Crítica de She-Hulk capítulo 8 - La acción Marvel que estabas esperando

La serie de She-Hulk sigue polarizando opiniones entre los que no ven sentido a un producto Marvel tan centrado en la comedia y la crítica y los que están disfrutando de unos episodios tan diferentes, irreverentes y sí, reivindicativos.

En cualquier caso, todos parecíamos coincidir en que echábamos en falta un poco más de acción en la fórmula, aunque el humor fuera el ingrediente principal. Y, tal y como habíamos supuesto, la "mandanga" ha llegado justo antes del clímax final que supondrá el episodio 9 y último.

Aquí, por fin, vemos a Hulka embutida en su "traje de batalla", dispuesta a repartir mamporros a diestro y siniestro. Ya, ya. Muchos os estaréis preguntando... ¿y qué pasa con ese Daredevil que tanto se nos prometía en el tráiler? ¿Vamos a ver a un gran villano por fin?

Bueno, creemos que en general vais a estar satisfechos con el episodio en ese sentido, incluso con nuevas apariciones como un cómico Rana Saltarina que sí, tiene su origen en los cómics Marvel (hemos tenido una buena dosis de referencias frikis en la serie).

Es verdad que, quizá, se abusa de la fórmula de presentar a mamarrachos vestidos de superhéroe para crear humor a través de la ridiculez pero... ¡qué demonios! Esto también forma parte del legado de los cómics, guste más a algunos o no.

Por tanto, el humor vuelve a tener mucho peso y, quizá, en esta ocasión sí se ha conseguido dar más en la diana con esa característica de romper la cuarta pared tan propia de Hulka. La reflexión sobre lo que debe haber antes de un "season finale" viene muy a cuento, desde luego.

Pero, como decimos, en esta ocasión las peleas consiguen robar el protagonismo y sí, ciertas apariciones confirman una sospecha latente que teníamos: que, para buena parte del público, la experiencia es mucho más agradecida con un poco de mamporros de por medio. Estamos lidiando con superhéroes, al fin y al cabo.

Todo esto hace que este episodio sea uno de los más completos a pesar de tener la duración habitual (no llega a la media hora de metraje) y sabe combinar bien la vena cómica de una entregada Tatiana Maslany con las maniobras heroicas, algo de misterio y un conflicto que ya estaba tardando demasiado en aparecer.

Un personaje con brotes verdes

De lo que no cabe duda es de que tanto Jennifer como Hulka son personajes divertidos, pero también  complejos e interesantes, que siguen demostrando nuevas capas a medida que los acontecimientos las asaltan. Llevamos ocho episodios y aún no hemos visto todo el potencial que pueden ofrecer. No por problemas de guion, sino porque ellas tienen mucho mundo interior.

Es verdad que, con este nuevo giro de tuerca, parece como si la serie no tuviera claro qué nos quiere contar exactamente y cómo hacerlo, porque cada episodio parece un mini experimento narrativo en sí mismo.

No es algo necesariamente malo, pues se agradece que se prueben cosas nuevas. ¿Cuántas veces nos hemos quejado de series que siguen los patrones establecidos a pies juntillas? Aun así, es cierto que se agradecería un pelín más de cohesión.

En cualquier caso, a nosotros nos parece que She-Hulk es una serie Marvel diferente y divertida, de la que nunca sabes exactamente qué esperar. Este episodio reúne lo mejor de lo que puede ofrecer: humor, referencias frikis (¡ojo al homenaje a Lobezno!), acción razonablemente bien ejecutada, algo de tensión y sí, feminismo. Que a unos cuantos les moleste esto último prueba lo necesario del ingrediente.