Crítica de Prevenge, la comedia slasher de embarazadas

Cuánto tiene por explotar el género femenino en el cine y cuántas ganas tenemos de verlo. El papel de la mujer en la sociedad parece ir ganando peso con el paso de los años y la lucha por la igualdad a la que se suman diariamente millones de personas en todo el mundo, en pos de unas condiciones que dejen en un rincón olvidado el género de la persona con la que se trate. Como cualquier dilema social, moral o sexual que se precie, los cineastas tienden a reflejarlo paulatinamente en los relatos con los que nos enganchan a la butaca año tras año, y hoy tenemos uno de ellos.

Alice Lowe, la actriz y escritora británica afincada en el género cómico después de su éxito en Turistas (Ben Wheatley, 2012), ha decido lanzarse a la piscina con su ópera prima: Prevenge, una cinta a la que no me atrevería a catalogar en un género concreto y que, paradójicamente, dice mucho de otro género en particular. La comentamos porque ya está disponible en Netflix. Lowe, que hace las veces de directora, guionista y protagonista, encarna a Ruth, una mujer que se sumerge en la locura de su embarazo y quien comienza una oleada de asesinatos de lo más disparatados tras seguir las órdenes de la niña que lleva en su vientre. 

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¿Cómo has dicho que es el embarazo?

Títulos de crédito, banda sonora con un rollo ochentero de lo más interesante y dentro plano de corte indie. Así comenzamos nuestra andadura por el metraje de Prevenge, después de conocer la sinopsis que os dejaba en el párrafo anterior. Alice Lowe aprovechó su embarazo real para embarcarse en un proyecto que se suma a remar para eliminar la cosificación, el menosprecio y, en este caso, la mitificación del estado de gestación de la mujer. Encajar las piezas, sumar géneros cinematográficos y decorarlo con un marco temporal idóneo para la temática terminó con Prevenge llevándose la aclamación de la crítica profesional, gracias a su carácter reflexivo y mordaz.

Con este análisis de Prevenge conoceremos la situación de Ruth a medida que avance la trama, las razones que la llevan a comenzar su estrambótica oleada de asesinatos y, en definitiva, su particular evolución en un embarazo de lo más metafórico. Lowe se adentra en terrenos pantanosos sin ningún pudor, sacando a relucir sin artificios algunos de los problemas reales que sufre una mujer embarazada en la sociedad en la que nos movemos hoy día. Sí, hoy día, y más de uno levantará las cejas con sus escenas al descubrir la cruda realidad que se esconde detrás de ese disfraz de humor negro.

¿Cómo puede esperar una mujer con la barriga a punto de estallar intentar tener un encuentro de una sola noche sin buscar una relación seria? ¿Cómo se le habría podido ocurrir a una empresaria de éxito el mero hecho de entrevistar a una mujer embarazada? Estos y otros clichés son los temas que trata Lowe a lo largo de la cinta, llevando a los espectadores a convertirse en la propia voz de la niña nonata en busca de venganza.

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Todo el metraje se desliza por las visiones de cada particular respecto al embarazo de Ruth, con consejos vacuos que en ningún caso se ajustan a la situación de nuestra protagonista. Tenemos la visión conservadora de la doctora interpretada por Jo Hartley, la crudeza y artificial perspectiva de la empresaria de Kate Dickie o incluso el pacifismo de las clases de yoga como preparación para el parto en las que todo es amor... y lo cierto es que no. Aquí reside la verdadera fortaleza de Prevenge: los temas, y el particular tratamiento que hace de ellos en lo que podríamos calificar como una amalgama de géneros que pasan por la comedia o el slasher de terror de toda la vida.

Y como en todo embarazo... hay altibajos

Vale, ya nos has contado la importancia de sus temas y el poder que puede comenzar a desempeñar esta nueva ola de cine feminista, pero ¿qué puede esperar el usuario medio de una comedia slasher como Prevenge? Si los temas son su punto fuerte, el ritmo, por contra, le juega un flaco favor. Descubriremos a lo largo del metraje que, además de la voz de su hija, hay un motivo en su odio hacia todas estas personas: la muerte de su novio/marido en un accidente de alpinismo (la exactitud de "accidente" tendréis que descubrirla en la película). Este motivo, precisamente, juega un papel trascendental para seguir generando el interés del público en la venganza de Ruth y su aparentemente malévola hija nonata, por lo que cuando se descubre el pastel (y lo haremos a media película), el relato se desinfla.

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La comicidad de los clichés con los que me regodeaba en el anterior apartado, sin embargo, no son suficientes como para aguantar los más de 120 minutos de duración de Prevenge. Lo mismo ocurre con la narración visual por momentos kitsch y perturbadora con la que nos llamaba la atención en su apertura y que termina siendo algo repetitiva. Bien puede ser que mi escaso entusiasmo por la comedia británica haya influido en mi percepción de la película, pero ni siquiera sus tintes de humor negro consiguen levantarla todo lo que cabría esperar.

¿Qué decir del trabajo actoral? Lowe está soberbia en su interpretación de "Roothless Ruth" (una de las geniales líneas de la película; "Implacable Ruth"), transmitiendo en todo momento el desasosiego propio de todos los cambios hormonales que sufre su personaje; así como lo están el resto de protagonistas que copan el relato, de los que me gustaría destacar a la detestable Ella de Kate Dickie y el misógino DJ Dan de Tom Davis, amén de su adorable madre, Leila Hoffman.

Conclusión

Ninguna película puede basar su resultado en el tratamiento de los temas, así como tampoco en las pérdidas de ritmo de su relato. Hoy en día es difícil catalogar una cinta en un sentido u otro dadas las diferentes circunstancias personales que rodean a cualquier individuo que se siente a ver, en este caso, Prevenge, por lo que dictaminar un resultado se me antoja complicado. Habrá quienes busquen un discurso complejo, quienes esperen algo de entretenimiento para una tarde de domingo y quienes se dejen llevar por el fragor del momento. Para todos ellos, el mismo análisis: Prevenge es una interesante sátira sobre la situación de la mujer en la sociedad actual, con un discurso arrollador que termina encasquillándose en la resolución de su propia trama.