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Crítica de la temporada 3 de The Crown, con Olivia Colman y Tobias Menzies

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The Crown 3
Crítica de la temporada 3 de The Crown, con Olivia Colman y Tobias Menzies en los roles de Isabel II y el príncipe Felipe de Edimburgo. Estreno el 17 de noviembre de 2019 en Netflix.

Si viste las dos primeras temporadas de The Crown, vas a acusar grandísimos cambios en la tercera, sobre todo si estabas enamorado/a de la fabulosa interpretación de Claire Foy como Isabel II, Lilibeth en la intimidad. La actriz habla con la mirada y ha hecho un excelente trabajo que ahora retoma otra gran intérprete con un enfoque distinto. Ahora bien, hay que decir que la serie no solo mantiene su altísimo nivel de calidad sino que además sabe introducir muchísimos temas nuevos que atañen a la política de Reino Unido y también a los nuevos personajes que se incorporan a la trama principal.

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En pocas palabras y con ánimo de hacer un juego de palabras, The Crown sigue siendo la joya de la corona de Netflix y una serie que desde luego está en la cumbre de su catálogo de series originales por muchísimas razones: diseño de producción, banda sonora, casting... Cada episodio es una pequeña película y todos ellos tienen alma haciendo que respiren en sí mismos y en conjunto.

El tiempo sigue su curso, imparable, y para abordar esta nueva etapa para la corona británica el elenco se renueva con rostros más adecuados para dar vida a personajes más maduros y también algo hastiados. Así Claire Foy es sustituida por la magnífica Olivia Colman (La favorita), Matt Smith por Tobias Menzies (The Terror) en el rol del duque de Edimburgo, Vanessa Kirby por Helena Bonham Carter (Ocean's 8) en el papel de la princesa Margarita, Matthew Goode por Ben Daniels (Rogue One) como Tony Armstrong-Jones alias Lord Snowdon y Greg Wise por Charles Dance (Juego de tronos) como Lord Mountbatten.

También conocemos ya a la versión adulta del príncipe Carlos: tras el trabajo de Billy Jenkins y de Julian Baring, que se encargaron de darle vida en su etapa infantil y juvenil, le toca recoger el testigo a Josh O'Connor, que consigue con su gestualidad y su expresión corporal calcar las poses del hijo de Isabel II y su profundo desencanto, que le lleva a sentirse tan identificado con caído en desgracia duque de Windsor. De hecho, se empieza ya a gestar en esta tercera temporada de The Crown su tormentosa relación con Camilla Shand, que adoptaría posteriormente el apellido de Parker Bowles al contraer matrimonio. El papel ha recaído en la actriz Emerald Fennell a quien le da la réplica Erin Doherty como la princesa Anne, con quien compartió el lecho de su amante.

Geraldine Chaplin y Derek Jacobi dan vida a Wallis Simpson y el ya mencionado duque de Windsor. Las relaciones de pareja, ya sean de antítesis o de simbiosis son también uno de los ejes en los que se desenvuelven los diez episodios que nos ocupan. Hay tensiones que terminan en ruptura y tensiones que terminan en una unión aún más fuerte aunque quizás más imprecisa, como la de la propia reina con el duque de Edimburgo (se insinúa incluso una infidelidad que ha desatado la ira de la reina, aunque es mucho más conocida y aceptada la de su marido hacia ella, constante en el tiempo).

Destaca mucho la interpretación de Menzies. que es capaz de retratar la mezcla de impostura y crisis existencial de un hombre siempre atormentado por buscar un propósito para su vida y por zafarse de la sombra de su esposa.

Lo primero que hay que especificar es que la cuarta temporada se ha grabado de forma simultánea y que nos quedamos con la miel en los labios de cara a la incorporación al reparto de Gillian Anderson como Margaret Thatcher y de Emma Corrin como la princesa Diana, algo de lo que seremos testigos ya en 2020.

¿Qué periodo de tiempo abarca entonces la tercera temporada de The Crown? La primera temporada se situó entre 1947 y 1955 abarcando desde el matrimonio de la reina hasta la traumática ruptura entre la princesa Margarita y Peter Townsend; la segunda, desde 1956 hasta 1964 de la crisis de Suez hasta el nacimiento del príncipe Eduardo y la tercera temporada arranca a mediados de los 60 para narrar los procesos de descolonización, la tragedia de Aberfan del 66, la llegada del hombre a la Luna en el 69, la coronación de Carlos como príncipe de Gales (precisamente se ha celebrado este año el 50 aniversario de este hecho), el jubileo de la Reina de 1977 y la crisis matrimonial de Margarita que culminó en divorcio ya en 1978 tras un fuerte escándalo.

Como hemos dicho, son muchas las fortalezas de la serie, pero la más clara es que cuenta con un guión excepcional con el que Peter Morgan, responsable del libreto de Rush y de la historia que sirvió de base a Bohemian Rhapsody se supera episodio a episodio. Sabe explorar momentos concretos que son puntos álgidos para sus personajes y desarrollarlos de forma muy coherente sin caer en el didactismo. 

El leit motiv de la serie sigue estando muy claro: "Times change. Duty endures" ("Los tiempos cambian. El deber perdura"), porque al final The Crown se vale de sus personajes para traspasarlos, ir más allá de la imagen que de ellos han proyectado los titulares, sus éxitos o sus meteduras de pata y dejar claro el delicado equilibrio de mantener una institución como la monarquía mientras la sociedad va evolucionando.

Al final es una carrera contra el tiempo y un pulso al cambio. Mientras todo se mueve, la monarquía debe permanecer lo más estática posible, puesto que esa es su razón de ser, lo que se lleva por delante la individualidad, la excepcionalidad y en suma, a las personas. Lástima que se haya elegido a Helena Bonham Carter para el rol de Margarita porque se lleva por delante la credibilidad de su personaje, que es el que está llamado a constatar este hecho por contraposición a su hermana.

The Crown no tiene reparos en mostrar a las claras las grietas del sistema, señalando por ejemplo alguna que otra crisis de imagen de la corona derivada de la propia soberbia de sus integrantes (que derivó en el rodaje de un documental del que la reina renegó después) o por esa indisposición suya para evolucionar, pero también consigue sacarle el lado humano a los personajes y hasta darle a la institución la parte de mérito que merece como símbolo reunificador, sobre todo a la vista de la creciente incompetencia de la clase política que le da una razón más a la monarquía para estar por encima de ella como ente aglutinador de todo el pueblo británico.

Muy disfrutable, llena de matices y buenas historias, esta tercera temporada deThe Crown nos ha dejado con ganas de más y eso a pesar de todo lo que ofrece. ¡Larga vida a la reina!

VALORACIÓN:

El regreso de la serie, con un elenco renovado para encarar una fase más madura de los personajes, es un verdadero festín: The Crown atrapa, emociona y sobre todo nos lleva a comprender la institución de la corona más allá de sus oropeles o de su tratamiento a través de la prensa.

LO MEJOR:

Los fichajes son un acierto absoluto: Olivia Colman, Tobias Menzies, Charles Dance, Geraldine Chaplin... Su ritmo y minihistorias, también.

LO PEOR:

Helena Bonham-Carter se come a Margarita: es imposible dejar de verla a ella para ver al personaje y su arco argumental es el más caricaturesco.
Hobby

92

Excelente

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