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Crítica de Succession 4x01 "La familia Monster": un cumpleaños maldito, una puja desigual y un matrimonio acabado

Succession 4

Crítica del primer episodio de la temporada final de la serie de HBO Max Succession cuyo título es bastante esclarecedor: "La familia Monster". Estreno el 27 de marzo.

Decimos esto con verdadero pesar en nuestro corazón: aunque es un gustazo reencontrarse con Succession en la parrilla de HBO Max,saber que éste es el inicio de la última temporada y que por tanto el próximo 28 de mayo nos despediremos de la altamente disfuncional pero hipnótica familia Roy nos hace trizas. Es que, si nos permitís ser coloquiales, esto es una seriaza de tomo y lomo como hay pocas.

En cualquier caso, el buque ha zarpado con un episodio inicial titulado "La familia Monster", calificativo empleado por el cabeza de familia para autodenominar a su clan, unido en bloque contra él como patriarca aunque sin una estrategia definida más allá de afianzarse y buscar su propia identidad (si es que la tienen).

A su paso por Madrid para promocionar la serie, el veterano y excelente actor Brian Cox no ha podido evitar pasar por el Museo del Prado y retratarse junto a una de las grandísimas obras del genial Goya: "Saturno devorando a su hijo" o la metáfora perfecta que resume el espíritu de la serie a las mil maravillas.

Si echamos la vista atrás, podemos ver cierta progresión en Succession. En cada una de las temporadas ha habido un "favorito" a suceder a su padre en el poder y sus planes siempre han quedado malogrados. Primero fue Kendall (Jeremy Strong), luego Shiv (Sarah Snook) y finalmente Roman (Rory Culkin).

Roy ha bailado con los tres para dejarlos apartados del proceso y frustrados por la falta de escrúpulos hacia ellos, lo que propició un tridente que se saldó con una estocada final fallida y un efecto boomerang que no vieron venir, acuerdo prenupcial mediante.

 

Por si no se nota, al final, todo esto es una historia de amor paterno-filial malograda. Los vástagos son desagradecidos, petulantes, orgullosos y soberbios porque se esculpieron a imagen y semejanza de su hacedor con el fin de tomar el relevo un día. 

Y ¿qué ha sido de Connor (Alan Ruck)? El deficiente político sigue apostando su capital a una carrera en la que nunca tuvo más que el dorsal comprado a golpe de talonario y ahí sigue con sus bagatelas despilfarrando millones. Porque quiere y porque puede.

Las migajas del gran pastel son cosa de Greg (Nicholas Braun), el primo atolondrado, que decidió vender su alma por estar al final de la cadena trófica o, lo que es lo mismo, por asegurarse "lo mejor de lo peor". Cosas del capitalismo voraz. El muchacho intenta no ser tan outsider siguiendo los pasos de su mentor, pero dista de emularlo con diligencia. Es un pisacharcos.

Solo un necio confunde el valor y el precio

El caso es que Succession vuelve con todas sus virtudes: un diseño de producción desbordante, interpretaciones sobresalientes y unos diálogos mordaces en los que se hace un despliegue constante de mala leche, ironía y estrategia.

El subtexto, como siempre, es el verdadero protagonista de la función porque no hay nada que se diga o haga que no tenga una intención oculta. La manipulación (el arquetipo de personaje oscuro es el eterno wannabe Tom interpretado por Matthew Macfadyen), el tanteo, el estarse constantemente midiendo con los demás... ese es el orden de día. Aunque detrás haya un proyecto vacío. Puro interés.

Dos momentos cumbre del episodio: la puja por Pierce Global Media, donde tan bien se ve ese decalaje entre lo que los Roy de un lado y otro piensan y dicen después y la conversación entre Shiv y el artero Tom donde dan por finalizado su matrimonio.

En un mundo en el que el dinero todo lo puede y en el que casi todos parecen tenerlo por castigo, alejándoles inevitablemente de variables humanas como el amor o el afecto sincero, es fácil confundir el valor y el precio. No hay justicia, solo preponderancia y jerarquía y esa la impone la cifra más alta. Y hasta una felicitación de cumpleaños es una transacción en la que se ejerce poder.

Succession es una tragedia del siglo XXI asimilable a las grandes historias griegas. Una familia que se desmorona porque quizás nunca lo llegó a ser más que de palabra. Las intrigas de los Roy y los advenedizos que les amenazan en este último round cuentan con toda nuestra atención: estamos listos para acompañarlos en su apasionante vía crucis. ¡Nos espera una cuarta temporada tremenda!

VALORACIÓN:

La guerra intestina de los Roy consigue seguir fascinándonos con su aire de tragedia moderna y las complejas relaciones humanas desplegadas en torno a intereses económicos en los que se espejan las altas esferas.

LO MEJOR:

La serie sigue en plena forma en todos sus apartados, técnicos y humanos. ¡Estamos dentro!

LO PEOR:

Saber que las maquinaciones van a tener un final nos hace estar constantemente recalidrando expectativas. Es un poco agotador.
Hobby

90

Excelente

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Etiquetas: HBO Max