.

La monja
La monjaWarner Bros.

Os avisamos también de que, por estas razones, es mucho más probable que guste a los apasionados al género que al público general, que se quedará solo con un argumento bastante retorcido y no conseguirá descifrar todas esas perlitas que esconde la película y que recuerdan al Guillermo del Toro del El espinazo del diablo, a las secuencias más perturbadoras de Silent Hill, a la saga de El exorcista, a las pelis de vampiros (con su "castillo", sus amuletos mágicos, sus puertas chirriantes y sus lugares prohibidos) y muchos otros elementos que se cuelan en la cinta para hacernos pasar un rato estupendo. En el peor de los casos, atrapa tu atención de tal manera que no te suelta hasta el final: es tensión pura que se mantiene a base de darle breves respiros al espectador y tiene clarísimo cuándo apretar y cuando aflojar. Y, ahora, parece que su propuesta ha enganchado a los usuarios del streaming, que la mantienen como una de las películas más vistas en Netflix. El embrujo de Valek sigue activo...

VALORACIÓN:

El tercer spin-off de la saga Expediente Warren es el que tiene un sello más marcado y que mejor funciona de forma independiente: rezuma amor por el género del terror y proporciona una montaña rusa de sustos memorables siendo muy eficiente y disfrutable.

LO MEJOR:

La ambientación y la puesta en escena que le saca el jugo a elementos como sombras y reflejos y juega con las expectativas de la audiencia.

LO PEOR:

El exceso de efectos digitales en algunas secuencias y su falta de contención en escenas clave: la sugestión se basa en la incertidumbre.
Hobby

70

Bueno

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Etiquetas: Netflix