Crítica de Scissor Seven temporada 2, el anime de Netflix que deberías estar viendo

Las tijeras de la justicia vuelven a cortar con una segunda temporada de Scissor Seven, la serie de animación china que sigue suponiendo una gran sorpresa en Netflix. Como ya os comentamos en nuestra crítica de la primera temporada de Scissor Seven, esta serie es una particularísima apuesta de los chicos de Sharefun Studio, que mezcla momentos de comedia totalmente absurda con combates de artes marciales y poderes místicos que harían temblar al shonen más popular.

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El argumento continúa donde se quedó la primera temporada, con Seven intentando sobrevivir en su peluquería junto a Dai Bo mientras busca alejarse de su papel como asesino wannabe. De repente, Isla Pollo comienza a llenarse de decenas de asesinos que buscan escalar en el ranking, mientras algunos luchadores realmente poderosos asedian a Seven, que se debate entre recordar su misterioso pasado o centrarse en su nuevo yo.

La historia se divide en 10 episodios de apenas 15 minutos cada uno (duran un poco más, pero el ending dura un montón) y va virando de la comedia irreverente y loca del primer tramo a los dramáticos momentos finales de los últimos episodios, sin que nunca se deje de salpicar con algún gag que otro.

En ese sentido, la narración se ha vuelto un pelín más compleja que en la primera temporada, pero nunca es enrevesada y sigue con facilidad e interés. En ese sentido, recuerda a los momentos más queridos de animes como Dragon Ball o Naruto, por los que está claramente influenciado (de hecho, el ojo despierto captará más de un homenaje al vuelo), o incluso de One Punch Man, con el que se le ha comparado bastante,

Ahora bien, ¿Scissor Seven es un anime por derecho propio? Bueno, depende de a quien preguntes, pues los más estrictos solo consideran anime al que se crea en Japón (y, como hemos dicho, esta es una producción china), pero no importa, porque esta serie es única en su estilo.

Los momentos de humor incluyen gags realmente hilarantes, como la balada que te convierte en protagonista de un vídeo musical o el legendario "asesino normal", aderezados con un estilo visual super simple y directo. Pero cuando la cosa se pone seria, las coreografías de combate son un verdadero espectáculo, con poses frenéticas e imposibles mientras la cámara no para de acercarse, alejarse y girar en torno a los contendientes. Y, de propina, un rock muy cañero nos mete la emoción en el cuerpo.

Es cierto que, poco a poco, se nota que los nuevos enemigos son más "a lo Naruto" y menos cómicos, pero su diseño es tan atractivo, que no podemos evitar querer saber más. De hecho, poco a poco se está mostrando en este anime de Netflix un universo interesantísimo, con su trasfondo de maestros traicionados, ligas secretas de asesinos y poderes ancestrales que muy pocos saben dominar. Es casi, casi, apasionante.

Y decimos "casi", porque el gran problema de la temporada 2 de Scissor Seven sigue siendo que los episodios son excesivamente cortos y, cuando se acaban, los siguientes suelen cambiar de tercio y centrarse en otra trama. Da la sensación de que siempre se nos está preparando para algo más grande que no acaba de llegar. Y, de hecho, la temporada acaba muy bien, pero de una forma abierta que nos hace desear ya que llegue una tercera tanda de episodios.

Sea como fuere, Scissor Seven es una serie de animación con personalidad, imprevisible y muy atractiva, que sigue enamorándonos como un buen corte de pelo y sigue poniéndonos tensos como un faisán enfadado. Seguimos deseando saber qué pasa con Seven, sus peinados de calidad y sus precios populares. Eso sí, ojo: debido a la crisis del Coronavirus, la serie no se ha podido doblar aún, por lo que solo está disponible en Netflix con voces en chino y subtítulos en castellano. Bueno, nunca es un mal momento para ir más allá del "ni hao".