Crítica de Lupin temporada 3: más ágil, ingeniosa y adictiva

La tercera temporada de Lupin verá la luz el 5 de octubre en Netflix con siete nuevos episodios que rondan los 45 minutos de duración. Estamos ante el esperado regreso del personaje Asanne Diop, interpretado por el siempre simpático y carismático a más no poder Omar Sy (Jurassic World: Dominion) que afronta una vez más el reto de jugar con la audiencia al gato y al ratón.

La serie, creada por George Kay, deslumbró con su primera temporada y bajó algo el listón en la segunda, menos convincente y sólida en su desarrollo. Con la tercera vuelve a los raíles y consigue sintonizar de nuevo con la audiencia, que encontrará muchas sorpresas y buenos cliffhangers al final de cada episodio. El desarrollo algo más amplio, pasando de cinco a siete episodios, ayuda.

Los disfraces de nuestro protagonista también están más trabajados y la puesta en escena, muy bien ayudada por una banda sonora que imprime cadencia a las imágenes, brilla a la par de tenemos como espectacular fondo lugares emblemáticos de París como la Basílica del Sagrado Corazón.

La segunda temporada nos dejaba en vilo con la desaparición de Diop. Al comienzo de la tercera temporada de Lupin, su esposa Claire y su hijo Raoul llevan meses sin saber de él y la prensa especula sobre su paradero, acosando a la familia para extraer información. 

Por su parte, los policías Sofia Belkacem y Youssef Guedira siguen de cabeza tratando de buscar pistas. Todo dará un gran giro cuando Assane haga público su próximo robo: una joya única que prevé hacer desaparecer de un lugar dotado de una seguridad increíble. Y no contento con ello, anuncia incluso el día y la hora en la que se producirá la sustracción de la pieza.

Su intención última es la de desplazar el foco mediático de los suyos, pero alguien muy retorcido va tras sus pasos para hacerle daño y hacer descarrilar sus planes. Y esta vez ni siquiera su mejor amigo podrá ayudarle... Como es costumbre, la serie nos hace retroceder en el tiempo para, mediante flashbacks, conocer detalles significativos del pasado de Diop que definen su presente.

Yo soy todo el mundo, pero no soy nadie

En esta ocasión más es mejor. Los dos episodios adicionales de la serie hacen que el arco argumental que sirve de columna vertebral a esta nueva tanda de episodios se expanda desarrollando de forma más profunda las relaciones entre los personajes y haciendo que esta nueva aventura de Diop sea no solo más creíble sino también más entretenida y adictiva.

Lupin no es solo un divertimento liviano, sino que también es una carta de amor escrita con verdadera devoción para los incondicionales del gran Arsène Lupin, el "caballero ladrón" creado por Maurice Leblanc, algo que se trasluce en mil y un detalles en la serie que van de las menciones directas a la lectura de pasajes de las novelas pasando por elementos de atrezzo y relecturas de sus aventuras.

En otras palabras, los trucos que emplea y actualiza Diop están extraídos en muchas ocasiones de los métodos de manipulación, evasión y la astucia del personaje literario, algo que encandilará a los fans acérrimos.

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No todo es perfecto pero, si los flashbacks torpones de la temporada 2 fueron algo que nos estorbó bastante para seguir la trama, en estos nuevos episodios parecen estar mucho mejor imbricados con lo que sucede en el presente. Así que esa mejoría se traduce en el hecho de que sea más fácil empatizar con los personajes, comprenderlos y acompañarlos.

Gran sorpresa, eso sí, al final, que no solo nos deja al borde de una más que probable renovación por una cuarta parte, sino que directamente ¡la necesitamos! Lupin es, probablemente, una de las series europeas de Netflix con mejor proyección gracias a sus valores de producción y a su arrojo. Muy disfrutable.