La miniserie El silencio en Netflix está a medio camino entre la investigación y la psicología, pero se autosabotea con un guion que no tiene interés por nada, salvo las conspiraciones.
Desde hace unos años, Netflix ha apostado por las series españolas. No solo porque la producción de contenido original le ha dado sello en el mercado de nuestro país ni porque estos productos se cuelan con facilidad en el top de lo más visto del catálogo. También han encontrado una buena forma de dar alas a producciones locales de notable envergadura.
Sería fácil menciona La Casa de Papel por su éxito internacional, pero no se quedaría atrás Élite; y así con muchas otras series españolas en Netflix que han logrado encajonarse en un escenario streaming donde la oferta supera ampliamente la demanda, y es más difícil que nunca sobresalir con un proyecto que puede saber a más de lo mismo, o peor.
Podríamos decir que El silencio, la nueva serie de Netflix, entra dentro de este último escenario. El proyecto, escrito y dirigido por Aitor Gabilondo (hombre detrás de productos tan sólidos y aclamados como Patria, Vivir sin permiso o El príncipe), no ha deslumbrado a casi nadie, a pesar de contar con algunos alicientes muy destacados.
El primero de ellos, sin lugar a dudas, es su reparto, liderado por Arón Piper y Almudena Amor. De la misma forma que pasó con Ester Expósito, Arón Piper se ha convertido en uno de los grandes iconos españoles de la industria del entretenimiento para la generación centennial. Sin embargo, en El silencio ni siquiera ha cuajado una gran labor.
Otro de los alicientes es el género. Hay una realidad en el mercado literario y audiovisual: solo se venden thrillers. Esto es un hecho. Pon una investigación, algo de drama, mete un par de gotitas de zumo psicológico para añadirle un apellido al género y ya tienes una historia. Desafortunadamente, no siempre eso significa que sea una buena historia.
Vale, vayamos por parte. ¿De qué va la serie de El silencio en Netflix? De primeras, conocemos a Sergio Ciscar (Arón Piper). Este tipo se ha pasado en la cárcel los últimos seis años por haber matado a sus padres. Era menor de edad entonces, y sale convertido en un adulto. Problemático, sin lugar a dudas; pero un adulto, al fin y al cabo.
Lo curioso de todo esto es que Sergio Ciscar no ha dicho absolutamente nada durante esos seis años que ha pasado en la cárcel. Nadie sabe por qué mató a sus padres. A simple vista, no hay móvil ni motivación. Ha estado en completo silencio (de ahí el título de la serie, claro) y no parece que la cosa vaya a cambiar. Eso es lo que pone en marcha la trama.
La Policía Nacional no está del todo segura de que este muchacho se pueda reinsertar en la sociedad. Básicamente, le tienen miedo. Como nadie sabe por qué mató a sus padres, creen que puede tener algún tipo de trastorno mental que lo lleve a atentar nuevamente contra la vida de otras personas. Está en libertad… pero no mucho.
Es ahí donde entra Ana Dussuel, el personaje de Almudena Amor. Ella es una joven psiquiatra con una gran ambición profesional. Es consciente de que el caso de Sergio Ciscar puede auparla en ese ámbito, y está decidida a descubrir la verdad que se esconde detrás del perfil criminal y psicopático del hombre.
Para ello, despliega un verdadero ejército de profesionales que persiguen en cuerpo y alma a Sergio Ciscar. Todo un equipo entero detrás del asesino. Día tras día, noche tras noche, Ana no se despega del susodicho. Lo único que desea es encontrar la verdad detrás de tanto silencio, si es que hay alguna verdad que merezca la pena resaltar.
¿Cuáles son los problemas de ‘El silencio’ en Netflix?

Netflix
Todo esto es la premisa de El silencio en Netflix, y lo cierto es que, como punto de partida, es atractivo y sugerente. Pero después de la llamada de atención (“el gancho”, que diríamos los periodistas) solo queda un guion que hace aguas por todas partes y que pone más empeño en destruir las pruebas que en cimentarlas.
Una de las mayores fortalezas de los thrillers de investigación es hacer que todas las piezas encajen, y parece que en El silencio tienen el interés contrario. Esta miniserie de televisión se ha esforzado en triturar las semillas que planta en los primeros episodios y convertirse en un batiburrillo de conceptos que no terminan de cuadrar en la ficción.
Para colmo, el thriller psicológico tampoco funciona. El despliegue de medios que lleva a cabo Ana Dussuel para construir un perfil psiquiátrico del asesino no sirve para absolutamente nada. La profesional de la mente tiene como interés principal esa construcción del perfil, pero automáticamente es sustituida por demostrar su inocencia en el asesinato de los padres.
En esa ambivalencia y contradicción constantes se mantiene la miniserie de Netflix durante toda su trayectoria. La trama es prácticamente inverosímil, incluso puede llegar a generar la sensación de no estar tomándose nada en serio lo que cuenta, pero sobre todo cómo lo cuenta. No hay delicadeza ni detallismo. No hay un trabajo de minuciosidad.
Para colmo, ni la dirección, ni la parcela de producción, ni las interpretaciones, ni la estética, ni el tono… terminan de ser adecuados con el tipo de historia que se desarrolla en El silencio. Un punto a favor es su ritmo, el más coherente con el género al que pertenece. Pero poco puede hacer el montaje para levantar una trama que no sostienen el resto de elementos.
Desde luego, si El silencio, la miniserie de Netflix, pretendía seguir los pasos de otros thrillers de investigación o thrillers psicológicos recientes que han triunfado en esta y en otras plataformas… no lo ha conseguido. La serie se diluye en beneficio de una conspiración sin pies ni cabeza y con personajes poco interesantes y mal gestionados.
Si eres de los que le pide poco a este tipo de series, su propuesta te resultará embriagadora e incluso te preguntarás cómo hemos llegado a estas conclusiones; si, por el contrario, eres exigente con las tramas y las historias… Sal de aquí. O pasa un buen rato descubriendo cómo no gestionar un thriller dramático si quieres que valga la pena.
VALORACIÓN:
El silencio es una miniserie de Netflix que trata de ser un thriller psicológico y de investigación, pero al que no le interesa ni la psicología ni la investigación. A pesar de su buen ritmo y montaje, el guion deshilacha el resto de elementos. Un suspenso con creces, cuando lo tenía todo para triunfar.LO MEJOR:
El ritmo. Pese a todos sus problemas, el montaje cumple con creces.LO PEOR:
Todo lo demás, pero el guion se lleva la palma. Un desastre lleno de incoherencias y nada adecuado.40
MaloDescubre más sobre David Lorao, autor/a de este artículo.
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