Crítica de Oscuro deseo temporada 2 - El crimen "calentorro" no descansa en Netflix

Al pensar en lo que nos engancha Netflix, solemos pensar en grandes superproducciones o series animadas con gancho, pero sus responsables tienen claro que las series eróticas son un filón entre su audiencia. Rara es la semana que no hay alguna en su Top 10 y Oscuro deseo lo ha conseguido... Por segunda vez.

La segunda temporada de Oscuro deseo vuelve a tener como protagonistas a Alma (Maite Perroni) y a Darío (Alejandro Speitzer), que después de su tórrida relación de la temporada 1 parecían haberse alejado del todo... Pero Alma sigue deseándolo y no sabe cómo "desintoxicarse".

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Poco después, una violenta muerte sacude el círculo de Darío y tanto Alma como el resto de sus allegados (Leonardo, Esteban, Zoe...) no tardan en verse involucrados. Así pues, este thriller erótico vuelve a tener una muerte misteriosa como motor de la trama.

Pero claro, en esta ocasión, nuevos actores entran en escena, como Lys, una antigua examante de Darío  o el padre de la persona fallecida. Todos se entremezclan con los personajes que ya conocíamos y dan pie a algo meritorio: que nos sumerjamos en una historia de intriga en la que los viejos conocidos tienen tanto que ocultar como los "recién llegados".

Está claro que mucha gente querrá ver esta serie de Netflix por su gran reclamo: ver a actores guapísimos y torneadísimos "cabalgando" entre sábanas con cara de estar teniendo el orgasmo de sus vidas. 

La práctica totalidad de los quince episodios de la temporada (de una media hora de duración cada uno) incluye su correspondiente minuto de "fornicio" con música cool de fondo. Como dijimos con la primera temporada, es lógico que se incluyan estos recursos en un thriller erótico. El problema es que estos "encuentros" parecen forzados en muchas ocasiones, como para cumplir con el expediente.

Dicho esto, tanto ellos como el resto de la serie están rodados con mucha profesionalidad y utilizan algunos recursos visuales muy interesantes, especialmente con el uso de los espejos. Quizá no se ha arriesgado tanto como en la primera temporada, pero todo está muy bien presentado.

En lo que sí se ha mejorado es en el equilibro del factor sexual y el criminal. Aunque los primeros episodios hacen bastante hincapié en la obsesión de Alma, casi desde el principio la parte de misterio (¿quién mató a la chica? ¿por qué esa persona estuvo allí?) tiene mayor peso y consigue enganchar.

Esto se debe en buena medida a que los diálogos y la actuación de algunos personajes son muy interesantes y tienen varias capas en su evolución (el Esteban Solares de Erik Hayser, al que recordaréis por Sense8 vuelve a ser nuestro favorito, con diferencia).

Desde el principio, las sospechas suelen girar en torno a Darío, así que Alejandro Speitzer también hace un buen papel jugando a ser irresistible, pero temible y misterioso a la vez. Todo esto hace que nos dejemos llevar por esa trama que insinúa que casi cualquiera puede haber sido el culpable. Indicios no faltan...

En ese sentido, Oscuro deseo vuelve a jugar al despiste con algunos argumentos para hacernos creer que tal o cual persona es la culpable, solo para desmentirlos poco después, lo cual puede ser un poco frustrante. No porque sospechemos de un no culpable (ahí está la gracia de estas historias "whodunnit"), sino porque algunas pistas están demasiado forzadas.

Aún así, es cierto que por lo general se han resuelto mejor estas líneas de sospecha y ya no se abusa de los sueños engañosos. En su lugar, su usa un recurso muy interesente: escenificar cómo fue el crimen según la hipótesis de quien lo sospeche. ¿Alguna de las escenas de la muerte acabará siendo la correcta al final?

El uso de cliffhangers y un montaje ágil consiguen que los episodios de media hora se vean con mucha facilidad y que sea muy complicado resistirse a ver alguno más del tirón. Es verdad que hay algunas citas literarias pedantorras y que ciertas subtramas nos importan menos (como el forzado triángulo amoroso de Zoe), pero se salta de una a otra tan rápido que no da tiempo a aburrirse.

En conjunto, la temporada 2 de Oscuro deseo es una muy meritoria historia de suspense con componente erótico, que vuelve a acertar a la hora de dar al espectador lo que espera. Lógicamente, la resolución final seguramente deje un poco fríos a algunos después de tantas hipótesis planteadas, pero como pasa con Darío, ha sido culpa tuya por dejarte atrapar por esta "pinche" serie.