Crítica de She-Hulk capítulo 7 - Todos somos bichos raros en Marvel

Si eres una de esas personas a las que la serie de She-Hulk le ha enfadado por alejarse demasiado de los cánones de Marvel Studios, será mejor que no recurras a este capítulo 7 para intentar cambiar tu percepción. Esta historia de Tatiana Maslany no tiene intención de dar marcha atrás en su singular propuesta de comedia.

De hecho, vamos con una advertencia para que lo tengáis claro: no, no vamos a tener acción. No, no va a haber grandes revelaciones sobre superhéroes. Y no, Daredevil no va a ser, ni de lejos, el protagonista de la serie. Esta es la historia de Hulka y, sobre todo, de su alter ego, Jennifer Walters.

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Esta figura es bastante peculiar, ya que imagina cómo sería la Capitana Marvel si fuera dominada por el simbionte, algo que aún no hemos visto en el cine, aunque sí en cómics.

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Si estáis mentalizados de verdad para esa situación, es cuando arranca de verdad la diversión con una serie que busca tomar algunas pinceladas del universo Marvel para reírse de todo, pero también para reflexionar sutilmente sobre los dramas de la vida cotidiana.

De hecho, esos ingredientes de Marvel son bien curiosos en este episodio, pues vamos a asistir a un desfile de secundarios que se convierten en la gran sorpresa de estos minutos.

No por los propios personajes en sí (¿quién de los presentes recuerda historias memorables con El Águila o con Man-Bull en los cómics Marvel?), sino por cómo se los trata de una forma cómica que roza lo surrealista.

Los diálogos entre ellos (ojo a las referencias a España) tienen momentos realmente divertidos, que hacen chanza de los tópicos sobre los supervillanos, sobre las nociones culturales de EEUU... o sobre los vampiros.

Este es, precisamente, el humor que buscábamos en una serie del UCM como esta, uno que por supuesto indague en los problemas cotidianos de una chica como Jennifer, pero que no deje de lado sus raíces del UCM, aunque sea en su vertiente más loca.

De hecho, los que sientan que la serie de Hulka siempre presenta a todos los hombres como "los malos", en este episodio se llevarán una agradable sorpresa, pues se hila muy bien a dónde puede llevarnos la redención y como, a veces, nos dejamos llevar de más por las apariencias.

Emil Blonsky, el alter ego de Abominación, vuelve a tener un peso muy importante en la trama, pero no esperéis mucha acción. Bueno, ni mucha, ni poca, porque buena parte del episodio tiene lugar con gente sentada y hablando de sus traumas, más incluso que en el capítulo 5.

Y, aún así, es uno de los más sorprendentemente ligeros de lo que llevamos de serie, gracias a la cómica interpretación de todos, especialmente un Tim Roth al que sienta como un guante su papel de "gurú espiritual".

Aún así, tenemos que reconocer que se está abusando un poco de la fórmula consistente en "95% de comedia y un 5% de tensión y hype al final del episodio". Vale que se estén poniendo las semillas del conflicto final, pero a estas alturas, esperábamos una dosis algo más proporcionada.

Lo mismo sucede con la traída y llevada ruptura de la cuarta pared. Este episodio juega de forma un poco especial con ello, pero de nuevo da la sensación de que no es algo que esté bien integrado con el conjunto, sino que se usa muy esporádicamente, casi como si se les olvidara que tienen ese recurso a su disposición. Una pena.

Aún así, el capítulo 7 de She-Hulk es uno de los más divertidos de la serie gracias a, especialmente, unos diálogos muy graciosos de puro bobos (ojo al vampiro Saracen, que puede dar mucho juego en el futuro) y a algunas reflexiones sobre la necesidad de aceptarnos a nosotros mismos que siempre resultan necesarias. En esta serie de Marvel Studios no esperes adrenalina, cámbiala por dopamina.