Crítica de She-Hulk capítulo 4 - Que no se pierda la magia

El mundo real, a veces, puede ser tan loco como el Universo Cinematográfico Marvel. Con esa premisa se sustenta buena parte del argumento para el capítulo 4 de She-Hulk, el cual sigue la tónica que ya vimos en el episodio 3.

Una vez más, la faceta de abogada de superhéroes es la protagonista principal, en un caso con el que el Hechicero Supremo Wong quiere parar los pies a un antiguo pupilo que intenta usar la magia para montar espectáculos de poca monta.

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Esto da pie a momentos realmente divertidos en los que este mago de tres al cuarto intenta estafar a todo el mundo ante la atónita mirada de una, de nuevo, divertidísima Tatiana Maslany.

Sin embargo, esta vez sí que importa la diferencia entre Jennifer Walters y Hulka / She-Hulk, porque vamos a tener unos agradecidos (aunque quizá más escasos de lo que nos habría gustado) momentos de acción.

Estos momentos no solo son pura coreografía CGI con la "gigante verde", sino que vamos a ver a otros personajes en acción, en un adelanto de, probablemente, la deriva que comenzará a tomar la serie a partir de ahora.

Recordemos que la temporada 1 de She-Hulktendrá un total de nueve episodios, así que apenas hemos llegado al ecuador de lo que tiene que suceder.

Pero no solo de acción va a vivir esta serie del UCM, porque de nuevo regresa una comedia llena de momentos absurdos (especialmente, los protagonizados por los "magos estafadores") y también bastante sátira social.

De nuevo, hay pullitas hacia los cánones estéticos y "aspiracionales" que espera la sociedad, lo cual se ve representado por cómo Jennifer intenta que la vean por sí misma y no por su espectacular transformación en Hulka.

Esto nos lleva a una subtrama relacionada con la búsqueda de Jennifer de una pareja a través de una app de ligoteo (de nuevo, la presencia de la divertida Ginger Gonzaga como Nikki ayuda a dar un toque pizpireto a la situación) que, como era de esperar, sale regular.

Y no decimos lo de "era de esperar" a la ligera, porque ese es uno de los problemas del episodio. Cierto sector del público está criticando mucho a She-Hulk porque parece demasiado "woke" y exagera ciertos elementos, como que todos los chicos son bobos y superficiales.

Aunque a nosotros no nos parece mal la sátira en ese sentido, es cierto que el devenir de ciertos acontecimientos se está volviendo demasiado predecible en ese sentido.

No lo decimos en plan "masculinidad de cristal": la serie se ríe de todo y de todos y eso nos parece divertido. El problema es que ciertos clichés se están viendo venir y eso puede restarle impacto.

A pesar de todo, She-Hulk hace gala de una absurdez (entendida en el mejor sentido posible) e irreverencia que le dan mucha personalidad y hacen que cada episodio se pase en un vuelo, casi sin darnos cuenta. Vale, son episodios muy cortos, pero aún así...

También nos gusta que, irónicamente, es la serie Marvel más "terrenal", que más refleja las incongruencias y flaquezas de parte de la sociedad actual, gracias al guion de Jessica Gao y la dirección de Kat Coiro y Anu Valia.

En esa potenciación de lo absurdo, estamos seguros de que un personaje como la requetepija y superficial Madisynn (¿veis como se ríen de todo?), la cual protagoniza algunas referencias televisivas que tienen su miga. 

El ir y venir de personajes es una seña de identidad buscada en la serie (hasta la propia Jennifer lo comenta en esas rupturas con la cuarta pared) para dar variedad, pero también para que entendamos cómo el UCM es un universo conectado.

En conjunto, el episodio 4 de She-Hulk: Abogada Hulka sigue manteniendo ese humor iconoclasta y desinhibido a la par que, poco a poco, va dejando peso en la ecuación para la acción.

Es verdad que su humor a veces es algo autocomplaciente (quizá haya quien lo considere hasta snob), pero muchos de sus dardos consiguen dar en la diana. El final de este episodio nos hace ver que la serie de Marvel va a meter ya la directa, así que estamos deseando ver a la abogada aplastando dentro y fuera del tribunal.